Lo bueno viene en frasco chico
Urgencia es signo de una época que la
literatura recupera bajo la forma del microrrelato. Velocidad, inmediatez,
instantaneidad, fugacidad de la experiencia y del pensamiento se condensan en
la expresión verbal y producen textos breves de alta densidad semántica. Igual
que un dibujo de escasos trazos obliga al lector a la rapidez. Belén Leuzzi propone un recorrido por las
características que definen al género y permiten entenderlo mejor en un
artículo escrito para Libro de arena.
“En cualquier caso el
relato es una operación sobre la duración, un encadenamiento que obra sobre el
transcurrir del tiempo, contrayéndolo o dilatándolo.”
Italo Calvino, Seis
propuestas para el próximo milenio, 1988
Por Belén Leuzzi
El microrrelato es un género narrativo elaborado a
partir de estructuras breves. Sin embargo, no existe un límite específico
cuantitativo de palabras que lo compongan. Si bien su sistema verbal es
económico posee una gran intensidad expresiva. El microrrelato se identifica
por una serie de características tales como la brevedad, el empleo poético de
la lengua, el humor, la intertextualidad, la fragmentariedad y la reescritura.
La parquedad en sus enunciados produce un efecto de reconstrucción o
reescritura para la búsqueda de sentido sobre elementos ausentes de su
formación verbal. El lenguaje utilizado en este tipo de discurso es de prosa
sencilla pero cuidadosa y precisa, por eso hace uso especial de los recursos de
la lengua. En ellos abundan las figuras retóricas que obligan al destinatario a
ir más allá del texto y hacer una interpretación más profunda. No son pocos los
ejemplos de microrrelatos en los que el humor es un referente. El autor opera
con el doble sentido o con la plurisemia (múltiple sentido) para realizar un
juego a través de los recursos verbales explotados. Su total comprensión supone
el desarrollo de una actividad intelectual del lector que desborda el chiste
explícito. Otro rasgo distintivo en el microrrelato es su carácter
intertextual. El mismo requiere por parte del lector un conocimiento cultural
previo para entender de modo eficiente la alusión (directa o indirecta)
realizada. También posee la propiedad de fragmentariedad. Esta característica
es recurrente en el microrrelato ya que, a pesar de la brevedad de su
contenido, lo colocan dentro de otra cosa. Esta característica se relaciona
intrínsicamente con la anterior, dado que la fragmentariedad implica que el
microrrelato es la “parte” de un “todo”. “Todo” que puede ser hallado en
el hipotexto correspondiente. El microrrelato “Segundo tomo” de Ana María Moptyde Kiorcheff hace
referencia a la novela El
ingenioso hidalgo Don Quijote de La
Mancha de
Miguel de Cervantes Saavedra. Narra una serie de acciones que transcurren en el
final del libro, precisamente, del segundo tomo. El relato se centra en la
vuelta de
Don Quijote a su hogar en La
Mancha , donde finalmente muere. El texto cumple con el
criterio fundamental del género, que es la brevedad, dado que consta de dos
párrafos cortos. Otro rasgo que la aparece es el uso especial de los
recursos de la lengua, pues utiliza la prolepsis y la sinécdoque. El primero
consiste en dar un salto hacia adelante en la narración, mediante el cual se
adelantan al lector elementos de la trama. Es por eso que elige el tiempo futuro
simple del indicativo con un tono de predicción: “reacudirán”, “fingirás”,
“regresarás”, como si le advirtiese al mismo Don Quijote su destino. El segundo
recurso, la sinécdoque, es una licencia retórica mediante la cual se expresa la
parte por el todo. En “Segundo tomo” se encuentra la presencia de Dulcinea
cuando se refiere a “un rostro, unos cabellos de mujer, un nombre”. Es decir,
evoca a su persona a partir de las partes que la componen. Además, cumple con
la característica del género en cuanto a su intertextualidad, justamente por
requerir de la conexión con la obra de Cervantes para completar su sentido. Es
necesario para su absoluta comprensión que el lector disponga de los
conocimientos del contenido del libro. El lector identifica al microrrelato como
un fragmento de aquél; pero no se trata de una mera cita textual, sino de un
nuevo texto inspirado en el anterior. Es imperioso entonces que realice un
proceso de reconstrucción mental, una relectura. La autora emplea un lenguaje
casi poético y despliega un juego de antónimos como “aventuras”, “desventuras”;
“locura”, “cordura”; “vida” y “muerte”. La propuesta del microrrelato es
entonces la de una invitación al lector a poner en relación todos estos
aspectos, invita al lector a desarrollar el verdadero y más amplio mensaje que
los involucra y lleva a acceder a los otros mundos, los de los otros textos.
“Segundo
tomo”
Cuando vuelvas de tus
aventuras o desventuras, te acudirán los amigos desconsolados. Son pocos.
Fingirás la ilusión de salir a acometer de nuevo y, tras los golpes, regresarás
a un lugar de La Mancha.
La resignada pérdida de
locura va quitándote la vida, aunque persistes en evocar un rostro, unos
cabellos de mujer, un nombre, para pronunciarlo antes de que te alcancen la
fatal cordura y la muerte.
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