¿Qué es una biblioteca comunitaria?
En esta nota, María Laura Migliarino hace una puntualización sobre las características de las bibliotecas comunitarias de la Ciudad. Comparte además, la mirada de las referentes de tres de ellas, que funcionan en diferentes espacios y en distintos barrios porteños.
Por María Laura Migliarino
Si cuenta
con un mediador dispuesto, la biblioteca se transforma en un lugar de
privilegio, donde el conocimiento y la
literatura pueden transmitirse y comunicarse como si el mundo entero estuviese
ahí, al alcance de la mano. Bibliotecas hay muchas, con distintas características
y especificidades, pero hay unas -muy particulares- que existen desde siempre y que en Bibliotecas
para armar comenzamos a llamar “bibliotecas comunitarias”.
Esas
bibliotecas se conocen poco porque en su mayoría fueron creadas y pensadas para
la comunidad más cercana. Son bibliotecas heterogéneas y abiertas, de emergencia,
de campaña, arremangadas, que surgen a partir de la necesidad y la convicción
de que el acceso al conocimiento, a la lectura, es un derecho humano.
Bajo esta
premisa arrancamos hace 15 años, con la idea de armar bibliotecas comunitarias
pensando en la posibilidad de que todos y todas podamos acceder a los bienes
culturales del lugar en donde vivimos, y empujando a crear escenarios en donde
el aprendizaje florece a partir del encuentro con otros que viven muy cerca y
que comparten mucho de nuestras inquietudes, anhelos y dificultades. Así, en
distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires, comedores, hospitales, centros
de salud, clubes, pensiones deportivas, instituciones penitenciarias, hogares para
niños y adultos, suman a su trabajo diario la tarea y la vocación de llevar
adelante una biblioteca organizada por colecciones, temáticas, autores, o según
el criterio más adecuado para su uso y funcionamiento. Estas pequeñas
bibliotecas están vivas gracias al trabajo colectivo de un grupo de personas
que sin ningún otro interés particular suman trabajo a su trabajo, para hacer
“vivir al libro” y transformar la biblioteca en una “casa viviente” que pueda
albergar y transformar -aunque sea solo un poco- la realidad de todo aquel que
la quiera habitar.
En la categoría
El nombre de la rosa, de nuestro blog
Libro
de Arena, se pueden leer muchas de esas experiencias. Compartimos aquí
algunos fragmentos y los invitamos a conocer el mundo de las bibliotecas
comunitarias a través de un click:
La biblioteca surge por la necesidad de tener
un contacto con los libros desde un ámbito relacionado con lo académico, con lo
escolar, pero también por el disfrute de poder escuchar un cuento, por las
ganas de los chicos de ponerse a escribir y darnos cuenta de que a lo mejor,
para poder escribir y decir mejor, está bueno haber leído cómo dijeron las
cosas otros. Siempre hacemos un caminito de aproximación al libro, con
actividades previas a la lectura que incluyen múltiples disciplinas. Porque no
son solamente los libros, tratamos de vincular las historias leídas con otros
aspectos de la vida: la música, el teatro, el movimiento. (Alejandra D’ Avanzo, coordinadora pedagógica
del Caf Mitre)
Nuestro interés está puesto en que tanto
niños, adolescentes y adultos puedan encontrar y llevarse a casa lecturas que
los interpelen, y que les permitan disfrutar y compartir un momento que tiene
más que ver con la interacción con un par, con el afecto, y con el rodearse de
palabras que, en muchos casos, sirven de sostén para realidades sumamente
complejas.
(Mariana
Sánchez, fonoaudióloga y responsable de la biblioteca del CeSAC Nº 43 de la
Villa 20 de Lugano)
Dentro de la educación alimentaria exploramos
distintas estrategias, y así nos acercamos a la promoción de la lectura.
Quisimos ver cómo podíamos hacer un enlace, promover la lectura, la alimentación
saludable y la cocina. La relación entre alimentación y salud no tiene que ver
solamente con lo nutricional, sino también con otros aspectos, como lo social, con lo vincular,
con la historia familiar (…) Nosotras estamos como en una búsqueda, para hacer
confluir la alimentación y la promoción de la lectura. (Laura Piaggio antropóloga e integrante del Programa
Nutricional del Hospital Elizalde)
Comentarios
Publicar un comentario