HASTA LA RAÍZ

En esta oportunidad, la relación entre la literatura y la historia que estamos trabajando en Libro de Arena durante el mes de junio nos acerca a un momento histórico más reciente: la amenaza de bombardear la ciudad de Ensenada, que hizo la Marina en 1955. Leopoldo Brizuela escribió una hermosa novela sobre ese momento, y María Trombetta la comenta en esta reseña.


Por María Trombetta

La novela se llama Ensenada. Una memoria, dejando en claro desde el título que la memoria puede adquirir una u otra forma según quién la cuente, y cómo lo haga. 
El bombardeo a la ciudad de Ensenada, la amenaza de volar la destilería de YPF y el éxodo de sus habitantes y los de la vecina Berisso hacia lugares más seguros, son episodios de la historia de nuestro país los que no se tiene demasiado registro, y que el autor Leopoldo Brizuela,  relata enlazándolos con los recuerdos heredados de su propia familia. 
Ensenada permite a quien la lee, ir construyendo el relato a partir de fragmentos,  de dichos y sucesos teñidos por la premura de las circunstancias, y con el desfile de personajes que asumen miradas antagónicas, frente a hechos tan dramáticos que no dejan demasiado margen para interpretaciones personales.  
Poliya tiene alrededor de diez años y una familia numerosa y antiperonista. Es una testigo atenta, cuenta lo que escucha, lo que ve y lo que comprende, acerca  de lo que sucede a su alrededor. 
Las voces de Poliya y su familia transmiten urgencia y rencores en la huida hacia una casa en las afueras, sumados al dramatismo que aportan la lluvia torrencial y un parto inminente. Todo junto a la figura del Patano, un ser fantástico que condensa todos los males del mundo y amenaza a Poliya cuando comienza a tomar cuerpo frente a sus ojos.
Una frase de una canción muy visitada dice que todo está guardado en la memoria. Y otra canción dice yo te llevo dentro, hasta la raíz. Ensenada muestra esa línea que se dibuja desde la identidad personal, familiar, hacia la historia colectiva.

19 de setiembre de 1955, lunes
(El Patano, me dice. Nos asustaban con él. Era famoso en el pueblo. Lo conocí el día del Éxodo). La Marina amenazaba con bombardear la Destilería de YPF si Perón no renunciaba antes del mediodía. ¿Y quién lo iba a dudar? Hacía años que el pueblo olía a petróleo y peligro. Hacía años que todo se castigaba con incendios, Y ya era el cuarto día de combate, y hacía cuatro días que Perón no hablaba. Toda una noche bajo la lluvia, peronistas y contreras habían velado pensando en aquella destilería, las hectáreas de tanques, las chimeneas por una vez oscuras, mudas, abandonadas. Hasta que a eso de las ocho, en pleno temporal, se supo que ya habían bombardeado Mar del Plata y veían para acá. (Y empezamos a escapar, me dice, en auto, en bicicleta, caminando nomás, a la ciudad que todavía se llamaba Eva Perón) Es lo que llaman el Éxodo. (El Patano, me dice, terror de nuestra gente. Ahí lo conocí).

Ensenada. Una Memoria
Leopoldo Brizuela
Alfaguara, 2018.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cincuenta años sin J.R.R. Tolkien: cómo lo cuidó un sacerdote español y qué tiene que ver la Patagonia con “El señor de los anillos”

El crimen casi perfecto, de Roberto Arlt, Ilustrado por Decur

La lectura del tiempo