135 años del nacimiento de Blaise Cendrars

El jueves pasado se cumplieron 135 años del nacimiento de Blaise Cendrars. Nacido en Suiza, adoptó la nacionalidad francesa a los veintinueve años. Participó de la Primera Guerra Mundial, en la que perdió el brazo derecho. Además de escribir, Cendrars era pianista, y esta mutilación determinó que eligiera definitivamente a la escritura como medio de expresión. Los viajes, que realizó (con sus padres en la infancia y en soledad desde muy joven), tienen una fuerte presencia en su poesía. Lo recordamos compartiendo tres de sus poemas.



Torre

   Castellamare
Yo comía una naranja a la sombra de un naranjo.
Cuando de improviso...
   no era la explosión del Vesubio,
no era la nube de langostas, una de las diez plagas de Egipto
ni Pompeya.
No eran los gritos resucitados de los mastodontes gigantes.
No era la trompeta anunciada
Ni la rana de Pierre Brisset
Cuando de súbito
Fuegos
Choques
Rebotamientos
Chispa de los horizontes simultáneos
Mi sexo.
     ¡Oh Torre Eiffel!
No te he calzado de oro
No te hecho danzar sobre lozas de cristal
No te he dedicado a Python como una virgen de Cartago
No te he revestido con el peplum de Grecia
No te he hecho divagar en el recinto de los menhires
No te he llamado nunca Caña de David, ni Leño de la Cruz

   Lignum Crucis
¡Oh, Torre Eiffel!
Fuego artificial gigante de la Exposición Universal.
Sobre el Ganges
en Bernarés
entre los trompos onanistas de los templos hindúes
y los gritos coloreados de las multitudes de Oriente
tú te inclinas, ¡graciosa palmera!
Eres tú la que en la época legendaria del pueblo hebreo
confundiste la lengua de los hombres
¡Oh, Babel!
Y algunos miles de años más tarde eres tú la que descendiste en
   /lenguas de fuego sobre los apóstoles reunidos en tu iglesia.
En pleno mar tú eres un mástil
y en el Polo Norte
resplandeces con toda la magnificencia de la aurora boreal de la
   /telegrafía sin hilos.
Las lianas se enredan en los eucaliptos
y tú flotas viejo tronco sobre el Missisippi,
cuando tu hocico se abre
y un caimán coge el muslo de un negro.
En Europa tú eres como una horca
(Yo quisiera ser la torre, pender de la Torre Eiffel)
Y cuando el Sol se acuesta detrás de ti
la cabeza de Bonnot rueda bajo la guillotina.
En el corazón de África eres tú la que corres.
Jirafa.
Avestruz.
Boa.
Ecuador.
Monzones.
En Australia, tú siempre has sido tabú.
Eres el bichero que el capitán Cook empleaba para dirigir su barco
   /de aventureros.
¡Oh, sonda celeste!
Para el simultáneo Delaunay a quien dedico este poema
eres el pincel que él empapa en la luz
Gong tam-tam zanzíbar bestia de la jungla rayos X expreso bisturí,
sinfonía.
Tú eres todo.
Torre.
Dios antiguo.
Bestia moderna.
Espectro solar.
Tema de mi poema.
Torre.
Torre del mundo.
Torre en movimiento.

Revista Letras, Santiago de Chile, 1940
Traducción de Angel Cruchaga Santamaría



Retrato 

Duerme

Se despierta

Ahora pinta

Agarra una iglesia y pinta con la iglesia

Agarra una vaca y pinta con la vaca

Con una sardina

Con cabezas, manos, cuchillos

Pinta con un nervio de buey

Pinta con las pasiones exageradas de una villa judía

Con la exacerbada sexualidad de la provincia rusa

Para Francia

Sin sensualidad

Pinta con sus piernas

Tiene los ojos en trasero

Y de pronto termina tu retrato

Eres tú, lector

Soy yo

Es él

Es su novia

Es el abarrotero de la esquina

La vaquera

La partera

Hay cubetas con sangre

Donde bañan a los recién nacidos

Cielos de locura

Bocas de la modernidad

La Torre tirabuzón

Las manos

Cristo

Él es Cristo

Pasó su infancia en la Cruz

Todos los días se suicida

De pronto, ya no pinta más

Se despierta

Ahora duerme

Con su corbata se estrangula

Chagall se sorprende de estar vivo


Traducción de Eduardo Conde


Orión

Es mi estrella

Tiene forma de mano

Es mi mano que sube al cielo

Durante toda la guerra yo miraba

A Orión desde una almena

Cuando venían los zepelines para

Bombardear París

Siempre venías desde Orión

Hoy está sobre mi cabeza

Un gran mástil atraviesa la palma

De esa mano que debe sufrir

Como yo sufro con mi mano

Continuamente herida

Por un dardo


Traducción de Eduardo Conde

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