María Fernanda Maquieira: “La idea de Roald Dahl es que hay que dejar que los niños investiguen, que lean lo que quieran, no importa la edad”
En esta segunda parte de la entrevista a la escritora (aunque ella dice que no se reconoce como tal, que su pasión es editar) y editora María Fernanda Maquieira, seguimos hablando de Roald Dahl, que fue el motivo del encuentro virtual. Hablamos de sus obras llevadas al cine, de la idea de literatura infantil que tenía Dahl, de la importancia central de las ilustraciones de Quentin Blake, de su legado como escritor y del legado económico que su obra sigue ofreciendo a instituciones dedicadas a la niñez, además de su obra para adolescentes y adultos, también genial. Cerramos con un panorama de las ediciones en la pandemia, y los proyectos a futuro. Una hermosa charla.
Mario Méndez: Cuando se me colgó internet me perdí lo que estabas diciendo del cine.
María Fernanda Maquieira: Te había tirado el tema para que conversáramos sobre las versiones, o si recordamos alguna película que nos haya gustado. O alguna que no. Recordemos que se hicieron unas cuántas. Charlie y la fábrica de chocolates, Matilda, El gran gigante bonachón, Las brujas, James y el melocotón gigante, Súper Zorro…
MM: Los Gremlins…
MFM: Por supuesto, sí. En algunos casos hay más de una versión. Por ejemplo, de Las brujas ya hay dos, y ahora estrenaron una tercera. Ahora hay una nueva que no hemos visto porque acá todavía no se estrenó por la pandemia, pero que en Europa se acaba de estrenar hace diez días.
Paola. Yo la vi. Es excelente. Tiene un cambio, pero es bueno.
MM: Había un mito, no sé si será cierto, sobre que Roald Dahl se había enojado tanto con el final de Las brujas, que había ido a la puerta de cine con la idea de impedir que los chicos entraran a la sala. No lo creo, pero estaría buenísimo.
MFM: Ah, esa anécdota no la sabía.
MM: El final en la novela es excelente, en la película la actuación de Angelica Huston es una maravilla, la abuela… Todo está buenísimo. Y el final es una traición tan grande… yo creo que lo obligaron al director, Nicholas Roeg, que es un tipo importante. Creo que lo obligaron a hacer ese final porque rompe por completo con la lógica interna de la historia. Una bruja que no es más bruja, una secretaria que no era bruja, que se conduele y le hace perder la calidad de ratón…
MFM: Es una traición. A mí, con Charlie y la fábrica de chocolate de Tim Burton que es una película que me fascina, me encanta todo lo visual, la estética, los actores… La vi muchísimas veces y me parece fabulosa… pero hay una cosa que no me gusta. La necesidad de explicar. Cuando tiene la necesidad de justificar por qué Willy Wonka es como es. Por lo que le pasó cuando era niño, porque su papá era de tal manera. Esa sobre lectura, sobre interpretación psicoanalítica, a mí no me gustó. Lo demás me encantó, por supuesto. Y Matilda me parece que está muy bien, me parece que es una linda versión. La de Danny de Vito.
MM: Sí. Danny de Vito además de protagonizarla la dirige. Está la actriz de la que no recuerdo el nombre que es su mujer. Y la actriz que hace el papel de Troncha Toro que es de las mejores malvadas que ha habido.
MFM: La nena es hermosa.
Asistente: El gran gigante bonachón también está muy buena.
MFM: Eso iba a decir, sí. El Súper Zorro también…
MM: El Súper Zorro es la única novela que no diré que no me gustó, pero que no disfruté. En Matilda destaco un personaje que tiene poca intervención, que tiene la inteligencia de no demostrar la sorpresa enorme de que esa nena de cuatro años se haya leído todos los libros. Esa bibliotecaria que cree que la nena solo miró los dibujos, y que cuando se entera de que además leyó le da un libro de Charles Dickens sabe reaccionar, es como quisiéramos que fueran todas las bibliotecarias del mundo.
MFM: Es muy lindo eso. Porque en un momento Matilda le dice que ya terminó de leer todos los libros para niños y le pregunta qué hacer. Y empieza a darle libros de literatura general para adultos. A mí me parece que en esas palabras, en el personaje de la bibliotecaria está la idea de lo que es la literatura infantil para Roald Dahl. Tengo la sensación de que esa es su idea: dejen a los niños un poco solos, déjenlos que investiguen, que lean lo que quieran, no importa la edad. La idea de no cerrar los cercos, sino abrirlos. Tengo la sensación de que explica lo que él pensaba, su idea y su práctica. Que es disparatado, que es crítico, que no es edulcorado, que no es políticamente correcto… Todas esas ideas me parece que se ve muy bien en esa parte. Y una cosa que no quiero olvidarme de mencionar son las ilustraciones. Quentin Blake que es el ilustrador de todos los libros de Roald Dahl, lo conoció en 1978 o 1980, aproximadamente. Cuando fue contratado para ilustrar El cocodrilo enorme, el primer libro que ilustró. Después ilustró Los cretinos, después El gran gigante bonachón, en los primeros años de la década del ochenta. Ahí ya entablaron una amistad, y creo que no podemos imaginarnos un libro de Roald Dahl sin los dibujos de Quentin Blake. Después ilustró todo el resto de su obra y se convirtieron en amigos. Blake lo visitaba en su casa. Roald Dahl vivía en un pueblito cercano a Londres, donde están sus restos, y donde funcionan el museo y la Fundación Roald Dahl. En ese museo, no sé si saben, está su archivo, sus objetos personales, el escritorio, la silla en la que se sentaba para escribir, la ventana… La casita donde él escribía. Los objetos, los libros, las distintas ediciones… Es un lugar que puede visitarse, hay actividades, está muy bien pensado. No es solo un museo para ir a conocer la casa.
MM: ¿Lo conocés?
MFM: No, la verdad es que no tuve el placer de ir a ese lugar. Es una deuda que me quedó pendiente, porque me encantaría. Pero sí tiene una página web hermosa, donde podés entrar y mirar todo, y recorrer los lugares, los archivos, los objetos… Y una cosa interesante, no solo de la fundación y el museo de Roald Dahl es que todo lo recaudado, por la venta de las entradas del museo, por la venta de los objetos y del merchandising, y además, todos los libros de Rolad Dahl que se venden en el mundo, en todas las lenguas, donan el diez por ciento de todo lo recaudado a instituciones benéficas. Ese es un legado que él dejó escrito y que sus herederos continúan. Me parece interesante, un lindo gesto de alguien que vivó para la infancia y que tuvo el cuidado de dejar escrito que eso tenía que quedar para entidades benéficas que hacen acciones para la infancia en distintos lugares del mundo.
Ana: Eso que vos estás contando, está como información en todas las ediciones de Loqueleo. En Internet yo no había visto nada acerca de eso y lo vi en un libro de Loqueleo que compré.
MFM: Es obligatorio poner ese crédito. La Fundación Roald Dahl, donde están sus herederos, nos obliga a todos los editores a poner eso que Ana está comentando. Hay una página en la que se explica que es obligatorio poner eso, y por supuesto, hacer la donación a las entidades. Es uno los autores de literatura infantil más vendidos del mundo. Según dicen, se han vendido más de doscientos millones de ejemplares de Roald Dahl en todo el mundo. Es impresionante, como la cantidad de idiomas a los que fue traducido, la cantidad de ediciones que tiene sus libros. Realmente es alguien muy relevante para la literatura.
MM: Una pregunta que me quedó colgada de antes. Porque vos te preguntabas dónde está el Dahl actual, qué pasa con la escuela, en la que a veces nos pasamos de políticamente correctos. Sin embargo, vos que sos parte de Loqueleo… En la Argentina funcionan bien los libros.
MFM: Sí, en Argentina también. Son libros que han vendido mucho. Por ejemplo, Matilda, Las brujas, o Charlie… superaron los doscientos mil ejemplares vendidos. Para nuestra lengua española, para nuestros territorios son cifras muy altas.
MM: ¿Por qué será que no es problemático? ¿Por qué ya entró en la categoría de “clásico”?
MFM: Yo creo que sí. Que entró en la categoría de “clásico”, y quién le va a discutir a Roald Dahl… Creo también que las películas hicieron que se lo pusiera en un lugar más masivo. Obviamente, los chicos y las chicas lo adoran, Muchos docentes también, y se animan a poner esos libros y ser más irreverentes, probablemente porque está muy consagrado. ¿Quién te va discutir a Roald Dahl? Quizá es más difícil imponer un autor menos conocido, o arriesgarse con temas más espinosos con otros nombres menos consagrados y menos populares. Esa puede ser una explicación.
MM: Puede ser, sí.
MFM: Creo que por alguna razón pienso en Roald Dahl y pienso en María Elena Walsh. La publicación de los primeros libros de Dahl, en la década del sesenta y comienzo de los setenta coincide con la época en la que María Elena Walsh produjo sus libros infantiles. Probablemente sean personas con una mente muy abierta, con ese humor inglés, esa irreverencia… por alguna razón los asocio con cierto feeling. A lo mejor algo de las raíces inglesas, y el humor tengan que ver. Y también una época. Probablemente esos años permitieran a producción de una literatura en la que no se estaba pensando siempre en lo correcto. Cuando encontrás libros de autores de esos años, encontrás cosas que pensás que ahora serían más difíciles de poner. No te atreverías.
MM: Hablábamos del éxito que tuvieron cuando se editaron hace no mucho, los cuentos escogidos Roald Dahl para jóvenes de la secundaria.
MFM: Yo tengo esa edición de Los mejores relatos de Roald Dahl, que es el último libro de Dahl que publicamos en Loqueleo. Es una antología de cuentos que tiene un par de años. Es un libro que tiene varios cuentos que, en realidad, Dahl los escribió para adultos. No lo dijimos, pero Dahl tiene una producción muy grande de cuentos para adultos. También trabajó en televisión, en guiones de series. En este libro hay trece cuentos seleccionados, que son para adultos. Es una edición que se creó en España. Pero puede leerlos cualquier chico, cualquier adolescente, joven o adulto, con muchísimo gusto y placer. Tienen un poco más de humor negro, si los comparamos con los libros para la infancia. Un poco más de tragedia, a lo mejor. Pero son muy buenos, muy recomendables, realmente.
MM: Algunos de ellos fueron llevados al cine, en esa serie que presentaba Hitchcock. Muy negros, muy oscuros.
MFM: Exactamente. Muy oscuros, sí. Algunos hablan de la guerra, otra experiencia fuerte para el que participó como piloto. Fue derribado en combate, estuvo varios meses hospitalizado. La presencia de la guerra está en los cuentos. Por ejemplo, en el primero, que se llama “Katina”, que es un cuento precioso, tiene un contexto de guerra. Los personajes son soldados de un ejército.
MM: Tiene también algunas cosas de esas “viejecitas buenas” que son terribles.
MFM: Sí, a mí me hace acordar un poco a Saki, en esa línea de personajes ingleses muy típicos.
Asistente: ¿Pueden decir algún título de algunos de esos cuentos de la viejecita terrible?
MM: Sí, acá tengo el índice abierto. Este libro, que se llama Los mejores relatos de Roald Dahl, tiene “Katina”, “La señora Bixby y el abrigo del coronel”, “Hombre del sur”, que es una genialidad absoluta, y que llevó al cine John Huston, que creo que trabaja también. Hace del apostador. Se acuerdan de que hay un soldado que dice que puede prender su encendedor veinte veces seguidas, y está muy orgulloso de eso. Y entonces un tipo le apuesta un dedo a que no lo hace, contra un auto de lujo. Y le ata la mano, con un cuchillo ahí, dispuesto a cortarle un dedo… No cuento más. Hay una nota muy hermosa que también les recomiendo, de Juan Sasturain, que salió en la contratapa de Página 12 y que se llama Madera noruega. Y Sasturain ahí recordaba haber visto la serie y haber leído algunos de estos cuentos de Rolad Dahl, o haber escuchado las historias. Y no sabía quién era. Se enteró después. La nota es muy buena.
Asistente: Mario, yo no sé si el dedo que le cortan es el índice.
MM: No quiero contar porque les estropeo la sorpresa.
Asistente: Lo que pasa es que hay un tema que en la guerra era muy común. Los que no querían ir a la guerra se cortaban un dedo.
MM: No; no tiene que ver con eso. Es otra cosa. El personaje es un apostador enfermo, y el soldado tiene todos los dedos de la mano, pero no les cuento más. Lean el cuento que se llama “Hombre del sur”.
Asistente: Está el del cordero también en la serie…
MM: Sí, no está acá. El de la pata de cordero para la cena. Otra genialidad.
Asistente: Hoy encontré “Cordero para el sacrificio” en una antología para Lengua y literatura 3.
MM: Hay dos libros de cuentos para adultos, que son Relatos de lo inesperado, que es el que más me gusta, e Historias extraordinarias. En este último, el dato más interesante quizás, es que está el cuento que lo hizo escritor, “Racha de suerte”, en el que le cuenta a un periodista lo que le pasa cuando le voltean el avión y se golpea la cabeza. Él está de agregado diplomático en los Estados Unidos, y un periodista le pide que le cuente alguna anécdota para escribir una nota. Y entonces él escribe (pero no con la idea de ser cuentista) una historia, el relato de lo que le había pasado. Se llama “Racha de suerte”. Se lo da a este periodista y éste le dice: “¿Pero usted sabía que era escritor?” Se lo publica, le entrega el cheque por el que cobra su primera plata como escritor, y a partir de ahí empieza. Gracias a la generosidad de este escritor y periodista que le dice que es un escritor y se lo publica como si fuera un cuento.
Asistente: Lo que me acuerdo de esa anécdota, es que le dice que no hay que corregirle ni un punto ni una coma.
MM: Sí. Esos son los dos libros de cuentos para adultos que tiene. Y tiene una novela que yo lamentablemente no tengo porque cometí el error de devolverla, que es Mi tío Oswald, que es muy buena y muy fuerte.
MFM: Después tiene otro libro que no mencionamos, Boy, su relato de infancia, y está otro libro que se llama Volando solo, que cuenta la experiencia como aviador, cuando ya es un muchacho. Está bueno leer eso, esas autobiografías esclarecen muchas cosas de su obra.
MM: Es un escritor para que disfruten adultos, jóvenes, niños, docentes, para hacérselo leer a los niños… Entre las cosas que tengo anotadas para charlar contigo, una de las que no dije es que cuando yo era maestro, y todavía no era muy lector de literatura infantil, la que me presentó a Roald Dahl fuiste vos. Le comenté a María Fernanda, obnubilado en ese momento, que estaba leyendo con mis alumnos de sexto Harry Potter. Me dijo que estaba muy bien, y me preguntó si había leído Matilda. Y me dio uno.
MFM: Así que tu primer Roald Dahl fue Matilda…
MM: Sí. Y lo leímos alucinados con los chicos de sexto grado.
MFM: La verdad es que es muy recomendable, es muy disfrutable leerlo en voz alta, si uno tiene niños o niñas cerca… Alumnos, hijos, sobrinos… Es muy disfrutable leerlo en compañía. Recuerdo haber leído varios de estos libros a mi hija cuando era chiquita, en voz alta. Y es un disfrute especial ir leyendo los capítulos con un niño o una niña. Es muy divertido.
MM: Bueno, ya estamos casi en una hora de charla. Y una de las cosas que no dije, en este caso deliberadamente, es que María Fernanda, además de ser Publisher y editora en una editorial líder de nuestro país, Loqueleo, antes Alfaguara, también es escritora. Tiene una novela escrita que se llama Rompecabezas, que les recomiendo mucho, y que le costó mucho escribir, porque con tantas ocupaciones… ¿Cómo fue el proceso de escribir esta novela?
MFM: La verdad es que yo no me considero una escritora. Me considero una editora que escribe en los huecos de la vida. Mi profesión, mi pasión y mi trabajo es ser editora. Por supuesto escribo de toda la vida, desde muy pequeña. Me dediqué a la literatura, estudié Letras, y siempre me relacioné con la literatura y con la escritura. Es algo que hice siempre. Pero para mí siempre fue una actividad íntima, un poco de entrecasa, nunca he tenido la pretensión de publicar las cosas que yo he escrito. Por esas cosas que suceden un poco por azar, creo, yo estaba escribiendo esta novela. Durante varios años me dediqué a escribirla, un poco por placer. Nadie sabía que yo estaba haciendo eso y no le debía nada a ningún editor. Lo hacía por simple gusto, para mí fue muy disfrutable, muy lindo. Lo hice para mí. Pero en algún momento lo comenté en la editorial en la que yo estaba trabajando, y alguien me dijo que le gustaría leerlo. Tuve alguien lector que no era de mi círculo íntimo. Y le pareció que valía la pena que esto se publicara, así que dejé un poco en las manos de los editores que decidieran hacer eso, publicarlo. Fue una aventura que me gustó transitar, tuve muchas satisfacciones con la novela, porque pude ir a colegios. Todo lo que ustedes hacen siempre. Ir a colegios, que te lean, que te hagan preguntas, que te inviten… Tuve la suerte de que sea publicada en otros países, y que recibiera algún premio gracias al que se hizo más conocida. Me la publicaron en México, en Colombia, en Chile, Pude viajar para presentarla, estar en el colegio de algún país… Todo lo que me dio son regalos, son satisfacciones. Para mí fue muy placentero, es algo que quiero mucho. Y después de eso, seguí escribiendo, pero todavía no llegué al momento de que eso se desprenda de mí. Por ahora sigue siendo esa cosa un poco íntima de la que hablaba al principio.
Asistente: Pero ya diste el primer paso.
MFM: Sí. Es difícil estando en el lugar en el que estoy, porque no le doy tanto espacio y tiempo a esa parte de mí.
MM: ¿Esto que estás escribiendo ahora, que estás amasando lentamente, va camino a ser una nueva novela?
MFM: Sí, el género es la novela, que es el que me gusta, aunque también me gusta la poesía. Y escribo poesía, pero eso sí que no se lo muestro a nadie. Esa una novela en proceso, pero no sé todavía en qué va a terminar.
MM: Nos iremos enterando. Rompecabezas dio muchas satisfacciones, yo se las recomiendo mucho. Toma varios temas difíciles; la dictadura, la guerra de Malvinas, el descubrimiento de la identidad de Mora que no sabe qué pasó con su papá… Así que se las recomiendo.
MFM: Bueno, muchas gracias.
MM: Dos cosas que quedaron en el chat hace un rato. Una es de Teté, que también leyó algo parecido a esa escena de Dahl en la puerta del cine. Estaba con un megáfono y decía: “No entren. Es una estafa”.
MFM: Qué buena anécdota. No la conocía.
MM: Hasta el final es una película excelente. Si dejan de ver ese minutito final, no importa. Y Claudia Cadenazo, para antes de que se corte, porque después no se recupera, dejó el link de “Hombre del sur”. Y hay varios más. ¿Algo que nos haya quedado en el tintero, de Dahl?
MFM: Simplemente invitar a la lectura. Como decíamos antes, es una maravilla leerlo, y releerlo siempre.
MM: En estos minutitos finales, ¿hay proyectos editoriales a pesar de la cuarentena, la ASPO, la DISPO…?
MFM: Bueno, este fue un año muy difícil, Mario, ya sabés. Iniciamos el año con el proyecto de ficción histórica en torno al bicentenario de Manuel Belgrano, pero parece que pasó una vida en el medio. Y estamos hablando de febrero… Iniciamos el año con ese proyecto, con varios libros, uno de los cuales es de tu autoría, un libro precioso, Mi amigo Manuel. De pronto irrumpió la pandemia, la cuarentena, el ASPO, el DISPO y toda esa historia así que se frenó un poco todo, por supuesto. Porque al tener los colegios cerrados y las librerías a media máquina no tiene mucho sentido publicar las novedades. Recién ahora, en este mes de noviembre estamos sacando algunas novedades, poquitas, pero son novedades que ya teníamos preparadas. Las teníamos previstas para la Feria del Libro, para abril o mayo, por ahí. No se pudieron sacar, entonces las guardamos y las estamos sacando ahora, ya están en la calle. Un libro de Nora Hilb, uno de Liliana Cinetto, uno de Ricardo Mariño y uno de Andrea Ferrari. Y trabajando ya para el año que viene, preparando libros para lo que supuestamente va a ser el inicio escolar, pero tampoco está tan claro cuándo será eso. Seguimos trabajando.
MM; Bueno, vamos a hacer un saludo prolijo antes de que nos corte el zoom. Muchísimas gracias Fer, por la charla, por invitarnos a seguir leyendo a Roald Dahl. En el próximo encuentro vamos a seguir hablando de Roald Dahl esta vez con Victoria Bayona. Gracias a las y los participantes.
MFM: Muchísimas gracias por la invitación. Como siempre me encanta hablar con vos. Y gracias a todas y todos los que estuvieron presentes.
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