Turismo literario: cuáles son los tours en la Argentina y el mundo

¿Qué agrega a la admiración por un autor conocer el lugar donde vivió, escribió y fue enterrado?

El Hotel Balmoral de Edimburgo, donde J.K. Rowling terminó de escribir Harry Potter, es visita obligada para sus fans.
 
Por Delfina Tremouilleres | Melissa Kuris

Tomar un café en en el bar donde J.K Rowling escribió “Harry Potter” o un mojito en donde Hemingway se inspiraba, es lo más parecido a encontrarse con ellos. Caminar por las casas donde vivieron los escritores, y explorar sus jardines, cocinas y dormitorios es, para muchos lectores, un complemento del placer que sienten al internarse en sus libros.

El turismo literario es muy antiguo y tiene tantas variantes como destinos y escritores homenajeados. Con recorridos por bares, lugares que aparecen en las ficciones y librerías favoritas, esta opción turística acerca como ninguna otra a los autores y sus obras con sus fanáticos o curiosos.

Desde escritores clásicos como Oscar Wilde y James Joyce, hasta modernos como Ernesto Sábato y Jorge Amado, los autores homenajeados son diversos. Artistas como Carlos Ruiz Zafón y J.K. Rowling, por ejemplo, cuentan también con recorridos basados en sus novelas. ¿Por qué interesa a tantos lectores conocer los escenarios que rodean la vida y obras de sus autores preferidos?

“Estar en el lugar donde vivió o estuvo el escritor que a uno le gusta da una mejor comprensión de sus circunstancias: cómo vivían, con qué tenían que lidiar. Explorar el campo circundante puede dar pistas sobre su inspiración. Además, permite tener una verdadera idea de cómo era exactamente el paisaje, de modo que pueda compararse con las descripciones”, analiza Nigel Beale, especialista en turismo cultural y literario.
 
Los admiradores de Borges visitan su tumba en Ginebra y recorren los barrios donde vivió, en especial, Palermo.
 
Los bestsellers. J.K. Rowling es una de las escritoras más influyentes de los últimos tiempos. La saga de Harry Potter conquistó a un amplio público a nivel mundial. En Edimburgo es usual la visita de los fanáticos a “The Elephant House” –el café en donde nació la serie literaria y cuyo baño tiene sus paredes repletas de mensajes de los fans de la saga– y el hotel en donde se escribieron las páginas que cerraron la historia del mundo mágico. La habitación 552 del Hotel Balmoral –la “Suite J.K. Rowling”– conserva el escritorio en el que la escritora finalizó las aventuras del joven mago.

Esta modalidad no se limita a los lugares frecuentados por los autores en vida. En Cuba, distintas agencias de viaje ofrecen tours para “explorar la isla con los ojos de Hemingway”. El recorrido dura seis horas y cuesta aproximadamente 4.000 pesos. La casa museo donde vivió el escritor; Cojímar, la localidad en donde se inspiró para escribir “El viejo y el mar”; y sus bares favoritos son algunas de las atracciones que se ofrecen.

En París, el cementerio Père-Lachaise (el más grande de esa ciudad) contiene las tumbas de reconocidos escritores y artistas. Molière, Colette, Marcel Proust y Oscar Wilde son tan solo algunos. La lápida del autor de “El retrato de Dorian Gray” es una de las más visitadas –después de la de Jim Morrison– y está adornada con besos de sus visitantes, una tradición que perdura incluso después de la instalación de una muralla de vidrio para protegerla.

Ficción y realidad. Escocia es también el destino elegido por los fanáticos de “Outlander”. La saga de Diana Gabaldon -que posteriormente se convirtió en serie- es la excusa para recorrer los paisajes memorables donde el norte de Gran Bretaña resultó vencido en su batalla por librarse del poder inglés.

También en Europa es muy exitoso el recorrido turístico de “La sombra del viento”, el éxito de Zafón. El lector puede caminar por las calles de Barcelona como si estuviera acompañando a Daniel Sempere a conocer lugares icónicos de la saga, desde las calles en donde se encontraría el “cementerio de los libros olvidados”, hasta la ubicación ficcional de la librería “Sempere e hijos”, el Asilo Santa Lucía y otros puntos centrales de la novela.

“Todo depende de los departamentos de desarrollo turístico de las ciudades, de si proponen que un autor se comercialice y obtienen el presupuesto para hacerlo. Tienen que creer que los visitantes estarán interesados, adquirir propiedades y materiales relacionados con el autor. Puede llevar años el proceso”, analiza Nigel Beale, creador de “Literary Tourist”, un portal dedicado al turismo literario.

En Dublín comprendieron a la perfección este concepto. La declarada “Ciudad de la Literatura” por la UNESCO tiene un centro cultural que reconstruye la vida y obra de James Joyce. Aunque se destaca la exposición interactiva de su novela más conocida, “Ulises”, también hay otras muestras que profundizan en sus novelas y contexto histórico. Es un ejemplo del interés de un gobierno en fomentar su cultura.

La última ciudad europea en recibir el impulso de una obra literaria es Nápoles. La “saga de las dos amigas” de Elena Ferrante ha impulsado a sus lectores a viajar al sur de Italia y ya hay muchos sitios web que brindan instrucciones para reconocer los puntos vitales de la ficción.

Casa y museo. Muchas de los hogares donde vivieron consagrados escritores fueron reconstruidos con el propósito de recibir a sus admiradores. En Lisboa, la Casa Fernando Pessoa recicló para el público su cuarto y además tiene una sala multimedia y una biblioteca especializada en poesía.

En Chile, la Fundación Pablo Neruda ofrece recorridos por las tres casas del poeta. La Sebastiana, La Chascona e Isla Negra fueron testigos de diferentes momentos de la vida del escritor y cada una cuenta su historia. “Se puede conocer mucho de una persona por su casa. Por sus gustos podes entender mejor quién es el hombre o la mujer detrás de los textos”, explica Maria João Amado, nieta del escritor brasileño Jorge Amado.

La “Casa do Rio Vermelho”, localizada en Bahía, fue el hogar del escritor de “Doña Flor y sus dos maridos” y Zélia Gattai, su esposa. La reconstrucción estuvo a cargo de su familia y sus amigos -entre ellos los artistas Mario Cravo y Tarsila do Amaral-, y fotos, videos, escritos y objetos personales cuentan la historia de vida de Jorge y Zélia.

“Mi abuela quería ver la casa transformada en museo porque la gente pedía ver dónde vivió Jorge Amado y conocer un poco más de su vida. Hoy es una forma de que tengan esa proximidad con el hombre detrás del escritor”, concluye Maria João Amado.

Turismo local. En los últimos años, las noticias de que reconocidos escritores pasarían a tener sus “casas museos” fueron muy bien recibidas. Ernesto Sábato y Juan José Saer son dos de los casos más renombrados.

En 2014, Luciana y Guido, nietos de Sábato, abrieron a la comunidad el hogar donde vivió el escritor en Santos Lugares. “Están sus pinturas, su biblioteca, su máquina de escribir. Todo pensado para que la gente imagine que Ernesto está ahí”, cuenta Guido.

De manera similar, hace unas semanas, el gobierno de Santa Fe compró la casa de Juan José Saer para establecer un centro cultural. Esperan poner en valor la vivienda que ocupa toda una esquina, con el tradicional almacén de ramos generales adyacente, antes de fin de año.

Cortázar y Borges, por su parte, tienen sus propios recorridos por Buenos Aires. Palermo, Almagro y el centro de la ciudad fueron sus lugares más frecuentados y los “city tours” proponen paseos para conocer a los autores en profundidad. Caminar desde sus casas hasta lugares que fueron la escenografía de sus cuentos (como el “Pasaje Güemes” de “El otro cielo”, de Cortázar), es la forma ideal de entender el vínculo de los escritores con su ciudad. Ese fue el objetivo de quienes crearon el proyecto “City tours literarios”.

“Buscamos convertir los paseos en una excusa para hablar sobre literatura: sobre cómo forma parte de la historia, de la sociedad, de la cultura, de la política, de la economía, de las calles”, señala Nicolás Hochman, coordinador del programa de City Tours Literarios.

En la búsqueda de preservar el legado de escritores, especialistas y visitantes rememoran sus vidas celebrándolos con paseos. “El trabajo de los autores a menudo define un país. Por eso es importante mantener las historias vivas. Se trata de preservarlas y celebrar el genio”, concluye Nigel Beale.
 

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