Lester Bangs un accidente de dios - La reacción de la mierda ante el desajuste del carburador

Este sábado 30 de abril se cumplen 40 años de la muerte de Lester Bangs, una de las figuras más interesantes y revulsivas del periodismo y la crítica de rock de ese momento. Lo recordamos con esta nota de Marcelo Iconomidis.



Por Macelo Iconomidis



"Los únicos críticos a los que vale la pena prestar atención 

hacen algo encantador, y eso siempre es un millón 

de veces más importante que hacerlo realidad"

Henry Louis Mencken


"La grosería es el criterio más verdadero para el rock 'n' roll"

Lester Bangs


El personaje necesita presentación porque excedió los entumecidos marcos de la crítica de rock. 


Leslie Conway Bangs nació en 1948 en El Cajon, California. Su padre era camionero, frecuentemente desempleado, su madre testigo de Jehová y Bangs un joven que, en la escuela secundaria, fue cautivado por los libros de Jack Kerouac y la música de Miles Davis. Cuando el profesor de gimnasia le ordenó que escribiera un ensayo de diez páginas por cada uno de los cinco días de clases que había perdido, Bangs entregó una historia de cincuenta páginas llamada "Héctor, el mono homosexual". Fue el momento de abandonar la somnolienta California hippie de los años setenta para radicarse en la mugrienta Detroit. Ahí el rock olía a futuro.


Publicó más de ciento cincuenta textos en la revista Rolling Stone, que su jefe de redacción vetó inexorablemente por la falta de respeto hacia los músicos. Encontró en la revista Creem, fundada por el entorno White Panther de John Sinclair, un lugar más amigable para sus escritos. Surgido de las huestes del Nuevo Periodismo de los sesentas, como Tom Wolfe y Hunter Thompson, Lester Bangs reconoce a William Burroughs como su principal influencia y fusiona su sensibilidad, juicios y prejuicios, con los recursos clásicos de la literatura beatnik. Greil Marcus menciona la recopilación de cinco millones de palabras entre ensayos, reseñas, polémicas y críticas publicadas e inéditas. 


Sus gustos musicales siempre estuvieron cercanos al rock primitivo y la música negra:  ruido, libertad y emoción visceral. Así conectó el punk rock de fines de los setenta directamente con las bandas de garage tipo Stooges, Count Five, Blue Cheer o The Seeds que fueron la contraparte del bucolismo hippie. 


Su erudición y mordacidad dotaron a la crítica musical de una conciencia histórica que estaba ausente. No observó ninguna contradicción entre las bandas de rock sobre las que estaba escribiendo y las grandes ideas vigentes en la literatura y la política de la época. Su precondición más profunda fue que la música materializa emociones.


Lester Bangs presumía de sus contradicciones. Vivió tan exuberantemente como escribió. Valoraba las dudas sobre sí mismo y se reservaba el derecho a equivocarse. En el rock y el pop no importaba la música sino el desgarro interior. Cualquiera haya sido el valor que tuvo su trabajo como análisis cultural, no fue la exégesis sino la inferencia testimonial el combustible que lo impulsó. Su escritura no fue una respuesta a la cultura pop sino a su representación.  


Elvis Presley fue su mayor epifanía. Cuando lo vio por primera vez en el escenario dijo: "tengo una erección del corazón". En la frase habita un pasaje literario digno para un retiro célebre.


Abordó la belleza de discos como "Astral Weeks" de Van Morrison, el inefable "Metal Machine Music" de Lou Reed, la machacona intensidad del glam rock en Slade, el "Metal Box" de PIL y su derrumbe civilizatorio; abjuró del machismo en el post punk reemplazando a The Clash por Au Pairs, Raincoat y The Slits, canonizó el primer disco de Blondie para fustigarlos tiempo después luego de un intento fallido de relación amatoria con Debby Harry, confeccionó una gúia tóxica para un concierto de Tangerine Dream o Kraftwerk tanto como resaltó la incomprensión de la prensa con la obra de Captain Beefheart. Pudo establecer el eslabón oculto entre el garage-rock más irresponsable de The Ramones y la vanguardia que oscila entre Albert Ayler y John Coltrane hasta Arto Lindsay. Su nombre ha sido invocado en letras de canciones desde Bob Seger hasta REM.



También pudo ver el desgaste anticipado de propuestas como Led Zeppelin y ELP, reprobar a Jethro Tull porque le recordaba a la música folclórica vietnamita, señalar a Jefferson Airplane como "diletantes radicales" o promover cortocircuitos con su admirado Lou Reed en discusiones sobre las canciones de David Bowie a las que consideraba menores respecto de temas como "Woolly Bully".


En su ensayo "James Taylor Marked for Death" sobre el egocentrismo en la música, declaraba que "el arte y el rock 'n' roll son una broma y un error que nadie puede ignorar o destruir ya que el primer error del arte es asumir su propia seriedad". 


Promovió el rescate de las llamadas "basuras musicales" que el negocio mainstream del rock descartaba, así como cuestionó las pretenciosidades de algunos críticos de la intelligentzia corporativa. Se radicó en Nueva York y fue el factótum de "las anticipatorias flores arrojadas en los basureros" que dieron origen al movimiento punk.


Ejerció un deporte universal silencioso: romper un disco en mil pedazos luego de una desilusión inesperada. Rearmarse para volver a escucharlo. Revisarlo con cristales nuevos y con el óxido corrosivo del tiempo transcurrido. Excesos, sabiduría, erudición y sátira desde una Remington con teclas y sin percutor.


Bangs se hundió en el barro de las palabras que lo depositaron en su lugar de origen: la trinchera que le permitió exceder la lógica de reseñar discos como vulgata de periodista-fan para adentrarse en la redacción de piezas literarias con maliciosa ironía. Sin miramientos ni contemplaciones. Fue impiadoso con las vacas sagradas del rock y abjuró del malentendido entre música popular y el culto a la masividad. También prescindió del paraíso de la nostalgia, aquel continente idealizado de un pasado que canoniza filones de gloria donde solo existen cavilaciones en tiempos confusos. La inocuidad de la crítica de rock en los medios vernáculos representa la idea opuesta a los conceptos vertidos por Bangs, porque la primera condición para la supervivencia es la declaración de amistad con los músicos. 


Murió a los 33 años, el 30 de abril de 1982, al combinar un cóctel de Valium y Darvon. En la bandeja giradiscos estaba “Dare” de The Human League. 


Quedaron inconclusos los textos críticos sobre sus propios discos, como la banda Birlands que formó con Mitchel Lee Hyman (hermano de Joey Ramone), las sesiones con su amigo Peter Laughner en la redacción de Creem, o el disco "Jook Savages On The Brazos" con el grupo The Delinquents. 


¿Sería impiadoso con su música o simplemente la contemplaría como un accidente de Dios?

No sabemos si permanece atormentado en la eternidad por el arpa de un ángel interpretando "Stairway to Heaven", pero sí sabemos que Detroit y el ruido sucio fueron su paraíso terrenal.  





Discografía:


Lester Bangs And The Delinquents "Jook Savages On The Brazos"


https://www.youtube.com/watch?v=sdOf7LpU9mw


Birdland "Birdland with Lester Bangs"


https://www.youtube.com/watch?v=p3RyhCHJVjc&list=PLB745FF40C7DC791A



Filmografía:


La actuación de Philip Seymour Hoffman en la película "Almoust Famous" interpretando a Lester Bangs. Por lo pronto, Hoffman murió de la misma manera que Bangs; aunque era adicto a la heroína.



https://www.youtube.com/watch?v=tiwYRwyEXCs

https://www.youtube.com/watch?v=Nvuv0357O8I


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