15 años de la muerte de Juan José Saer

Hoy se cumplen 15 años de la muerte de Juan José Saer, uno de las voces más importantes de la literatura argentina. Lo recordamos con sus palabras en el comienzo de la charla que tuvo con Ricardo Piglia en 1990 en la Universidad Nacional del Litoral, en el marco de la celebración del Centenario de la sucursal Santa Fe, del Banco Hipotecario Nacional.



Por un relato futuro 

PigIia 
La relación entre el diálogo y la literatura es una relación conflictiva. La literatura ayuda a desconfiar del diálogo: no es cierto que habIando la gente se entienda. Quizás escribiendo se entiendan un poco mejor, pero tampoco es seguro. La idea es conversar entre nosotros y que esta conversación incluya las cuestiones que fueron surgiendo en estos días. Ustedes han visto que dentro de las perspectivas que planteaba Saer respecto de la renovación de los elementos de la literatura actual, el problema de la poesía, de la lírica, el tipo de tratamiento verbal, lingüístico que eso supone, era un tema insistente. Y me parece que eso tiene que ver con el modo en que él encara la narración. En este sentido me interesa conocer tu opinión, Saer, sobre la relación entre lírica y narración.

Saer 
En principio, yo puedo decir que concibo la relación entre lírica y narración (creo haberlo expresado en forma mas o menos directa en estos días) como una superación de ciertos callejones sin salida de la tradición novelística, con la introducción o el cotejo de formas que no provienen necesariamente de la tradición narrativa. Porque yo pienso que la novela como género entra en crisis o culmina a fines del siglo XIX. Y lo que empieza a partir del siglo XX es algo completamente diferente.
Entre mis viejos proyectos, hay uno que data de mi primera juventud y es el de escribir una novela en verso. Sobre esto he escrito muchas notas, he juntado material, he tratado de justificar teóricamente sus posibilidades. Observando algunos textos hechos en verso de la literatura occidentaI, que podemos considerar narrativos, La Divina Comedia por ejemplo, advertimos que lo que sustenta la estructura general del poema son siempre elementos conceptuales programáticos o teóricos, eminentemente antipoéticos o no poéticos, y que la persistencia de La Divina Comedia como una obra maestra de la literatura universal, u occidentaI en todo caso, se debe a los elementos no programáticos que Dante produce o descubre en su obra, que como ustedes saben tiene una estructura extremadamente elaborada, artificial por decirlo de algún modo. O extremadamente preconcebida. La Divina Comedia tiene una estructura tan rígida, que en el marco de esa rigidez estructural el margen de invención formal es relativamente limitado, y eso es lo que prueba el extraordinario genio poético de Dante, que con un material tan restringido, tan estructurado, es capaz de hacer, de poner ante nosotros, un verdadero hormiguero de pasiones y de situaciones humanas.
Entonces la primera contradicción, el primer escrúpulo acerca de la posibiIidad de escribir una novela en verso, proviene de la siguiente pregunta: ¿Para que hacerlo si tengo que inventar un sistema extra-poético que lo sostenga o tenga la incandescencia poética que yo pueda incorporar, si sabemos que lo primero que va a perder vigencia va a ser ese sistema? Esa elaboración sistemática de un poema, de una novela poética, exige un trabajo desmedido, quizás superior a mis fuerzas.
Sin embargo, yo creo que por otro camino lo he intentado, sin presumir de haberlo logrado, introduciendo la poesía en mi prosa, o ese elemento poético del cual hablábamos hace un momento, que sería lo que Benjamin define como aura, y que otros pueden definir con otros términos, pero que nosotros conocemos como ese sentimiento estético inequívoco que experimentamos frente a una obra de arte, cualquiera sean los medios técnicos de su producción. Creo haber tratado de incorporar relaciones más complejas entre un sistema de elaboración poética (poética en el sentido de la poesía como género), y las leyes de organización  de la prosa, repeticiones. construcción rítmica y producción de versos en los textos de prosa, búsqueda (por momentos) de nudos en los cuales el nivel denotativo persiste, Y mi última novela (esto no es un aviso publicitario) tiene un título que es Glosa. En él está ya implícita la significación de glosa, un género poético muy preciso y muy codificado. Y la novela, de algún modo, con cinco versos que aparecen como epígrafe, opera un sistema de reincorporación del sentido de ese poema diseminado en el texto. Igual a aquel con el que opera la glosa, es decir una cuarteta que después es retomada en décimas, uno de cuyos versos, el último, es la repetición de cada uno de los versos de la cuarteta. Estos son, más o menos, los escarceos amorosos, a veces no correspondidos, entre mi prosa narrativa y la lírica. Ahora yo quisiera hacerte una pregunta a propósito de Respiración artificial.. Se ha hablado mucho de la introducción del ensayo en la novela, y quisiera que esto se aclare para que no se lo confunda con una novela de tesis o con un mensaje introducido en la novela en forma antinatural. Me gustaría saber cómo es que la novela va transformándose en narración gracias a la incorporación de elementos ensayísticos. Me gustaría saber cuál es el fundamento estético o poético de la incorporación del ensayo en la forma narrativa, teniendo en cuenta la definición de ensayo hecha por Adorno en El ensayo como forma y no la concepción del ensayo como una suerte de comunicación científica.!



Por un relato futuro
Ricardo Piglia. Conversaciones con Juan José Saer
Anagrama, 2015.


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