120 años del nacimiento de Luis Cernuda

Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de Luis Cernuda, uno de los poetas fundamentales de la Generación del 27 española. Publicó su primer libro, Perfil del aire, en 1927. Oriundo de Sevilla, en 1929 se instaló en Madrid y comienza a asistir a tertulias literarias, junto a Vicente Aleixandre y Federico García Lorca. Su amor no correspondido por el actor Serafín Fernández Ferro le inspiró dos libros: Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. En 1938 abandonó España. Su exilio lo llevó a vivir en Escocia, Estados Unidos y México. Allí murió, el de noviembre de 1935. Lo recordamos con tres de sus poemas, publicados en La realidad y el deseo.



Soñando la muerte

Como una blanca rosa
Cuyo halo en lo oscuro los ojos no perciben;
Como un blanco deseo
Que ante el amor caído invisible se alzara;
Como una blanca llama
Que en aire torna siempre la mentira del cuerpo,
Por el día solitario y la noche callada
Pasas tú, sombra eterna,
Con un dedo en los labios.

Vas en la blanca nube que orlándose de fuego
De un dios es ya el ala transparente;
En la blanca ladera, por el valle
Donde velan, verdes lebreles místicos, los chopos;
En la blanca figura de los hombres
De vivir olvidados con su sueño y locura;
En todo pasas tú, sombra enigmática,
Y quedamente suenas
Tal un agua a esta fiebre de la vida.

Cuando la blanca juventud miro caída,
Manchada y rota entre las grises horas;
Cuando la blanca verdad veo traicionada
Por manos ambiciosas y bocas elocuentes;
Cuando la blanca inspiración siento perdida
Ante los duros siglos en el dolor pasados,
Sólo en ti creo entonces, vasta sombra,
Tras los sombríos mirtos de tu pórtico
Única realidad clara del mundo.

La sombra

Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.

Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía

Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora

Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.


Contigo

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?



La realidad y el deseo (1924-1962)
Luis Cernuda
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992.

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