El gran gigante

En el mes dedicado a Roald Dahl, compartimos este excelente trabajo que la profesora Ana Emilia Silva realizó acerca de su obra para niños, adolescentes y adultos. Un recorrido exhaustivo, lleno de ejemplos y citas que, para Bibliotecas para armar, donde tanto queremos a ese gran gigante homenajeado, es un orgullo publicar.

Por Ana Emilia Silva*


El encuentro de hoy tendrá como protagonista a Roald Dahl, escritor versátil, que incursionó tanto en la literatura para adultos como en la literatura para niños, de la que es uno de sus mejores exponentes, no solo por la magia e intensidad de sus tramas, sino también por el respeto hacia el niño lector. Sus narradores siempre toman partido por la infancia y en algunas de sus novelas, el narrador establece una relación de complicidad con los lectores, mediante guiños significativos: “No lo sé. Pero la próxima vez que veas un hombre con barba (lo cual sucederá probablemente tan pronto salgas a la calle), seguramente lo mirarás más de cerca y empezarás a preguntarte acerca de estas cosas”. (Los Cretinos). 

La intolerancia y crueldad de algunos de sus personajes adultos, especialmente los que ejercen poder, es otro de los ingredientes, que a la manera de los cuentos de hadas, hacen inolvidables sus historias. Estos seres de papel semejan fuerzas horrendas y son mostrados en la plenitud de su accionar. Por el contrario, a sus personajes niños los presenta como chicos solitarios y muy inteligentes: “Y el pobre James, por su parte, seguía vivo y de pronto se encontró solo y asustado en un mundo inmenso y hostil”. (James y el durazno gigante). “La tarde del día en que su padre se negó a comprarle un libro, Matilda salió sola y se dirigió a la biblioteca pública del pueblo”. (Matilda).

Los conflictos de poder son un elemento común en la narrativa de Dahl. Tanto niños como animales son víctimas de adultos dominantes, que ejercen una dictadura despiadada, pero los sometidos salen de su rol pasivo, logran liberarse y vencer a los tiránicos adultos, además de poner en relieve sus hipocresías y contradicciones. La misma temática se mantiene en los textos para adultos. Desfilan hombres y mujeres controladores,  que ejercen una autoridad despiadada, especialmente en las relaciones de pareja.

En nuestro recorrido, presentaremos diversos aspectos de su vasta obra. En el primer tramo, nos detendremos en los textos pertenecientes a la literatura infantil.

El diario El Español afirma que Roald Dahl fue un ser perteneciente a la conspiración mundial de los críos rebeldes. También el mismo Dahl contó a los niños que la narración da sentido a todo, que nos hace trascender y conectar los sentidos últimos de las cosas, que nos delata (…)  y que nos hace más soportable una existencia mundana. 

Escribió diecisiete novelas para niños, ocho fueron adaptadas al cine: Los Gremlins, James y el durazno gigante, (1996), Charlie y la fábrica de chocolate, con dos versiones cinematográficas (1971 y 2005), El fantástico Señor Zorro (2009), El gran gigante bonachón, también con dos versiones, una animada (1989) y otra de 2016, Las brujas (1990) y Matilda (1996).

Por sus historias desfilan adultos crueles que odian y maltratan a los niños, historias hiperbólicas, teñidas de humor negro, personajes y escenarios grotescos, que crean un clima de extrañamiento. Los recursos humorísticos funcionan a modo de válvula de escape, que además de producir sonrisas, evidencian lo patético de las situaciones y hacen sonreír ante episodios, que sin esa mirada cómplice, resultarían insoportables. 

Mucho se ha escrito sobre él y la proyección de su escritura, signada por el humor y la mirada alerta a la condición humana, a sus grandezas y horrores.

Dahl vivió intensamente en diversos escenarios. Nacido en el pueblo de Llandaff, Gales en 1916, de padres noruegos. A los cuatro años, muere su padre. Su infancia transcurrió entre el Reino Unido y Noruega. Tuvo una vida intensa. Fue piloto en la Segunda Guerra. En su libro Volando solo recoge las experiencias en África. En su primer relato narra su accidente de avión en Livia y fue publicado por The Saturday Evenig Post, (1942). Boy, otro de sus textos, recorre episodios claves de su infancia entre aventuras felices y desdichadas; algunas serán material de sus ficciones. Recuerda los castigos recibidos en Saint Peter’s, el internado al que asistió, de los nueve a los trece años (1925- 1929): “Aquel bastón me aterrorizaba. No hay niño en el mundo al que no hubiese aterrorizado. No era un simple instrumento para pegar. Era un arma para herir”.

Los chocolates Cadbury’s, que probaba en el colegio, con el tiempo generarán Charlie y la fábrica de chocolate, donde relata la historia de un niño elegido para visitar la fábrica del  señor Wonka y la relación que se establece entre Charlie y el poderoso señor: “Era la FÁBRICA WONKA, cuyo propietario era un señor llamado Willy Wonka, el mayor inventor y fabricante de chocolate que ha existido”. (Charlie y la fábrica de chocolate).

Las vacaciones en las playas del Báltico, la exploración de islas solitarias junto a sus hermanos; el ingreso a la escuela a los siete años, donde conocerá la rigidez del sistema escolar, serán temas en los que plasmará recuerdos sobre travesuras y sanciones, impartidas estas últimas, a través del castigo físico. La crueldad imperante en las escuelas británicas era ejercida  por maestros y directores. Estas vivencias se retomarán en algunos episodios de Matilda, una de sus novelas más logradas. La directora de la Escuela Primaria Crunchem, la señorita Trunchbull, ser hiperbólico por antonomasia, es el prototipo de lo nefasto, llevada hasta lo grotesco. Era “un gigantesco ser terrorífico, un feroz monstruo tiránico que atemorizaba la vida de los alumnos y también de los profesores. Despedía un aire amenazador, aun a distancia” (…). Otra figura aterradora es la directora del orfanato, la señora Clonkers, evocada por Sofía al contarle su historia al Gran Gigante Bonachón, en la novela del mismo nombre. Sofía recuerda que la directora “nos castigaba si no obedecíamos las reglas de la casa. Por ejemplo, si nos levantábamos de noche o no doblábamos bien la ropa… Nos encerraba  en un cuarto oscuro del sótano, durante un día y una noche, sin comer ni beber”.

En el diseño de los personajes, Dahl despliega un interesante juego de contrapuntos. Por un lado, nos encontramos con la galería de seres llenos de maldad y sus antagonistas, las figuras reparadoras. Los padres de Matilda, prototipos del desamor y la falta de cuidados: “Padres que no demuestran el menor interés por sus hijos y que, naturalmente, son muchos peores que los que sienten un cariño delirante” y la directora ya mencionada. En oposición a ellos, la dulce maestra, la señorita Honey. Las feroces tías de James: Sponge y Spiker que dedican su vida a maltratar a su sobrino y su oponente, el misterioso hombrecito, que surgido de la nada, entrega al niño la bolsa con las bolitas mágicas y afirma que “… nunca más en tu vida volverás a sentirte triste ni desgraciado”. (James y el durazno gigante).

En otra de sus novelas Los cretinos, Dahl retrata a una pareja mayor, el señor y la señora Cretino, que viven en una casa sin ventanas, en su mundo sórdido, despiadado y a modo de interpelación el narrador comenta a sus lectores: “Lo que estoy intentando explicarte es que el señor Cretino era un viejo cochino y maloliente. También era un viejo extremadamente horrible (…) La señora Cretino no era mejor que su marido”. Ambos, además de agredirse mutuamente, son malvados y carecen de empatía. Gozaban maltratando a una familia de monos, a la que tenían encerrada en una jaula: “Chimpa y su familia ansiaban escapar de la jaula del señor Cretino y volver a la selva africana de donde habían venido”. En este texto, el agente liberador será Pájaro Gordinflón, “un pájaro verdaderamente magnífico descendió del cielo y aterrizó en la jaula de los monos”.

La reparación, con un final promisorio, es un recurso que se da en muchos de los textos de Dahl. Los villanos adultos, que odian a los niños o maltratan a los animales son castigados y los inocentes recuperan su libertad y logran ser felices: “… cuando las primeras hojas empiecen a caer de los árboles en otoño, podéis volver a África conmigo”. (Los Cretinos).

Las Brujas comienza con una nota sobre las brujas, en la que un narrador pone en cuestión algunos tópicos. Al hablar sobre el texto, le dice al lector “que este no es un cuento de hadas. Este trata de BRUJAS DE VERDAD”. En este paratexto, siguiendo a Genette, estamos en los umbrales de la ficción, nos resuena como un alerta y se cruza con el  cuento de hadas y de alguna manera lo pone en cuestión porque aquí se habla de la VERDAD y no de la ficción. Concepto reforzado por la abuela del protagonista, que autenticará la veracidad, a través de cinco historias enmarcadas, en la que cuenta desapariciones de niños a manos de las brujas: “(…) he conocido por lo menos cinco niños que, sencillamente, desaparecieron de la faz de la tierra y nunca se les volvió a ver. Las brujas se los llevaron”.

El narrador protagonista es un niño convertido en ratón por el poder maléfico de las brujas. La novela finaliza con una causa noble: la abuela, que acepta la condición de niño-ratón, y su nieto comenzarán la misión de exterminar a todas las brujas del mundo.

Este final no fue respetado en la versión cinematográfica de la novela (1990). El director, Nicolas Roeg cierra la película con el niño que recobra su condición de tal. Hecho que molestó muchísimo a Dahl. 

Nuestro autor también escribió tres libros de poesía para niños: Cuentos en verso para niños perversos (1982), ¡Qué asco de bichos! (1984), y Puchero de rimas (1989).

En Cuentos en verso para niños perversos, Dahl nos brinda siete versiones paródicas de siete cuentos clásicos. A través del humor y la parodia produce alteraciones inesperadas y rompe con el esquema tradicional, utilizando la inversión como recurso. Cambia el típico esquema de los personajes femeninos. Ya no son dulces ni sumisas criaturas. Caperucita es una intrépida niña, amante de los abrigos de piel y las carteras de cuero de cerdo. Blancanieves se transforma en una simpática jugadora, que aprovecha el poder del espejo mágico de su madrastra para que ella y sus amigos no pierdan ni una apuesta. Cenicienta, en vez del príncipe corta cabezas, elige a un hombre honrado que hace mermelada. 

Acordamos con Marcela Carranza, quien sostiene que “el libro de Dahl no busca la mesura ni la condescendencia con lo que se supone “adecuado” desde la óptica de muchos adultos… Tanto la parodia como el humor negro, dos formas subversivas de un orden establecido,- son utilizados por Dahl- para dar surgimiento a otra cosa, otro tipo de literatura pensada para otro tipo de lector”. (Imaginaria N° 273- Marcela Carranza).

Para finalizar, nos detendremos en algunos de los textos escritos para adultos. En ellos, Dahl construye historias, generalmente macabras, terroríficas, algunas autobiográficas signadas por el humor negro, el libertinaje y toques fuera de lo común, en las que predomina la ironía ante la hipocresía de ciertas convenciones.

En El gran cambiazo (1974), que recibió el Gran Prix de L’ Humour Noir, consta de cuatro historias inquietantes, burlescas en las que evidencian las dos caras de la realidad: la mundana y la privada.

En “El invitado” y “Perra”, el protagonista es el tío Oswald Cornelius Hendriks, especie de don Juan, rico, mundano y de gustos refinados. Estos dos cuentos son episodios extraídos del ficticio diario del ficticio tío Oswald y giran sobre las experiencias eróticas del personaje.

“El gran cambiazo” relata la estratagema urdida por dos maridos, que deciden intercambiar a sus esposas durante la noche y así, tener sexo con ellas.

“El último acto” refiere el encuentro de una viuda deprimida con un admirador de antaño.

La temática del libro gira en torno al sexo parodiado y al placer, pero bajo la apariencia desenfadada y con tintes de humor negro, aparece una visión ácida acerca de la fragilidad de las relaciones amorosas, el machismo, la vanidad masculina y las sorpresas inquietantes que puede deparar la vida.

Historias extraordinarias (1977) consta de siete cuentos, escritos en diferentes momentos de su vida. Son historias breves, algunas autobiográficas como “Racha de suerte” y “Pan comido”.

De todos los cuentos de este libro, el más relevante es “La maravillosa historia de Henry Sugar”, en la que se relata la transformación de un jugador y hombre de negocios, después de su viaje a la India. Los tres años que pasa en ese entorno lo modificarán de tal manera, que al  regresar, su vida tendrá otras urgencias.  

Relatos de lo inesperado (1979) es a nuestro criterio, el libro de cuentos más intenso. Son historias protagonizadas por variados personajes, Poseen intriga, humor negro y finales sorpresivos, que producen en el lector un giro en la perspectiva del relato.

Son dieciséis cuentos, publicados en diversas revistas y conforman una galería de intrigas, humor negro, venganzas, crímenes perfectos, dobles intenciones. Muestran el costado más tenebroso del ser humano. 

Para no extendernos, mencionaremos los siguientes:

“Gastrónomos”, “Hombre del sur” y “Apuestas” generan un clima enrarecido y tensión narrativa y el tema gira en torno a las apuestas disparatadas.

“Placer de clérigo”, “La señora Bixley y el abrigo del coronel” trabajan con el tema del cazador cazado.

“Cordero asado”, “La subida al cielo”, nos enfrentan con la rebelión de la mujer sumisa y la forma violenta de terminar con la opresión.

“Lady Turton” y “Nunc Dimittis” ponen en relieve la venganza del hombre humillado.

Tanto en su obra para niños como para adultos, Roald Dahl exploró la condición humana, resaltando los tintes más oscuros y los más diáfanos. 

Esperamos que este buceo haya logrado su cometido: entrar en el mundo del Gran Gigante y permanecer en él como en la casa de un amigo hospitalario.

   

* Ana Emilia Silva es profesora (USAL) y licenciada en letras, egresada de la Universidad Nacional de San Martín. Se ha diplomado en Lectura y Escritura por FLACSO y por la Universidad Nacional de San Martín en las Diplomaturas en Literatura Infantil y Juvenil y obtuvo el Postítulo en Literatura Infantil y Juvenil: CEPA.

Es narradora oral, discípula del profesor Juan Moreno. Integra la Comisión Directiva de ALIJA y es miembro de la Academia Argentina de Literatura Infantil y de la Academia Alas.

Escribe poesía y narrativa, varios de sus textos integran diversas antologías.

Coautora de libros de texto en Lengua y Literatura para Editorial SM y Editorial Kapelusz  y autora de Prácticas de Lengua y Literatura. Pasar la Posta.

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