Nora Lía Sormani y Guillermina Marino: “En la pandemia tuvimos que optar. O nos quedábamos quietitas y no hacíamos nada o nos dedicábamos a hacer catálogo”

Seguimos de paseo por las editoriales. Esta vez visitamos (o nos visitaron, es rara la virtualidad) las editoras de una editorial muy joven: Jacarandá editoras. Hablamos de su nacimiento en plena pandemia, de sus proyectos en marcha, de su apuesta a la memoria, al teatro, a la ilustración. Una hermosa charla.

Mario Méndez: Buenas tardes. Una tarde más en este ciclo de encuentros con editores. En los márgenes ya hay saludos: Claudia Cadenazo, compañera de ALIJA, Cris Ramos, que ya estuvo como escritora y como editora, Guille, que nos saluda, y a quien le vamos a hacer muchas preguntas. La verdad es que hoy tenemos un público de lujo. Las habituales compañeras del taller, varias compañeras de ALIJA, escritoras, editoras, especialistas…Está Seba Vargas, Nora Lía, Claudia Candioti, Debby, Ana, Antonella Calabró, Pablo, Mónica Rodríguez, compañera de larga data, de la carrera de Edición y de ALIJA. Bueno, tenemos acá a dos valientes editoras, que empezaron con Jacarandá en plena pandemia. Imagino, obviamente, que no habrán decidido empezar porque había una pandemia, pero les tocó. En el 2019, Nora Lía Sormani, especialista en literatura y en especial en teatro, y Guillermina Marino, ilustradora, ambas colaboradoras permanentes de ALIJA y miembros, por supuesto, de nuestra institución, se atrevieron a esta aventura de hacer una editorial. Y, también por supuesto, cuando empiezan, como todas (salvo en algún caso extraño de lavado de dinero), son chiquitas. Pequeñas editoriales que, si hay suerte, van creciendo, llegan a medianas, o a grandes. Nora Lía y Guillermina me decían que ellas tienen, cuando se presentan, cuando van a encuentros, cuando están con su público, un manifiesto que leer. Y me encantó la idea, así que vamos a empezar por ahí. Chicas, bienvenidas, escuchamos el manifiesto. 

Nora Lía Sormani: Bueno, Mario, muchas gracias. El honor es nuestro de estar acá con todos ustedes y con tan hermoso público. Así que gracias por esta invitación. Como vos decías, somos nuevitas, nuevitas. No sabíamos en 2019 que se nos venía una pandemia. A pesar de todo, acá estamos, resistiendo. Este manifiesto lo hemos tomado de otro que nos pasaron unas compañeras de Guatemala. A partir de ahí, lo readaptamos, Empiezo leyendo yo. 

Lo que hemos aprendido hasta ahora

Leer es niñez y juventud, porque los niños y los jóvenes también son personas. Porque sabemos que deben ser tratados con respeto como seres humanos, reconocidos por sus derechos humanos universales, y sus responsabilidades. Esta es una real inclusión. Pero leer también es libertad. Es de las pocas acciones que no admite el modo imperativo. Leemos en voz alta, murmurando o en silencio. Y se puede hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Leer es ser, es estar y crecer. Pero también leer es comunidad. Porque la literatura infantil y juvenil no solo une a los lectores: también a los profesionales, como en este caso. Autores, ilustradores, mediadores, bibliotecarios, maestros, investigadores, especialistas e interesados en la literatura. Y también a las madres y a los padres. Queremos también leer en la escuela, en las bibliotecas y en el hogar. Pero también leer es revolución, porque si la literatura en general promueve ideales y conciencias, la literatura infantil y juvenil promueve la cohesión social y la participación más activa de la ciudadanía en la vida social y política. Creemos en eso. Pero también leer es diversidad, leer es descubrir, leer es no tener prejuicios. Leer es leer, porque leemos libros en los que se abren o se encienden y apagan, con muchas o pocas imágenes. Pero también leemos imágenes, versos, pensamientos. Leemos con los dedos, leemos ideas, miradas y labios. Leemos personas. Y como todos los que estamos acá sabemos, leer es magia. Leer también es democracia, porque la lectura nos cobija como grupo, nos incentiva a participar y opinar, fortalece nuestro derecho de libre expresión, equidad, igualdad y tolerancia. Nos crea el sentido de pertenencia y comunidad. Y además, y esto es muy importante en nuestro país, leer es no olvidar. Porque la literatura nos permitirá comprender que nuestras diferencias nos hacen únicos y fuertes. La literatura y la lectura infantil y juvenil, nos ayudará a que nazca y crezca una nueva generación, y que no se repitan algunas de las brutalidades del pasado. Así que, por eso, leer es, para nosotras, Jacarandá Editoras

Así que bueno, este es un manifiesto que tenemos. Si les parece, Guillermina les lee también nuestra gran inspiración, que después les vamos a decir cómo nació y todo. Nuestra gran inspiración son también los pensamientos de muchos de ustedes, de Michele Petit. Así que, si querés, Guillermina, un fragmentito de lo que nos dice Michele Petit sobre esto de la literatura. 

Guillermina Marino: ¿Cómo están? Bueno, les leo. “Te presento a aquellos que te han precedido y el mundo del que vienes, pero te presento también otros universos para que tengas libertad, para que no estés demasiado sometida a tus ancestros. Te doy canciones y relatos para que te los vuelvas a decir al atravesar la noche, para que no tengas demasiado miedo de la oscuridad y las sombras. Para que puedas poco a poco prescindir de mí, pensarte como un pequeño sujeto distinto y elaborar luego las múltiples separaciones que te será necesario afrontar. Te entrego trocitos de saber y ficciones para que estés en condiciones de simbolizar la ausencia y hacer frente, tanto como te sea posible, a las grandes preguntas humanas, los misterios de la vida y de la muerte, la diferencia de sexos, el miedo al abandono, a lo desconocido, el amor, la rivalidad. Para que escribas tu propia historia entre las líneas leídas. Lo que para un niño pequeño significa el adulto cuando dispone y abre frente a él los libros ilustrados es también: te presento los libros porque una inmensa parte de lo que los humanos han descubierto lo que está escondido allí. Podrás abrevar allí para dar sentido a tu vida, saber lo que otros pensaron de las preguntas que te planteas, no estás solo para hacerles frente. Te presento la literatura que, como los juegos de cucú o el teatro de sombras, hace aparecer y desaparecer a voluntad. Podrás jugar con ella a lo largo de toda tu vida si tienes ganas, sumergirte en el cuerpo y los pensamientos de seres que difieren radicalmente de ti. Solo la literatura te dará tanto acceso a lo que han sentido, imaginado, temido, aunque vivieran hace siglos, aunque habitaran otras latitudes. Te doy lo que a mi modo de ver es lo más bello. Le darás el uso que quieras, pasarás, a tu vez, lo que ames a tus hijos, o a aquellos en cuyo camino te cruces.”

MM: Qué lindo. Como dicen acá dos de los comentarios en el chat: “¡Guau con el manifiesto!” dice Moni, “¡Ay! Te presento el mundo es tan bello…”, dice Mili, que es compañera bibliotecaria y docente. Se ve que ya lo conocía. Yo no lo conocía. Me encantó. Y del manifiesto me fui anotando algunas altas palabras. “Libertad, revolución, magia, democracia, memoria”. Me gustó mucho eso de que “leer es no olvidar”. Vamos a empezar por ahí. ¿Cómo se planta Jacarandá ante la literatura y la memoria? ¿Qué proyectos tienen? ¿Qué están pensando? ¿Haya alguna cuestión apuntada a la memoria? 

NLS: Justamente una de las novedades que vamos a tener este año tiene que ver con el rescate y la visibilización de la cultura mapuche. Y venimos en ese sentido con Graciela Rendón, que además de una gran escritora es una gran gestora de San Martín de los Andes, gran conocedora de la cultura mapuche, y tiene un cuento que se llama “Un Nahuel me mostró el camino”, que va a ser ilustrado por Juan Pablo Caro. En ese sentido, entonces, abordamos este tema, del olvido, y de las ganas de visibilizar determinadas culturas argentinas, tan queridas por todos nosotros y tan necesarias de conocer. En este momento se está haciendo un trabajo muy lindo entre el ilustrador y la autora. Graciela le va contando detalles y cosas, que después él traslada a las ilustraciones. Así que sí, nosotras, conmovidas con esto de no olvidar, justamente en este momento estamos en este proceso de trabajo con este libro que se llama “Un Nahuel me mostró el camino

GM: A la hora de documentarse hay muchos elementos que pertenecen a los mapuches que viven más del lado chileno. Entonces Graciela es muy cuidadosa de que los elementos pertenezcan a nuestro país. 

MM: Es realmente una muy buena escritora, Graciela. La conozco, es amiga, me ha alojado ahí en San Martín de los Andes alguna vez. Tiene un libro muy lindo con Abran Cancha. Creo que son veinte historias de mujeres, que van desde Lucy, la mujer que encontraron los antropólogos mientras escuchaban a Los Beatles, hasta Evita, y otros personajes de la historia universal.

NLS: Es la cultura de la que ella viene y de la que ella rescata. Por eso en este caso vamos por eso. Queremos eso. Y le acercamos el cuento que ella nos presentó, y que venía de buena fuente, respecto de sus conocimientos de la cultura mapuche. Y decidimos que se podía hacer. 

MM: Buenísimo. ¿Presentaron un libro y un proyecto completo con Juan Pablo, o a Juan Pablo Caro lo eligieron ustedes? 

GM: No, buscamos a Juan Pablo. Creemos que este libro tiene como una estética propia, y Juan Pablo, que es un gran retratista y que trabaja muy bien la acuarela nos pareció el ilustrador que le correspondía a ese libro. Trabajamos eso. Que cada libro sea independiente en cuanto a su estética, si bien tenemos algunas líneas para la colección. Por ejemplo, Pequeño espectador tiene carátulas en las escenas, hicimos una variación en Pequeño espectador Argentina. Como estaba pensado incluso para más chicos que los primeros que habíamos editado, pensamos que debería ser más ilustrado. Pensamos cada libro como un objeto integral independiente.

NLS: Por ahora no se nos dio lo de aceptar un proyecto completo. En general, recibimos el texto o lo elegimos, y después, especialmente por el lado de Guillermina, vamos viendo entre las dos qué estética nos demanda ese texto desde la palabra, desde lo verbal. Y ahí vamos estudiando los ilustradores. Muchos de ellos nos mandan mensajes y se ofrecen. Hay otros que conocemos. En el caso de Guillermina, que es como la diseñadora de arte, me va orientando a mí también. Y elegimos nosotras de acuerdo a la estética del texto que leemos. En un solo caso, que es La luna que miraba, un cuento de Alejandro de la O, él nos trajo el proyecto completo. Que era con la ilustradora María Jesús Álvarez, que es una ilustradora de Rosario. Pero lo que siempre hicimos fue ver qué estética nos demandaba o nos sugería cada texto. Ahí fuimos poniéndole a cada texto un ilustrador. 

GM: Nos pasó algo. Por ejemplo, este año está en imprenta un libro de Mercedes Pérez Sabbi, y buscando estéticas encontré a la lustradora María Lavezzi, que no la conocía tanto. Y pasó que cuando logramos armar la dupla y nos había dicho que sí, Mercedes nos cuenta que tenía dos libros pendientes con María Lavezzi. Y me sorprendió, porque no fui la única que tuvo el ojo para esa dupla. No había llegado a publicarlos porque con el tema de la pandemia se había retrasado, pero se ve que era una pareja que, aunque no se conocían mucho, algún otro editor pensó que era adecuada. Después, en el caso de Carlos Silveyra, que estamos trabajando un libro de teatro, fue él el que estuvo buscando una estética que le parecía y nos aconsejó. Carlos es un gran editor, y obviamente, lo escuchamos. Se inspiró mucho en esta idea de que la obra de teatro tuviera más ilustraciones que las que usualmente tienen las editadas acá, en la Argentina, le gustaba cierta estética y nos presentó un ilustrador. 

MM Cuántas líneas se abren para la charla, cuantos nombres conocidos… A María Jesús la conozco, la vi hace poquito en el stand que ustedes tenían en la Feria con Marita, de MB, y Alejandro de la O, si mal no recuerdo es un chico cordobés, que trabajaba en Aquelarre, y que, “las autopistas de la cultura”, como dice Bourdieu, era del taller de Verónica García Ontiveros.

NLS: Sí, a nosotras nos pasa, que si bien somos nuevas como editoras, al tener las dos carreras anteriores, venimos conociendo y apreciando el campo de la LIJ argentina. Y eso nos ayudó en esas conexiones, en esos conocimientos de las personas. En ese sentido, somos privilegiadas. No empezamos de cero, sin un conocimiento previo. Teníamos un conocimiento de la LIJ, también gracias a ALIJA. Al estar tantos años allí, conocer tanta gente y promocionar escritores, eso nos dio un background para ser editoras ahora. Lo digo por respeto a los editores que tienen tantos años como editores. 

MM: Acá dice Vero: “Así es. Trabajamos ese cuento en taller”. De paso comento que sigue llegando gente. Está buenísimo. Me pone la vara muy alta y a ustedes también. Guille, ¿cómo es esto de ser ilustradora y tener que elegir a los colegas? 

GM: ¡Es difícil! Bueno, la verdad es que yo venía trabajando en edición con Alicia Salvi. Ella había armado su editorial, Discreta Dorotea. Yo estaba trabajando con ella, tenía también un plan editorial, yo ya le había comentado que tenía muchas ganas de hacer algo propio. O sea que siempre tuve la pata ahí, en la edición, en la diagramación… a mí me interesa el libro en general, me gusta todo. No me desligo de mi papel de ilustradora, pero estoy muy interesada en la edición. Sé que hay muchos ilustradores que son apasionados del dibujo, y que si bien prefieren mucho este género, también trabajan en otros: en ilustración de objetos, en otro tipo de trabajo. A mí me interesa puntualmente el del libro infantil. Creo que artísticamente, no es fácil el libro para desarrollarlo visualmente. Creo que hay ilustradores para todo. Hay grandes muralistas, que pueden no saber hacer una narración visual. Es importante eso. Reconocer quién puede narrar visualmente un libro. Y después, la estética tiene que ver también con el escritor, el autor. Por ejemplo, yo en un momento me reconocía incapaz de hacer algo sobre El ogrelito. Es un libro fuerte, con temática fuerte, yo reconozco que soy una ilustradora más naif. Entonces tuve que encontrar un punto medio en el que las ilustraciones fueran más icónicas que narrativas. Es una cuestión de recursos. Y de saber orientar. Por ejemplo, ahora, en el caso de Carlos, él quiere que su libro tenga una estética más similar a la historieta. Un libro de teatro, con una estética visualmente similar a la historieta. Eso es un trabajo que tiene que ver con la edición, con saber encauzar y orientar al ilustrador. Y muchas veces, con alentar, también, porque a veces se reconoce que el ilustrador tiene el talento para el libro, pero de alguna manera se cohíbe… Me acuerdo de haberle escuchado este comentario a Cecilia Repetti: “Yo como editora estoy alentando todo el tiempo y diciéndole al otro que puede”. 

MM: Qué bueno. 

NLS: Podemos nombrar a los ilustradores que tenemos en la editorial. Carlos Villaroel, por ejemplo, que ilustró Gretel y Hansel, que es una obra de teatro de Suzanne Lebeau, una autora canadiense. Carlos Villarroel es de bahía Blanca, ilustró por supuesto, Velkan el hipnotizador, de Maryta Berenguer, que es de Bahía Blanca. De hecho, lo conocimos a partir de ella. Pero también tenemos, en un libro que se llama El sueño de Estrella, que es para los bebés, a Mariana Ardanaz…

GM: Pensó que era un libro para los más pequeños, e hizo trabajo en plastilina. Era el trabajo adecuado. Ahora estamos terminando de trabajar con María Lavezzi… ¿quién más?

NLS: María Jesús Álvarez, que ya la nombramos antes…

GM: Tiene ese estilo naif y romántico que era el adecuado para el libro de Alejandro. Si bien era un proyecto completo y lo tomamos así, la verdad es que hicieron una dupla excelente…

NLS: El de Carlos Silveyra es Federico Combi, y Juan Pablo Caro, que también lo nombramos. Ojo, Guillermina ahí también cumple el rol de ilustradora. 

MM: Después vamos a mostrar el catálogo y vamos a ir viendo libro a libro. Otra vara alta y, me imagino, difícil, pero interesante, es trabajar con un editor con tantísimos años de experiencia como Carlos. Hay que ponerse a editar a un editor que tiene toda esa experiencia en los hombros. Imagino que el diálogo debe ser interesante. 

GM: La verdad es que ahí optamos por tener una editora, Natalia Kananiz, que nos está ayudando, sobre todo por eso. Porque creemos que Carlos tiene que ser escuchado, y entonces Natalia está dedicada especialmente a poder trabajar con él, en el día a día. La obra que él trajo la había estrenado en el teatro, y tuvo que sacarla de Argentores porque no la tenía escrita. El único original que había estaba en Argentores, tuvo que extraerla de ahí, volver a escribirla y aggiornarla un poco. El trabajo que tuvieron con Nati, por ejemplo, con la palabra “discar”, por el teléfono. Es una obra que se estrenó en el ’86. Tuvieron que ir buscando sinónimos. Hoy justo, le decía a Nora, Acá dice: “No veo la línea del mercurio”, por el termómetro. Y la verdad es que le decía que la mayoría usa termómetro digital. Y su bien la protagonista es una señora de antes, hay momentos en los que está bueno que los niños busquen los términos, pero no al punto de complejizar tanto los diálogos. Así que fue un trabajo muy puntual el que tuvieron que hacer. 

NLS: Sí. Aparte, Carlos es muy apasionado, así que hay mucha comunicación constante. La verdad, un placer. Nosotras teníamos miedo en el sentido del conocimiento, ¿no? Pero al contrario, es comunicativo, propositivo, y con ganas de que saliera lo mejor posible esta obra de teatro de él. Tampoco es habitual para él tener publicadas obras de teatro. Se animó con nosotras, quizá pensando que tenemos la serie Pequeño espectador, que se dedica al teatro para las infancias. 

MM: Qué bueno. De teatro y de edición, un detalle de lo que sabe Carlos. Él fue el que le propuso a María Inés Falconi que convirtiera su obra de teatro Caídos del mapa en una novela. Y pavada de éxito tuvo. Tiene como diez o doce libros. Acá comenta Cris: “Qué bueno lo de Carlos”. Hablando de teatro… ya hablamos con Adela Basch la otra vez cuando vino Abran Cancha. Es uno de los géneros más difíciles, junto con la poesía, de la que sí hablamos mucho con Cris Ramos. Vos sos especialista, Nora. ¿Cuál es el teatro que proponés desde Jacarandá? ¿Y cuáles son tus gustos? 

NLS: Cuando nace la editorial, yo estaba en contacto, justamente con María Inés Falconi, y con Suzanne Lebeau, que había venido de visita, a un Foro de teatro para las infancias. Es una dramaturga canadiense, que tuvo mucho éxito, no solo en su país sino en Francia, y en México. ¿Por qué? Porque ella, en el teatro para las infancias empezó a trabajar con los que llamamos los temas tabúes, los temas difíciles, que creíamos que no se hablaban con los niños. Ella se hizo muy famosa porque trata esos temas tan difíciles de la manera más poética que se les pueda ocurrir. Tiene mucha poesía, en esa dramaturgia que lleva adelante. Y tenía El ogrelito y Gretel y Hansel. En El ogrelito habla sobre la marginación hacia el diferente, y de la necesidad de aceptar la identidad, porque es el hijo de un ogro y una mujer humana, que quiere ocultar la “ogreritud” de ese niño, y entonces calla, silencia. Y el niño es hijo de un ogro, y eso se le cuela por todos lados. Por lo tanto, habla del diferente, pero de una manera muy poética, porque lo cuenta, además, a través de las cartas que se mandan entre la maestra de la escuela (porque el ogrelito tiene que ir a la escuela), y la mamá. Ahí se va narrado toda la historia. Y otra de las obras que tiene es Gretel y Hansel. A pesar de que la escribió hace bastante ya era una defensora de los derechos de las mujeres. Y tomando el cuento original, hace una adaptación muy, muy propia, y hasta el niño protagonista dice: “No nos vamos a llamar Hansel y Gretel, nos vamos a llamar Gretel y Hansel”. Entonces, el teatro en Jacarandá Editoras, ingresa de esta manera. E ingresa de una manera diferente, porque por supuesto, a través del aporte de Guillermina, aparece esta necesidad de, por lo menos en algunas de las partes, en las portadas de cada uno de los actos y de las escenas, ilustrarlo. Por eso El ogrelito está ilustrado por Guillermina y Gretel y Hansel por Carlos Villarroel. No solamente abordamos el teatro, sino también un teatro que aparece desde el libro, con ilustración también. Y después dijimos: “Bueno, Suzanne Lebeau es canadiense. Vamos a incluir a los argentinos”. Y entonces editamos Anatolia, de Ana Alvarado, una gran teatrista, muy buena dramaturga para niños. Anatolia es el nombre de una niña, y también trabaja desde otro lado, con otra estética, el tema de los diferentes. Porque Anatolia es una nena que tiene sombra de jaguar. Y hay un jaguar que tiene la sombra de Anatolia. Y es la misma Anatolia, la que tiene que resolver, a través de su forma de estar en el mundo, el tema de su sombra. Habla de la necesidad de resolver los problemas, de saber quién es uno. Ana Alvarado lo hace de la mejor manera, y muy diferente a Suzanne Lebeau. Así que esos son los tres libros que hasta ahora tenemos publicados en la serie Pequeño espectador, que es la de teatro. Y el próximo es Peligro, dulce de leche, de Carlos Silveyra. Que es otra temática diferente. Con Anatolia tuvimos la suerte de que fuera premiado con los Destacados, de ALIJA en el rubro Teatro. Para nosotras, habiendo sido tantos años de ALIJA, y sabiendo lo bien que se trabaja en ese premio, de verdad que fue un honor inesperado. Estábamos en el stand de la Feria del Libro, por primera vez en la Feria del Libro, y la verdad es que fue una gran alegría. Porque además de Anatolia en el rubro Teatro, ganamos con Angie entre las cajas, de Sandra Comino, en el rubro Cuento. Sé que todos los que están acá, saben que es un gran honor recibir ese premio tan cuidado, con tantos especialistas detrás tratando de que salga lo mejor posible. 


MM: Qué lindo. Y voy a aprovechar, (espero que no se me espante y deje de venir los lunes), que tengo acá uno de los responsables de esa alegría y de ese trabajo. Sé del cuidado que tiene ALIJA. Sebastián Vargas formó parte, como saben, del jurado de este año. Nosotros lo cambiamos todos los años, en ALIJA se eligen siempre cuatro jurados diferentes, así que Sebas, otra vez te emboqué y vas a tener que comentar algo de estas obras premiadas. 

Sebastián Vargas: Sí. La verdad es que tuvieron bastante suerte, en el sentido de que es muy difícil recibir dos destacados de la misma edición. Ya es bastante difícil recibir uno. Creo que fueron ustedes y Calibroscopio las que recibieron más de un premio. Así que, sí, el cuento de Sandra Comino es espectacular, es un libro muy bello, y se destacó entre los cuentos para niños y niñas. Y en teatro, no habíamos recibido tantas obras recibidas, pero igualmente, el jurado consideró que Anatolia merecía largamente recibir el Destacado. La verdad es que fueron dos libros que llamaron mucho la atención de todos los jurados. 

MM: Impecable. Piensen que Jacarandá empezó en el ’19, las agarró la pandemia, y ya tienen dos Destacados y un premio Hormiguita Viajera, me decía Guille más temprano. 

GM: Perdón Mario. Aprovecho que está Laura Gutman ahí. Tuvimos el placer de trabajar con ella en la pandemia, en la que fue la plataforma MICA en una linda experiencia. Y después de la Feria tuvimos la suerte de trabajar en el primer, para nosotras, MICA presencial. 

NLS: Sí, la verdad que en el MICA nos trataron como si fuéramos una editorial grande y de muchos años. Con tanto cariño y con tanto amor, que habla de la mirada atenta y cariñosa de quienes están en el MICA. Podríamos haber pasado desapercibidas, pero ahí estuvimos. Eso también nos alentó muchísimo. Lo mismo, lo de estar en la Feria del Libro. De estar en la cueva, en nuestras casas, salir y ver el mundo editorial ahí, volver a encontrarnos, ver a las otras editoriales…

GM: Ahí está Cristina Ramos, Maryta Berenguer de MB, con las que compartimos stand… Teníamos dos opciones en el momento más bravo de la pandemia. O nos quedábamos quietitas y no hacíamos nada o nos dedicábamos a hacer catálogo. La verdad, optamos por hacer catálogo, también trabajamos en una iniciativa que llamamos “Semillero”. Junto con APAER tratamos de capacitar a maestros rurales por Internet. Intentamos hacerles llegar libros, tanto nuestros como otros que considerábamos que eran clásicos, o clásicos contemporáneos, para que cuando los chicos iniciaran las clases hubiera lo que nosotros llamamos “espacios de lectura emergentes de la ruralidad”. Seguimos tratando de trabajar con APAER, porque creemos que lo que tiene que ver con la lectura son semillas que van floreciendo. 


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