40 años de la muerte de Djuna Barnes

El sábado 18 de junio se cumplieron 40 años de la muerte de Djuna Barnes. Después de sus años de vida parisina, volvió a Nueva York donde vivió recluida durante 40 años. Además de sus novelas, Barnes es autora de una interesante obra poética. La recordamos con tres poemas, publicados en su Poesía reunida.



LA SOÑADORA

Cae la noche, en oscurecidas formas que parecen

Tantear, con misteriosos dedos hacia la ventana –luego-

Descansan en el dormir, envolviéndome, como un sueño

Fe mía -¡que yo pueda despertar!

Y gotea la lluvia con el mismo triste, insistente ritmo.

Temblando a través del vidrio, inclinándose lacrimosa,

Y suave golpetea, como pequeños pies temerosos.

Fe mía -¡qué tiempo este!

El plumoso fresno aletea; allí sobre el vidrio,

El fuego moribundo lanza un parpadeante rayo fantasmal,

Y luego se cierra la noche y la lluvia que cae suave

Fe mía -¡qué oscuridad.


DESDE LA QUINTA AVENIDA HACIA ARRIBA


Algún día bajo alguna dura

Estrella caprichosa-

Desplegando un poco su luz

Hacia lo lejos,

Te conoceremos como la mujer

Que eres.

Pues aunque alguien te tome y te arroje

Fuera del espacio,

Con tus piernas medio estranguladas

En tus encajes,

Aguantarías al mundo hasta que la locura

Aflorara en tu rostro.

Veríamos tu cuerpo en la hierba

Con fríos ojos pálidos.

Nos esforzaríamos en tocar esas lánguidas

Extensiones de muslos

Y oír tus agudos breves modernos

Babilónicos gritos.

Pero no funcionaría. Te sentiríamos

Enroscada en tu miedo.

Reclinada sobre los fértiles

Campos mirando de soslayo

Mientras urges algún amargo secreto

Por el oído.

Vemos tus brazos humedecerse

En el calor,

Cómo pulsa en el latido

De los desbordantes corazones que rezuman

A tus pies.

Te vemos inclinada con el cabello

Abultado sorbiendo

La salpicada humedad de algún vago

Labio inferior.

Tu blanda saliva, desleída

Por orgías, goteando.

En otro tiempo no hubiéramos llamado a esa

Mujer “tú”,

Cuando recostada sobre el bazo

De tu madre estirabas

Tu boca hacia su seno como

Lo hacen los engañosos músicos.

Te zambulles grandiosa para caer

De cara

Desnuda-mujer-niña

Haciendo muecas.

Con tu vientre combado majestuoso

Hacia el espacio.



DESDE LA TERCERA AVENIDA EN ADELANTE


Y camina ahora sobre pies que giran hacia fuera

Junto a la basura de la calle

O rueda bajo una sucia sábana

Dentro de la ciudad.

Ya no se menea para quitarse el vestido,

No se arrodilla sumisa para confesar.

Una pequeña conciencia, sin angustias

Y se instala.

¡Oh Dios! se instala, decimos;

Quiere decir que sus poderes se escapan,

Quiere decir que retrocede día a día

Del bien o del mal.

Y así mira al suelo

O escucha junto a una puerta abierta,

O se acuesta, boca arriba a roncar

Tanto fuerte como tristemente. O se sienta junto al fuego de porcelana,

Se sienta, voceando mansa en una silla

Con el cabello muy rizado, endurecido ondeado

Sobre los ojos.

O sonríe demasiado vacía hacia el espacio-

Y hay un espacio vacío en su cara-

Donde nada suplantó el lugar

De los agudos y duros gritos.

O aún la oímos en la escalera,

Con algunas plegarias elementales,

Hasta que las corta y exclama

Una amada mala palabra.

En alguna parte bajo su apurada maldición,

Un muerto yace confinado en su ataúd,

Y amigos y familiares se dispersan,

Sin emoción.

Esas muertas vivientes en sus habitaciones

Deben notar cuán parciales son las tumbas

Que llevan a los hombres de vuelta a sus úteros

Mientras los suyos deben ayunar.

Y los que florecen en jarras

Ya no miran a las estrellas,

En vez de ello, miran hacia los diminutos automóviles-

Y viven despavoridos.


Los poemas de Djuna Barnes están en Poesía Reunida (1911-1982)- Prólogo de Phillip Herring- Selección, epílogo y notas de Osías Stutman- Traducción de Osías Stutman y Rosa Lentín. Igitur Poesía (2004).



Poesía Reunida
Djuna Barnes
Igitur Poesía, 2004.



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