Historias al borde de la ficción
Al límite con las experiencias. Al borde de de la clínica o de la fantasía, las historias pueden ser reales, imaginarias, ficcionalizadas, pero siempre resultado de una lectura. Lectores inquietos anuncian las perspectivas posibles para entrar en los textos y Libro de arena celebra la posibilidad de compartir sus miradas. Por eso, hoy publica una nota de Laura Passera sobre su recorrido de lectura por los libros Historias inconscientes, Palabras cruzadas e Historias de diván, de Gabriel Rolón.
*Por Laura Passera
Gabriel Rolón lleva escritos tres
destacables libros en base a su espacio de terapia: Historias de Diván, Palabras
Cruzadas e Historias Inconscientes.
En cada uno de ellos se incluyen relatos producto de la dinámica entre el paciente y el analista que retratan
diversas “historias de vida”, cargadas de pasiones, miedos, adicciones, entre
otros temas. Este camino que emprenden el paciente y el analista está
atravesado por el dolor inconmensurable de quien sufre y por el psicoanálisis
que aparece como una herramienta fundamental para develar el origen de dicho
sufrimiento. ¿Ficción o no ficción? es
la pregunta que nos hacemos al leer. El hecho de que se trate de “historias de
vida” o “historias reales” nos acerca a estos pacientes casi con la certeza de
que lo que les sucede a ellos podría ocurrirnos a cualquiera de nosotros o a un
ser querido, a un conocido o a nuestro vecino ¿Algo de morbo? Tal vez. ¿Casos
espejo en los que nos vemos reflejados? También es posible, porque sin duda
muchas veces hemos pasado por dilemas tan de carne y hueso como los que se leen
en estos libros. Sin embargo, por momentos, nos volvemos incrédulos porque
algunas de las historias no caben dentro de nuestra imaginación. ¿Realmente
alguien puede ser tan perverso o someterse a sí mismo a semejantes actos de
degradación? ¿Hasta qué bajezas puede llegar alguien por amor y se le puede
llamar a eso amor después de todo? Entonces dudamos y nos preguntamos si las historias son
tan reales como su autor dice que son, si no habrán sido exageradas con fines
comerciales o simplemente si no es que el escritor las sobredimensionó de forma
inconsciente, preso de su propio anhelo por captar la atención del lector. Y es en este punto cuando yo me pregunto ¿Es
que acaso realmente importa? ¿Importa si
los hechos son exactamente iguales a los relatados o no, cuando la sensación
que nos produce es la de la intriga desesperada que no nos permite cerrar el
libro e inevitablemente queremos seguir leyendo? Lo cierto es que me encontré a
mí misma exhausta leyendo hasta las 4 de la mañana sin poder parar y entonces creo que no, que no importa en absoluto. La
magia está hecha: no hay nada más grato que tener un libro que uno no puede dejar
de leer. Y cuando se termina, solo queda el deseo irrefrenable de hallar otro
igual, tan entretenido y prometedor. ¿Tiene
que ver con la Autoayuda?, me pregunto si habría que pensar en catalogarlo. Es por
eso que por último, me gustaría señalar un hecho que me llamó la atención en
las librerías. Me encontré que en varias de ellas, estos libros de Gabriel
Rolón son expuestos en la sección de “autoayuda” junto a otros tantos libros
que en mi opinión poco tienen que ver con los del mencionado autor. Al margen
de que las etiquetas nunca me agradaron, estos ejemplares tienen más puntos de
contacto con la ficción que con la autoayuda. Más que una ayuda para uno mismo,
en estos libros se hallan relatos y construcciones atravesadas por puntos de
vista. Hay un mensaje y es que el espacio de la terapia le sirve a quien concurre a ella –y no al lector –de una
manera única y particular para cada paciente. Y esto es lo que no deberíamos
perder de vista. El lugar al que asiste el lector es al de la ficción. La ficción
que encanta y fascina.
Grabiel Rolón
Buenos Aires, Planeta, 2014
*Laura Passera: Licenciada en Ciencias de la Comunicación; es amante de la comida hindú y le gusta trabajar con colores cuando de plástica se trata, que aparte de leer, es su otra pasión.
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