El orden de la biblioteca
Todo orden humano es arbitrario, también el de los libros. Conocer y trabajar con los sistemas clasificatorios es imprescindible para el buen funcionamiento de las bibliotecas. En el marco
de los encuentros de
la Capacitación para auxiliares de bibliotecas comunitarias, Libro de arena publica un sintético
esquema de uno de los sistemas de clasificación más extendidos, junto a una pequeña síntesis del trabajo de su creador, Melvil
Dewey.
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Historia
del sistema Dewey
El sistema de clasificación más usado en España es el de la CDU. La CDU es un producto del sistema de clasificación creado por Melvil Dewey que tiene su origen en 1876. Melvil Dewey era bibliotecario en
Amherst College en Massachusetts cuando tuvo la idea de crear un
sistema de clasificación que respondiera a las necesidades de la
biblioteca del colegio. El problema de los sistemas creados hasta ese
momento es que no permitían la inserción de nuevas materias, ni
tampoco la división apropiada de las disciplinas en las que estaban
divididos.
La idea nueva de Dewey fue que el número asignado no indicaba el emplazamiento de los libros en los estantes, sino que respondía a la relación de las materias entre sí. La otra idea genial de Dewey fue hacer que los números asignados a una disciplina sean decimales, por lo que cada nueva cifra que se añadiera sería una subdivisión de la anterior. Ello permite en principio un sinfín de subdivisiones, si es necesario, sin alternar el orden previamente establecido. Otro cambio importante entonces fue que el esquema y las tablas iban acompañados de un registro que él llamó “relativo”, porque relacionaba cada término con la disciplina a la que corresponde: términos correspondientes a materias que pueden encontrarse en distintas disciplinas en el esquema se encuentran juntos en el registro. La primera edición del sistema decimal de Dewey, con el título A classification and Subject Index for Cataloguing and Arranging the Books and Pamphlets of a Library, no contenía en sí más de 921 categorías divididas en 10 clases principales del 000 al 999. Con el esquema iba un registro de materias que contenía mas de 2500 entradas. Dewey siguió trabajando con el sistema hasta la décima tercera edición, que se publicó en 1932, un año después de su muerte. En 2003 apareció la vigésimo segunda edición en cuatro volúmenes. Una traducción al español de la vigésimo primera edición salió también en 1999. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos es la responsable del mantenimiento y renovación del esquema y las tablas. Además del personal de la Biblioteca del Congreso existe un consejo con representantes de bibliotecarios y profesores de bibliotecología.
La idea nueva de Dewey fue que el número asignado no indicaba el emplazamiento de los libros en los estantes, sino que respondía a la relación de las materias entre sí. La otra idea genial de Dewey fue hacer que los números asignados a una disciplina sean decimales, por lo que cada nueva cifra que se añadiera sería una subdivisión de la anterior. Ello permite en principio un sinfín de subdivisiones, si es necesario, sin alternar el orden previamente establecido. Otro cambio importante entonces fue que el esquema y las tablas iban acompañados de un registro que él llamó “relativo”, porque relacionaba cada término con la disciplina a la que corresponde: términos correspondientes a materias que pueden encontrarse en distintas disciplinas en el esquema se encuentran juntos en el registro. La primera edición del sistema decimal de Dewey, con el título A classification and Subject Index for Cataloguing and Arranging the Books and Pamphlets of a Library, no contenía en sí más de 921 categorías divididas en 10 clases principales del 000 al 999. Con el esquema iba un registro de materias que contenía mas de 2500 entradas. Dewey siguió trabajando con el sistema hasta la décima tercera edición, que se publicó en 1932, un año después de su muerte. En 2003 apareció la vigésimo segunda edición en cuatro volúmenes. Una traducción al español de la vigésimo primera edición salió también en 1999. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos es la responsable del mantenimiento y renovación del esquema y las tablas. Además del personal de la Biblioteca del Congreso existe un consejo con representantes de bibliotecarios y profesores de bibliotecología.
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¿Quién
distribuye el sistema Dewey?
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La
publicación y distribución está a cargo de Forest Press, una
subdivisión de OCLC (http://www.oclc.org/dewey/). Una versión en CD-ROM de la Dewey hace
posible la utilización del sistema a la vez que se trabaja con
computadora. Forest Press también publica una versión abreviada. La
versión abreviada se usa sobre todo en bibliotecas escolares y
municipales en los países donde la Dewey predomina. La OCLC ha
publicado en internet los tres primeros dígitos de las tablas, lo
que la hace más accesible.
Principios generales
La Dewey parte de la división de las
ciencias en nueve clases principales: filosofía, religión, ciencias
sociales, filología, ciencias naturales, técnica y ciencias
prácticas, arte, literatura e historia. Esta división es la que
existía en el siglo XIX, y que a fines del siglo XX no corresponde a
la división del saber tal como lo vemos hoy, por lo que hay un
desequilibrio entre las disciplinas. La Dewey ha vivido tres períodos
diferentes en la visión de las ciencias. El primer período, durante
la vida de Dewey, en el que había una promesa explícita de no
alterar los signos dados a una materia, para que las bibliotecas no
se vieran obligadas a hacer cambios en el orden de sus depósitos. El
segundo período, de la edición 14 a la 17, en la que se hicieron
muchos cambios parciales en todas las disciplinas sin considerar el
resultado, y el tercer período, el actual, en el que la remodelación
de una disciplina se puede hacer completa, pero dejando las demás
disciplinas intactas.
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Notación
La Dewey se basa en números árabes.
Estos tienen la ventaja de ser casi universales, a diferencia de las
letras, que tenemos varios alfabetos, además de otras formas de
representación. Dewey decidió que todas las materias
debían de tener por lo menos tres decimales. Esto quiere decir que
si tenemos una materia principal con un número básico de sólo una
o dos cifras añadimos un cero o dos para completar. Por ejemplo
usamos 200 para religión y 220 para la Biblia. Si necesitamos más
de tres cifras separamos las cifras siguientes con un punto, por
ejemplo 224.94 Nahum. En el esquema se escriben las tres
cifras primeras al comienzo de la materia respectiva, para luego
escribirlas solamente al comienzo de cada página. Un punto señala
que las tres primeras cifras se han suprimido, con ello se hace más
fácil la lectura. En la subsiguiente subdivisión se deja un espacio
libre por cada tres cifras con el mismo fin. Cuando la biblioteca
luego ha de usar un número, los espacios intermedios no se usan. El sistema es, en principio,
jerárquico:
600 Tecnología (Ciencias
aplicadas)
620 Técnica
621 Física aplicada
621.3
Electrotecnia
621.38 Electrónica
621.388 Televisión
621.388
5 Sistema de comunicación
621.388 57 Televisión por cable
Al principio DDC era exclusivamente un
sistema enumerativo, esto es, cada materia tenía su puesto en el
esquema. Con el tiempo, y debido a la influencia diversas teorías de
clasificación, se ha ido haciendo más sofisticado, esto es, nuevas
materias se crean con la combinación de distintas notaciones o con
la añadidura de auxiliares. Algunas páginas de Internet útiles
para ampliar la información sobre el sistema de clasificación
decimal Dewey:
Procedimientos específicos de bibliotecas
Las bibliotecas escolares disponen de una gran cantidad de materiales en diversos soportes preparados para ser brindados a sus usuarios. Para brindar eficazmente sus servicios, las bibliotecas deben gestionar ágil y normalizadamente la información conforme a herramientas y metodologías que permitan el registro, la búsqueda y la recuperación de esa información. La automatización de las bibliotecas ha contribuido a gestionar ágilmente la información. La informática posibilita la elaboración de bases de datos bibliográficas de todo el material que posee una biblioteca, mientras que los códigos que se aplican para gestionar normalizadamente la información permiten su recuperación. Los procesos técnicos involucrados en el análisis documental de la información son: la catalogación, la clasificación y el análisis de contenido. Para normalizar estos procedimientos, las bibliotecas disponen de herramientas que han sido creadas a tal fin, siendo las más importantes y difundidas: las reglas de catalogación, los sistemas de clasificación, las listas de encabezamientos de materia, los tesauros y normas ISO, entre otras.
El proceso documentario
El proceso documentario consta de una
serie de pasos que tiene que llevar a cabo el bibliotecario para
crear un puente entre la información de que dispone la biblioteca y
los usuarios.
Las operaciones involucradas en el proceso
documentario son:
Selección: este
procedimiento permite el ingreso de documentos a la biblioteca a
través de las modalidades de compra, canje o donación.
Análisis documental:
esta fase consiste en la determinación de los elementos más
significativos relativos al documento, su soporte y su contenido y
comprende la catalogación, la clasificación y el análisis de
contenido.
Búsqueda y recuperación:
permite localizar la información en forma específica y rápida.
Difusión: esta
operación consiste en poner a disposición del usuario la
información para la cual se hizo su registro.
Normalización: La
normalización se inició en el campo de las ciencias duras y fue
avanzando hasta alcanzar a las ciencias sociales. En el ámbito de la
Bibliotecología, la ISO (Organización Internacional de
Normalización) desarrolló normas para la estandarización y se
comprometieron también en este esfuerzo organismos como Unesco, lFLA
y ALA. En el campo de las bibliotecas, la
normalización posibilitó la simplificación y racionalización de
los métodos propios del análisis documental. La implementación de procedimientos
normalizados y los avances tecnológicos estimularon la cooperación
internacional para compatibilizar sistemas de intercambio de
información. El objetivo de la normalización es
introducir un orden fundamentado en una serie de principios
unificadores, fruto de estudios hechos por especialistas de diversos
países en la búsqueda de intereses colectivos. La normalización es una actividad
institucional e internacional y no puede concebirse como una
actividad autárquica independiente. Por tanto, los procesos deben
seguirse de acuerdo a normas específicas.
Catalogación
La catalogación es el proceso que permite el reconocimiento de un documento a partir de una descripción unívoca y sin ambigüedades proporcionando los elementos necesarios para su identificación.
Antes de catalogar es necesario
determinar el tipo de soporte del documento y a partir de este
elemento, en el caso de la propuesta de trabajo de la Biblioteca
Nacional de Maestros, se debe seleccionar la hoja de carga
correspondiente.Deben también conocerse las fuentes
que proporcionan información sobre cada uno de los datos que la
catalogación requiere. Finalmente se debe decidir el nivel de
descripción que la biblioteca considere necesario para realizar la
descripción de sus fondos bibliográficos, en otras palabras, el
nivel de detalle o análisis que se aplicará sobre la descripción
de sus documentos. La catalogación comienza con la
descripción de los documentos, esto va generando los asientos o
registros y un conjunto de ellos conforma un catálogo. El catálogo
es la puerta de entrada a la información. Las bibliotecas basan la descripción
bibliográfica de sus documentos en estándares que indican cómo
registrar la información: las normas de catalogación, y en
estándares que indican dónde registrarla: los formatos. Los
estándares para la catalogación más difundidos son los siguientes:
Reglas de Catalogación
Angloamericanas (RCAA2 rev.): en 1961 se
reúnen en París los representantes de 53 países en la “Conferencia
Internacional sobre Principios Catalográficos”, deliberan y de la
misma surgen una serie de recomendaciones sobre las cuales se
elaboran los principios, que van a sentar las bases de una normativa
bibliotecológica internacional. Las reglas de catalogación son
fundamentales en toda biblioteca ya que ayudan al bibliotecario a
tomar decisiones sobre aspectos relacionados al registro de la
información. Esta herramienta tiene como objetivo la
normalización de los ingresos en una descripción bibliográfica, la
determinación de los puntos de acceso para todos los soportes y su
forma de describirlos. Las reglas siguen la secuencia de
operaciones realizadas por los catalogadores en la mayoría de las
bibliotecas. En la primera parte da las instrucciones generales
relativas a la información que describe un documento y las
indicaciones específicas para cada uno de los diferentes
soportes: libros, folletos y pliegos impresos, material
cartográfico, manuscritos, música, grabaciones sonoras, películas
y videograbaciones, materiales gráficos, archivos de computadora,
artefactos tridimensionales y realia, microformas, publicaciones
periódicas y analíticas. En la segunda parte, da instrucciones
sobre la elección de los puntos de acceso, encabezamientos de
persona, nombres geográficos, encabezamientos de entidades, títulos
uniformes y referencias.
Las reglas de catalogación dividen la
información en áreas:
• Área del título y mención de
responsabilidad
• Área de la edición
• Área de los
detalles específicos del material
• Área de publicación,
distribución, etc.
• Área de la descripción física
•
Área de la colección o serie
• Área de las notas
• Área
del número normalizado y condiciones de disponibilidad
ISBD (International Standard
Bibliographic Description): en 1969 se celebró en
Copenhague la “Primera Reunión Internacional de Expertos en
Catalogación”, en donde se planteó la necesidad de establecer
normas de descripción bibliográfica internacionales. De estas
iniciativas surgieron las ISBD. Su objetivo principal es proporcionar
especificaciones para una catalogación descriptiva compatible a
escala mundial, con la finalidad de facilitar el intercambio
internacional de registros bibliográficos. Las ISBD especifican los elementos que
comprende una descripción y prescriben su orden y la puntuación que
los delimita, indica las fuentes de información para cada uno de los
diferentes soportes, las pautas sobre lengua y alfabeto usados, así
como indicaciones claras acerca de las omisiones y abreviaturas
usadas en los registros, uso de mayúsculas erratas y símbolos. Tanto las reglas de catalogación como
los formatos se basan en las especificaciones dadas por las ISBD. MARC21: el formato
MARC21 (Machine Readable Cataloging) fue
desarrollado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos
(Library of Congress) en la década de los ‘60. Surgió de la mano
de los avances e incorporación de las computadoras a las
bibliotecas, dado que su capacidad de almacenamiento y posibilidades
de recuperación mejoraban el trabajo. El formato MARC21
fue creado para ayudar a las bibliotecas en el desarrollo, uso y
mantenimiento de sus catálogos. Dentro de las ventajas de su uso
podemos mencionar que el formato MARC21 tiene más
de 30 años de uso continuado, un alto nivel de conformidad por parte
de sus usuarios en todo el mundo, ha sido adoptado por varios
sistemas nacionales de información para el registro de sus
bibliografías nacionales y ha permitido desarrollar la catalogación
por copia, posibilitando una mejor gestión de los recursos humanos y
bibliotecológicos. MARC21 nace como una
necesidad de buscar un camino para el ingreso de la información
normalizada y se ha convertido en un hecho paradigmático dentro de
la historia de la bibliotecología, ya que propone un formato de uso
universal, posibilitando su adaptación a las diferentes necesidades
de cada una de las bibliotecas. El formato es una guía de trabajo
bibliográfico normalizado que permite identificar y describir los
elementos que componen un documento, permitiendo su posterior
recuperación y la relación de unos con otros, así como la
transferencia y generación de productos de información como lo son
los registros que son el equivalente a la información que
proporciona la ficha. Un registro está conformado por un
conjunto de datos dispuestos en campos y subcampos que son tratados
como una unidad que describe un ítem. Un registro MARC21 se compone de tres
elementos: la estructura, la designación de contenido y el
contenido.
• La estructura del registro es una
implementación de la norma ISO 2709, y está relacionada con los
tipos de códigos que se usan para identificar los elementos de
información en un registro: las etiquetas, los identificadores, los
subcampos y los delimitadores de subcampos.
• La designación de contenido,
códigos y convenciones establecidos para identificar y caracterizar
los datos dentro de un registro, permiten su manipulación.
• El contenido de los campos, es
decir la información que el docente-bibliotecario incorpora al
registro, está dada por el documento catalogado y normalizada por
las reglas de catalogación, el sistema de clasificación usado y los
términos de los tesauros o las listas de encabezamiento de materia
que la biblioteca haya adoptado para su análisis.
Clasificación
La clasificación es la operación que
describe el tema principal del que trata un determinado documento a
partir del cual se hace una traducción a términos del lenguaje de
clasificación que la biblioteca haya adoptado. Los lenguajes de clasificación más
difundidos son los sistemas de clasificación decimal y son estos
mismos lenguajes los usados para conformar la signatura de clase
dentro de la signatura topográfica. Sistemas de clasificación decimal: son
sistemas jerárquicos que dividen al conocimiento en 10 clases
principales que a su vez se subdividen de 10 en 10 y así
sucesivamente creándose notaciones más específicas. A partir de la determinación del tema
principal de un documento se asigna el número que corresponde para
ese tema. Las clases y sus divisiones se representan a través de una
notación numérica.
Los sistemas de clasificación más
difundidos son: Clasificación Decimal de Dewey (CDD)
y Clasificación Decimal Universal (CDU).
CDD: sistema creado
por el bibliotecario norteamericano Melvin Dewey. Su primera edición,
de 1876, tenía 1000 secciones; la edición actual, la vigésima,
tiene aproximadamente 20.000. La Biblioteca del Congreso de los
Estados Unidos es la encargada de mantener al día esta
clasificación. Las notaciones de este sistema se
organizan en clases, divisiones y secciones. Las notaciones nunca son
inferiores a los tres dígitos. La clase es el primer dígito de la
flotación, el dígito siguiente corresponde a la división y el
siguiente a la sección. Si el tema debe ser más especificado, a
estos tres dígitos le siguen tantos como sean necesarios hasta
precisar el tema y se separan de los tres primeros por medio de un
punto y luego por grupos de tres dígitos. El esquema general de la CDD para las
clases principales es el que se muestra a continuación
Notación Temas que abarca
000
Obras generales
100
Filosofía
200
Religión
300 Ciencias
Sociales
400 Lengua
500
Ciencias naturales y
matemática
600
Ciencias aplicadas
700
Arte. Deporte. Ocio
800
Literatura
900
Geografía e historia
Así, por ejemplo, un libro sobre
Geología submarina se clasificará en 551.460 8
Si Ud. observa la estructura que
determina esta notación verá que:
500 corresponde a Ciencias
naturales
550 corresponde a Ciencias de la tierra
551
corresponde a Geología
551.4 corresponde
a Geomorfología
551.46 corresponde a Oceanografía
551.4608
corresponde a Geología submarina
Los sistemas de clasificación decimal
se utilizan principalmente para formar la signatura topográfica.
CDU: sistema basado en
la CDD, creado por Paul Otlet y Henri Lafontaine en 1895. La
Federación Internacional de Información y Documentación es la
responsable de su actualización. Existen versiones completas,
abreviadas y especializadas de esta clasificación. Las notaciones
de este sistema se organizan en clases, divisiones y subdivisiones.
La flotación más general es de un sólo dígito. La clase
corresponde al primer dígito de la flotación y a medida que se va
especificando el tema se van añadiendo tantos dígitos como sean
necesarios. Las clases principales de este sistema
se agrupan conforme al siguiente esquema:
Notación Temas que abarca
0
Obras generales
1
Filosofía
2
Religión
3
Ciencias Sociales
4
Aún no ha sido asignada
5
Ciencias exactas y naturales
6
Ciencias aplicadas
7
Arte. Música. Deportes. Espectáculos
8
Lingüística. Literatura
9 Geografía
e historia
Así, por ejemplo, un libro sobre Manchas solares
clasificará en 523.982
La estructura que determina esta
flotación se deduce a partir del esquema:
5 corresponde a Ciencias
naturales
52 corresponde a Astronomía
523
corresponde a Sistema solar
523.9 corresponde a
Sol
523.98 corresponde a Actividad solar
523.982
corresponde a Manchas solares
Signatura Topográfica:
es la notación que permite la ubicación física de un documento en
el estante. Está conformada por la signatura de clase, que se extrae
del sistema de clasificación decimal usado y la signatura librística
que es aquella que identifica al apellido del autor del documento y
generalmente se forma con las tres primeras letras del apellido del
autor o usando tablas creadas para tal fin.
Análisis de contenido: El análisis de contenido es la
operación que describe detalladamente el contenido de un documento,
es el análisis de la información contenida en él, determinando los
asuntos y temas tratados. Cada biblioteca determinará el nivel de
profundidad de análisis que considera conveniente en función a sus
necesidades. Los lenguajes más usados para el
análisis son los tesauros, las listas de términos propuestos y las
listas de encabezamientos de materia. Tesauros: surgen en los
primeros años de la década del 70. En la actualidad existe una gran
variedad de tesauros generales y especializados. Los más difundidos
son los emanados por organismos internacionales como la Unesco, la
OlE, OIT, OCDE, etc. Los tesauros son listas de términos
(palabra o conjunto de palabras) llamados “descriptores”. Estos
términos generalmente se disponen conforme a dos presentaciones:
Parte alfabética: los
descriptores se ordenan alfabéticamente y bajo cada uno de ellos se
indican los términos sinónimos, los términos genéricos y/o los
términos específicos con los cuales se relaciona.
Parte sistemática:
los descriptores se agrupan jerárquicamente, siguiendo un esquema
que va de lo general a lo particular.
A partir de la determinación de todos
los conceptos tratados en un documento se asignan los descriptores
necesarios que permitirán la recuperación de la información
contenida en ese documento. Como mencionamos anteriormente, los
tesauros generalmente son elaborados por organismos internacionales y
recogen los términos que se aplican en general para las distintas
temáticas, pero se excluyen términos regionales. Es por esta razón
que surgen las listas de términos propuestos para complementar este
lenguaje.
Listas de términos propuestos: son
listas de términos (palabra o conjunto de palabras) que elabora el
bibliotecario según las necesidades de su biblioteca y de sus
usuarios. Generalmente se utiliza para introducir términos o
modismos de uso local o regional que no están contemplados en ningún
tesauro editado. Por ej. : villas miseria, chicos de la calle, etc. Listas de encabezamientos de materia:
estas listas se remontan al año 1876 con la aparición de las
“Reglas” de Charles A. Cutter. La lista de la Biblioteca del
Congreso de los Estados Unidos junto a la lista de Sears son las que
mayor influencia han ejercido en el mundo. Son listas de términos (palabra o
conjunto de palabras) ordenadas alfabéticamente. A estos términos
se les denomina “encabezamientos de materia” y bajo cada uno de
ellos se indican los términos sinónimos, genéricos o específicos
con los cuales se relaciona. A partir de la determinación del tema
principal de un documento se asigna el encabezamiento de materia
que le corresponde para ese tema. Las dos listas más importantes en
lengua española son: Lista de encabezamientos de materia para
bibliotecas por Carmen Rovira y Jorge Aguayo, y Sears: lista de
encabezamientos de materia. El uso de alguno de los lenguajes
documentales que describimos no excluye el uso simultáneo de algún
otro lenguaje. A menudo tienen una función complementaria que
permite brindar distintas alternativas de acceso para la recuperación
de la información. Véase el ejemplo que damos a continuación para
aclarar este concepto:
Un libro sobre “Edificios e
instalaciones oficiales de enseñanza media”
Lenguaje documental
usado Traducción
al lenguaje documental
Sistema de clasificación
decimal 371.6
Lista
de encabezamientos de materias ARQUITECTURA ESCOLAR
Tesauro
ESCUELAS
ESPACIOS
EDUCATIVOS
PLANIFICACION DE LAS INSTALACIONES
NORMAS DE CONSTRUCCION
DISEÑO ARQUITECTONICO
Lista de términos libres ESCUELAS-RANCHO
La dinámica de cada biblioteca creará
las necesidades que posibiliten la coexistencia de más de un
lenguaje documental. Será el bibliotecario quien determinará qué
herramientas deberá utilizar para maximizar los servicios que su
biblioteca ofrece. Estas consideraciones básicas sobre el
registro, almacenamiento y recuperación de la información describen
brevemente los procesos más importantes que se llevan a cabo en una
biblioteca.
Publicado en Introducción
Bibliotecológica: Procesos Técnicos y Soportes de Información,
núm. 1, Buenos Aires, Biblioteca Nacional de Maestros, 2007.
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