El triángulo amoroso: libros, niños y niñas y mediadores
Hace
pocos días, varios meses después de haber compartido un ciclo de encuentros de
reflexión en torno a la lectura, el rol del mediador e infancia, recibimos las
fotos del trabajo que realizaron las docentes del Centro de Primera Infancia
“Rayuela”, del barrio de La Boca, a partir del tiempo dedicado a ese espacio.
Compartimos la experiencia de puño y voz de María Laura Migliarino y Diana Tarnofky.
Por María Laura Migliarino y Diana Tarnofky
En
su libro Un mundo abierto la
especialista en educación temprana y literatura infantil, María Emilia López,
plantea que el lugar que le otorgamos a la palabra lúdica y poética, a la
lectura y la presencia de los libros en la vida de los niños y las niñas se
vincula con la capacidad de pensamiento que tiene una sociedad y con su
habilidad para inventar y revertir el estado de las cosas. Yolanda Reyes,
también especialista en el área de educación, cuenta que los libros para los
más chiquitos necesitan de un mediador/a, y nos habla de un triángulo amoroso
entre el adulto, el libro y el niño.
Estas
premisas fueron el fundamento para realizar una serie de jornadas junto a las
docentes y el equipo directivo del Centro de Primera Infancia “Rayuela”,
ubicado en el barrio de La Boca, durante el mes de marzo. En cada una, se
trabajaron distintas cuestiones vinculadas al mundo poético, los modos de
narrar, la selección de material bibliográfico y la construcción de pequeños
universos poéticos: dispositivos que movilizan la poesía, que la sacan del
libro y la ponen a jugar.
Particularmente
este CPI lo tiene todo, una hermosa biblioteca con más de 300 títulos, los
niños y las niñas que asisten a diario y un grupo de maestras comprometidas con
que la lectura circule. Disponer de una variedad de textos permite zambullirse
en el material para pensar líneas de trabajo. Así es que hubo tiempo para elegir
cuentos y poemas y conversar en cómo abordar una historia posible de ser
narrada/leída, ver qué elementos a tener en cuenta que ayuden a avanzar en el
relato y armar un universo poético para desarrollar la tarea durante
todo el año.
Uno de los objetivos fue pensar un corpus en relación con un tema y así surgió la idea del vínculo madre-niño/niña a partir de la lectura de Choco encuentra una mamá, Olivia, El globo, La reina pirata, Petit, el monstruo, Luna con duendes, entre muchos otros.
Anclar
el tiempo que necesita un mediador/a para que ver qué le ocurre, cómo
lo/a interpela un texto -en tanto también sujeto de lectura- fue algo que atravesó
cada uno de los encuentros. Porque nada podemos ofrecer, no hay inicio en un
camino lector, cuando una historia no nos convoca y no toca esa fibra que nos
hace íntimamente humanos.
Las
imágenes que acompañan este texto, nos llegaron varios meses después de
aquellos encuentros, y hablan de lo que surgió a partir del tiempo compartido en el CPI: tiempo de trabajo, pensamiento
y dedicación, de creación de un espacio de “intimidad en la intemperie”, un
espacio tan necesario para el adulto que lo ofrece como para aquellos que están
en la búsqueda de la palabra propia.
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