Irene Singer: ”Estamos todo el tiempo viajando, la vida es un viaje. La muerte es parte del viaje de la vida. Detener la mirada, observar algo y describir eso que observamos”
En el marco del tema de la literatura de viajes, compartimos la conversación de Diana Tarnofky con Irene Singer y Walter Binder en torno a Vademécum de la Flora naturalis imaginaria. El viaje de un libro especial, que partió de la biblioteca de un médico.
Marzo propicio para navegar por viajes y literatura. En sus aguas me sumerjo y estaciono mi barca en la editorial Calibroscopio libros para ver mundos. Está implícita la invitación a viajar por mundos diversos desde su nombre. Me detengo maravillada en uno de sus libros, Vademécum de la Flora naturalis imaginaria.
Bienvenides a este viaje que es muchos viajes simultáneos, llenos de sorpresas, hallazgos, maravillas, se lee en la contratapa de este libro de belleza exquisita:
Vademécum de la Flora natrualis imaginaria- Un compendio práctico y exhaustivo para conocer las especies más fascinantes de la flora universal que pueblan el imaginario humano desde tiempos inmemoriales. El presente volumen reúne (y prescribe) grageas de arte, historia, romance, humor, naturalismo y misterio. Todo en pequeñas dosis de potentes efectos.
Diana Tarnofky: ¿Cómo es el viaje de este libro en el vínculo de ustedes dos, Irene como autora integral, Walter como escritor y editor? ¿Cómo se encuentran esta pasajera y este pasajero cada une haciendo sus propios viajes y encaran este viaje juntes?
Irene Singer: Éste no es el primer libro de Irene Singer y Brenda Twiler. Hace muchos años, alrededor del 2008. Walter me trajo la leyenda del Lirolay para proponerme que yo la ilustre.
Walter Binder: La Leyenda del Lirolay, me fascina a diferencia de todas las demás. Todas las leyendas son la búsqueda de contar un origen o explicación de la naturaleza por parte de cierta cultura. La leyenda del Lirolay cuenta de algo que no existe, o se cree que esa flor no existe. Esa leyenda me ha cautivado siempre. Hice una versión sobre la leyenda un poco más extendida que las versiones que están en circulación y me imaginé que era Irene quién podría ilustrarla, y se la acerqué.
IS: Y yo la ilustré. Luego coincidimos en Tucumán, teníamos cada une que dar una charla en un Congreso. Recuerdo una mesa redonda llena de dibujos y escritos … ¿Ahí nació Brenda?
WB: Y ahí nació la idea de que esto tenía que crecer de otra manera, la leyenda tenía que encontrar algo más. No sé si se me ocurrió ahí mismo lo de Brenda, o luego de toda esa charla, un maremoto de ideas…
IS: Lo que definimos ese desayuno fue que esto iba a ser el viaje de esta botánica en busca de la Flor del Lirolay con la leyenda como guía. Entonces, desechamos todo el libro, y comenzamos de nuevo. Con un cuaderno de viaje. Para hacer ese cuaderno de viaje estuvimos yendo al Instituto Darwinion que es un Instituto de Botánica , donde los botánicos nos prestaron cuadernos y libretas de campo… El director del instituto se enganchó tanto con nuestro proyecto, que accedió a firmar el prólogo que escribió Walter. Es el Diario de viaje de la Dra. Brenda Twiler en busca de la Flor del Lirolay. En el Vademécum, la anteúltima flor que aparece es Lirolay , como un guiño al Diario de viaje de la Dra. Brenda Twiler en busca de la Flor del Lirolay
WB: El diario de viaje, cuenta su última expedición. Luego ella desaparece, y no se sabe más de la Dra. Brenda Twiler. Lo digo y me emociono! Si yo tuviera que contar la historia, comenzaría contando la visita al taller de Irene, encontré unas flores increíbles (que ahora todes pueden conocer gracias al libro). Judith Wilhelm y yo estuvimos allí, le dije: ¡Irene acá tenés un librazo! Y llegué a mi casa y de lo que recordaba comencé a escribir. Izael fue la primera en brotar.
DT: Irene elegiste especialmente estos libros de tu papá que hablan de virus cruentos para ilustrar las flores?
IS: Mi papá falleció en 2015, era médico, me tocó desarmar el consultorio que estaba lleno de libros de medicina. Hablé con un amigo médico y me dijo que estaban todos perimidos. Yo quería quedarme con algunos para trabajar sobre ellos. Mi viejo era cardiólogo, éste debía ser un libro de su época de estudio, está lleno de sus anotaciones. Cuando lo elegí para hacer las flores, no fui consciente que allí estaban descriptas bacterias y virus. Me tentó que fuera un ejemplar numerado y firmado. Tenía algo especial este libro, las anotaciones y dibujitos de mi papá.
DT: Es inquietante. Las capas superpuestas de textos, dibujos, viajes, tiempos, geografías, diálogos. Pareciera que quién se tomó el café del insomnio fuera Walter también y allí surgieron estos textos magníficos en diálogo con el insomnio del café encontrado en el Himalaya por Irene en su viaje, que diera origen a estas flores oníricas y llenas de sutiles fragancias y misterios…
WB: Yo quise mostrarle a Irene que si en esa noche, luego de ver las flores brotaron esas tres flores escritas… ahí había un librazo… Hasta ahí Brenda Twiler no estaba invitada, no había aportado en este proyecto. Irene insistió que le habían encantado esas tres flores, que quería más. Y entonces trataba de viajar, buscar flores de diferentes lugares…
DT: ¿Para escribir te inspirabas en las ilustraciones de las flores? O fue ese primer encuentro con todas las flores y luego continuaste trabajando con tu propio imaginario a partir de esa decantación en vos?
WB: Esa misma noche me vine con las imágenes de esas flores en mi cabeza y pensé en qué me motivaban. Fueron naciendo las primeras. Luego Irene me fue enviando grupos de flores y yo volaba con cada una de ellas. En un momento me excedí, salieron otras historias más. Busqué mucho, algunas flores son de lugares que no conozco. Investigué, busqué por sonidos de palabras. Casi todas las flores que están en otros idiomas, si las buscás en Google encontrás la traducción. Después se me disparaban otras historias, y le decía a Irene: “Fíjate si éstas pueden coincidir con algunas flores dibujadas”. Irene le buscaba a esas historias la flor correspondiente.
DT: Hay algo hermoso en este Vademécum que tiene mucho de dialogar entre ustedes, un ida y vuelta de imágenes y textos que enriquecen las capas superpuestas de lecturas que se ofrecen. Mirarse, escucharse, conversar, leerse. Tiempo común de encuentro donde los dos viajes hacen estación en un momento y se potencian en el cruce de los caminos.
IS: Encontré un primer mail del 2 de marzo del 2018, más de tres años de gérminación tiene este libro: “Muy buen proyecto, me escribe Walter. Te dejo algunos ejemplos de lo que te hablaba, usalos, reformalos o desechalos, lo que prefieras” ¡Mirá lo que pasó!
DT: Este libro propone desafíos, aventura, riesgo, superposición de texturas y lenguajes para crear un nuevo lenguaje
IS: Definiría a este libro como “extra álbum” porque el texto sale de las imágenes de las flores, pero luego los otros dibujos en blanco y negro salen del texto. Un viaje ahí adentro.
WB: Los dibujos en blanco y negro a partir de los textos, son el viaje de vuelta, lecturas e interpretaciones de Irene, que incluso tienen otra conexión más. Irene intentaba conectar también con los textos que están por debajo de las flores (el libro de bacteriología). Buscaba alguna palabra clave ahí.
DT: Si viajo en el recorrido de los libros de Irene Singer en la editorial Calibroscopio, descubro una constante de viajes y propuestas donde los lenguajes plásticos y poéticos crean nuevas aperturas para contar: La decisión de Teodoro (viaje onírico), Espejismos (doble viaje en diálogo, fotografías intervenidas, creación de un nuevo relato), El corazón del mono (viaje a África, un cuento popular traducido e ilustrado por Irene ) y ahora este Vademécum donde ella viaja en el 2017 al Himalaya y en esa noche luego de beber el café anhelado ocurre el insomnio que traerá las flores mágicas.
WB: Te sumo otro libro de Irene, Mago Xul. Ella es convocada a ese proyecto, sin saber cuál será el artista plástico que tendrá que desarrollar. ¡Y ese libro es un viaje! Xul invita a viajar, pero lo que hace Irene es maravilloso.
IS: Hay otro libro, que distribuye Calibroscopio (está publicado en Ediciones de la Tradición) que también es un viaje: El pájaro de la India.
WB: Sos una gran viajera
IS: Contar la propia historia, es un taller que estamos dando juntas con Belén Carballo, escritora y psicóloga, desde mayo del 2020. En el texto de inicio decimos que este taller es una invitación a realizar un viaje por la propia tierra, recorriendo fragmentos de la historia personal. En breve vamos a hacer un retiro de fin de semana para trabajar sobre un cuaderno de viaje.
DT: La misma posibilidad de crear un libro como transporte maravilloso para viajar
IS: Estamos todo el tiempo viajando, la vida es un viaje. La muerte es parte del viaje de la vida. Detener la mirada, observar algo y describir eso que observamos. Eso me fascina de las descripciones que hace Walter de cada flor, no cierran nada, abren la posibilidad de irte para otro lado.
DT: Walter, contame acerca de este lugar de escritor que se desplegó en este libro. Me sorprendió ese juego que hacés con tu nombre para crear a Brenda Twiler. Me conmovió la dedicatoria a tu hija, y observo que Irene se lo dedica a su padre. Muchos caminos de ida y vuelta. Acerca de loque planteas en el epílogo sobre estas culturas matriarcales, donde se considera a la mujer como gestora, creadora y vos arriesgas una voz de mujer, no es Walter quién nos cuenta cada flor, sino la Dra. Brenda Twiler. Y ese viaje imaginario, como una posibilidad inagotable de viajar. Contame, de vos, y de Brenda.
WB: Escribir es algo que me acompaña desde muy pequeño. La fascinación por el escritor me la descubrió una maestra de primaria. En plena pandemia la pude contactar, le pude decir:”¡Ya está! María Angélica, estoy escribiendo y publicando”. Ella en quinto grado me dijo, pero vos vas a ser escritor! Están Los Cocodrilos que están editados en Calibroscopio, pero es difícil ser escritor de tu propia editorial. Brenda Twiler me da otra posibilidad. La editora reconocida de la editorial es Judith Wilhelm. Brenda me abre los caminos más fácilmente, tanto en Calibroscopio como en la otra editorial que quizá publique el otro libro de Brenda. Por otro lado, la cultura matriarcal de los Iroqueses me partió la cabeza, esa gente tiene una filosofía maravillosa de la vida y la tenían clara muchísimo tiempo antes que la cultura occidental, con un espíritu más pacífico que el de los hombres. Es indudable que la mujer que viene a cambiarme la cabeza y el espíritu diario en los momentos malos es Mae, mi hija. Me enseña cosas todo el tiempo, que la vida es algo que hay que vivir de otra manera, que hay que disfrutar. Eso me lo enseña Mae, desde hace mucho tiempo. Todo confluía: Brenda, Judith que me editaba, las flores, Mae, Irene (la motivadora de todo) Es un libro muy femenino, aunque una de las personas no lo es. Estoy muy contento de ser Brenda y ser Walter. Esta anécdota que me cuenta Irene de su viaje al Himalaya en 2017 y que figura en el prólogo, me había resultado muy divertida y me había quedado flotando. Después me volvió cuando tenía que hilvanar las flores con las historias y con Brenda. Entonces decidí incluirla ahí. Este viaje por el Himalaya se conecta con este otro viaje de la Dra. Brenda Twiler, investigadora y apasionada por lo que hace. Estaba todo allí en suspensión. Irene me iba convidando los datos, y empecé a hilvanar, haciendo nexos.
DT: Poderosísimo, en el encierro más absoluto ustedes se hicieron un gran viaje con el propio alimento de la creación
WB: Una de las pocas salidas placenteras que teníamos, era entrar a esos zooms, compartir las flores, los textos. Eran los peores momentos de la cuarentena y encierro y estos encuentros eran nuestras salidas. Y en medio de esta pandemia, estamos trabajando con un libro de base de medicina, ni Irene ni yo podíamos encontrar una solución a la pandemia .Ahí surgió esa opuesta total: Coronavirus se transformó en Plebeya Citrus. Esta flor inspirada en el libro de bacteriología del papá de Irene, y otro tanto en el tiempo en que fue creado este libro, en plena pandemia quería encontrar una flor que revirtiese lo que estábamos pasando: del corona encontré a la plebeya y en contra del virus algo que rimara pero que fuera más sanador.
DT: Surgía el nombre de la flor y luego el texto? O sucedía lo contrario? ¿Cómo fue ese juego creativo?
WB: Primero el texto, la definición, la historia, ver qué musicalidad le encontraba. En muchas flores, como elegía también el lugar de donde provenían, iba al traductor de Google y escribía alguna frase para escuchar y ver cómo era en ese otro idioma, qué sucedía con esa música. Por eso a Kautriga meitennakti, que es tan difícil, le estuve buscando varias posibilidades para que me diera un nombre, quiere decir Niña tímida de las sombras. Le encontré un significado con un nombre que sonara algo científico que le pudiera corresponder.
DT: Qué interesante tu propuesta de escritura con ciertas restricciones, vos mismo abriéndote juego a vos mismo en esa búsqueda: por un lado la imagen, por otro lado de dónde venía, por otro lado la sonoridad del nombre en la traducción que te acercara a las características de la flor… ¡Un montón de ingredientes nutrientes para salir a escribir, para inventar mundo, y todo esto en la voz de la investigadora y viajera Dra. Twiler!
WB: Creo que el libro termina ensamblando porque el juego que tuvimos con Irene fue permanente, nos divertimos mucho creando este libro. El componente lúdico estuvo siempre presente.
IS: Estamos sumamente felices con este libro, la editora, nosotres. Felices con los comentarios que van llegando de les lectores compartiendo la felicidad de encontrarse con Vademécum.
WB: Quisiera resaltar el trabajo de la editora Judith Wilhelm, la sutileza y potencia de la tapa del libro, una verdadera invitación a entrar y desear leerlo.
DT: Muchísimas gracias querida Irene, querido Walter, querida Judith por acceder a compartir estos intersticios del camino creativo de Vademécum. Muchas gracias por alimentar nuevos viajes con estas flores magníficas.
Brenda Twiler, Irene Singer
Calibroscopio, 2021.
Para seguir leyendo:
https://avionqueva.com/2022/01/24/vademecum-de-la-flora-naturalis-imaginaria/
Diana Tarnofky, Tallerista del Programa Bibliotecas para Armar.
Marzo 2022
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