A 40 años: Malvinas en los libros para niños y jóvenes
A cuarenta años de la guerra de Malvinas, y en consonancia con el ciclo del Laboratorio de análisis y producción de LIJ dedicado al tema (en el que ya recibimos a Franco Vaccarini, Sandra Comino y los hermanos Sevilla), Mario Méndez realiza esta suerte de resumen de los libros que circulan desde hace años y de los que empezaron a circular recientemente.
Por Mario Méndez
Con el aniversario número 40 de la Guerra y el éxito que desde 2010 vienen teniendo en nuestra LIJ los libros históricos que hacen referencia a las efemérides, era esperable que en este 2020 hubiera una oferta rica, frondosa, de libros sobre Malvinas. A la vez, era un desafío, porque como bien dijo en una oportunidad un editor importante, “los libros de Malvinas nunca funcionaron”. Un ejemplo, quizás, dentro de la LIJ, son los dos libros pioneros: Nadar de pie, el primero de todos según creo, editado en 2010 por la desaparecida editorial Libros del náufrago, y luego reeditado por Comunicarte que, si bien hizo y sigue haciendo su recorrido, no fue un boom de ventas como a veces ocurre con los libros que acompañan los grandes hitos de nuestra historia. Otro ejemplo posible, siempre hablando de los pioneros, es Nunca estuve en la guerra, novela de Franco Vaccarini que comenzó su recorrido en la colección Reloj de arena de la editorial Atlántida (que, ay, ya no hace libros) y siguió en la colección gran angular de SM, editorial que estuvo en boca de todos en el último mes por su partida de la Argentina. Estas dos novelas pioneras son, por cierto y mucho más allá de la menor o mayor suerte que hayan tenido en la cosecha de lectores, excelentes. La novela de Sandra Comino pone la mirada en las mujeres y la guerra: las protagonistas son Gaba, una joven viuda que pierde a su marido aviador en las Islas y su hija Mavi, que nunca conoció a su padre. La de Franco Vaccarini, en cambio, es muy autobiográfica. El autor estuvo en la base de Puerto Belgrano, ocupado en la enfermería, recibiendo chicos que volvían de la guerra. Francisco, el protagoniosta, el alter ego que cuenta la historia, no estuvo en la guerra, pero sí estuvo, sin duda. Esa es la premisa de una novela conmovedora.
Pioneros son también tres libros muy particulares. Uno es un libro álbum, Como una guerra, de Paula Adamo y Andrés Sobico, que cuentan la guerra con enorme sutileza y gran belleza, otro es el libro Pipino el pingüino, el monstruo y las Islas Malvinas, que escribió el excombatiente Claudio Garbolino, en principio para su nieto y luego para todos los lectores, editado por Dunken y declarado de interés educativo por el Ministerio de Educación de la Nación y, finalmente, la imperdible antología Las otras islas, editado por primeva vez en 2012, por la exAlfaguara (hoy Loqueleo) y que tiene entre otros títulos, el que da nombre al libro, de Inés Garland, el ya clásico “No dejes que una bomba dañe el clavel de la bandeja”, de Esteban Valentino, “Memorandum Almazán”, de Juan Forn y “Clase 63”, de Pablo De Sastis, entre otros cuentazos.
Desde finales del año pasado y en los principios de este, la LIJ ha disfrutado de la aparición de una buena cantidad de libros que abordan el tema. Loqueleo publicó la novela La tía, la guerra, de Paula Bombara, quien tomó el desafío de contar para chicos pequeños, algunas cuestiones cruentas de la guerra, y también, de la dictadura. Con una gran capacidad de síntesis, Paula Bombara puso en la mirada de Juli, un chico de alrededor de 7 años y su tía viejita, la Titi, y en la memoria de la madre de Juli, sobrina de Titi, muchas de las cuestiones que como artista, y también como militante, la preocupan. Ahí están los muertos de la guerra, pero también los desaparecidos y los exiliados, en líneas sutiles. Loqueleo también nos trajo una antología novedosa: Donde se acaba el viento, con cuentos reeditados de Elsa Bornemann, Ricardo Mariño y Gustavo Roldán, más dos escritos y publicados al calor del momento: los excelentes “La maestra”, de Laura Ávila, que fechado en 1974 cuenta una experiencia de educación e intercambio con Malvinas previo a la guerra, y que por cierto conmueve, y “Herido de sombras”, un cuento que el autor, Martín Blasco, define como “levemente fantástico” y es sin duda inquietante y sutil. La ilustración de tapa, de Juan Caminador, lo muestra.
En Norma los libros fueron tres: Postales desde Malvinas, un libro de no ficción del especialsta e historiador Federico Lorenz que es una apuesta interesantísima. La propuesta es contar Malvinas desde la mirada de un visitante, antes y después de la guerra, sin poner el foco exclusivamente en ella, aunque esté presente todo el tiempo. Ilustrada con fotos que el propio autor tomó en sus viajes, como postales, este libro no solo conmueve: encanta. Junto con Postales desde Malvinas se publicaron las novelas Las sonrisas perdidas, de mi propia autoría, de la que solo diré que toma el punto de vista de un chico de 11 años y de un soldado que va a la guerra, para contar una historia dura, de amor y memoria, y El secreto del abuelo, bellísima novela para primeros lectores de una maestra del género, Margarita Mainé. ¿Cómo contarle Malvinas a un chico o chica chiquitos? Así, como lo hace Margarita.
La editorial Estrada publicó La lista, novela de Verónica García Ontiveros que tuve la suerte de leer cuando era un original. Bellísima, conmovedora, coral, una novela circular, “estereocópica”, como la define Pilar Muñoz, encargada de las actividades que acompañan al libro, que también podría leerse como una serie de cuentos enmarcados.
La editorial Salim, hace apenas un mes, publicó Malvina. Historias en papel de chocolate, fuerte novela escrita a cuatro manos por los hermanos Fabián y Ariel Sevilla. No se ahorran durezas, los autores. Ni tampoco sensibilidad, sobre todo en la mirada ingenua de Guille, el protagonista niño en 1982 y del propio Guille, 37 años después, devenido profesor y escritor sin novela.
Finalmente, Quipu publicó (o está a punto de publicar) una novela de Guillermo Barrantes, que tuve la suerte de prologar: Malvinas. Tras los rastros de un misterio, novela que elige contar Malvinas desde un punto de vista fantástico, que por momentos roza el terror, para relatar, a fin de cuentas, una historia de amor.
Libros álbum, cuentos, novelas: de todo hay para leer con los chicos y chicas sobre la guerra de Malvinas, la dictadura que nos llevó a ella, la memoria. Se leerán mucho en este año de aniversario. Ojalá se sigan leyendo luego.
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