Ciencia Ficción en la Literatura infantil y juvenil argentina

El 22 de agosto se cumplen 100 años del nacimiento del gran Ray Bradbury. Con él, muchos hemos empezado nuestro camino lector, incluso nuestro camino en la escritura. Para homenajearlo, el Programa Bibliotecas para armar dedicará todo el mes a este tema. Y en el Laboratorio de Análisis y Producción de Literatura infantil y juvenil, el género será la estrella.



Por Mario Méndez


Antes de realizar un panorama por algunos de los muchos y buenos libros de nuestra literatura infantil y juvenil comencemos  con una mirada histórica sobre la Ciencia Ficción. El especialista Jorge Sánchez, en el prólogo a la antología editada por CEAL dice que si bien el término Ciencia Ficción es de 1926, y se debe a Hugo Gersback (el de la revista Amazing Stories y del premio que lleva su nombre), este género es viejo como la literatura misma.
En su recorrido, Sánchez menciona, tal como lo hiciera Jorge Luis Borges en su famoso prólogo a Crónicas Marcianas, a Luciano de Samosata, que en el año 165 escribió La historia verdadera, en la que una tormenta marina lleva una nave griega a la luna, que está habitada por seres fantásticos. Recién en el siglo XVII, cuatro años después de la muerte del autor, se publica Somnium, novela del astrónomo Johannes Kepler, en el que otra vez nos encontramos con un viaje a la luna, tema recurrente. En 1664, también póstumamente, se publica la novela de ciencia ficción –dividida en dos partes- de Cyrano de Bergerac que, pese al tema repetido, resulta genial: Historia cómica de los estados e imperios de la Luna e Historia cómica de los Estados e imperios del Sol, en la que inaugura la sátira en el género. Su estilo influirá a Defoe y sobre todo, a Jonathan Swift, el de los viajes de Gulliver (principios del siglo XVIII), en los que, además de los célebres enanos y gigantes  aparecen los sabios  Huyhmhnms y sus sirvientes los yahoos, degradación de los seres humanos que influirá en los epsilon de Aldous Huxley (Un mundo feliz), en los Morlock de La máquina del tiempo, de Wells, y en los degradados ciudadanos de 1984, de Orwell. 
Llegados al siglo XIX, aparece, según el autor Brian Aldiss, la primera novela de Ciencia Ficción en sentido estricto: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley. Y en pleno siglo XIX es en Estados Unidos, según Sánchez, donde, exceptuando al gran precursor inglés Wells -que sería el padre de la escuela imaginativa de la C.F. (además de La máquina del tiempo, escribió El hombre invisible, La guerra de los mundos, Los primeros hombres en la luna)-, donde toma fuerza la Ciencia Ficción. Nada menos que Poe, a quien consideramos padre del cuento moderno, del policial de detectives, del cuento fantástico, es quien escribe “La incomparable aventura de un tal Hans Pfall” que parece ser es el primer gran cuento del género, además de “El caso del Sr. Valdemar”, donde entra lo científico junto con el horror. Melville, London, Bierce y Hawthorne practican el género.
Por último, Sánchez hace una pasada por Francia: allí, además de Cyrano, y de Voltaire (de quien menciona Cándido, y los relatos Micromegás y La princesa de Babilonia, como exponentes del género), brilla, por supuesto, el otro gran precursor que fue Julio Verne, padre, según Sánchez, de la escuela cientificista: Viaje al centro de la tierra, De la tierra a la luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, etc.

Ciencia Ficción en el siglo XX


Tal como dijimos, en 1926 Hugo Gernsback acuña el término en su revista Amazing Stories. Surgen, en esa primera época, en pleno auge del pulp, dos grandes escritores: Heinlein y, sobre todo, Isaac Asimov. En las décadas siguientes el género evoluciona, aparecen revistas más serias y con intenciones estéticas más jugadas. En la década del ´30, además de Asimov y Heinlein publican Theodore Sturgeon (Más que humano) y van Vogt (Slan).
Y de a poco, desde los `30 hasta la nueva ola, en los `40 y `50 van surgiendo los grandes nombres del género: Arthur Clarke (El fin de la infancia, 2001, Encuentro con Rama); Ray Bradbury (Crónicas marcianas, El hombre ilustrado, Fahrenheit 451); Dick, Farmer, Simak, Vonegutt. En la década del 60 aparecen los dos últimos monstruos sagrados, que exceden por completo el género: J. G. Ballard (Playa terminal, Crash) y Ursula K Le Guin (Los desposeídos y La mano izquierda de la oscuridad, entre otros).

Otros autores importantes: Stanislav Lem; Damon Knight; Moorcock (que dirigió una revista inglesa muy importante), Cordwainer Smith, Sheckley, y por nuestros pagos Angélica Gorodischer, Pablo Capanna, Elvio Gandolfo, Sergio Gaut Vel Hartmann y el uruguayo Mario Levrero. 

En cuanto a la temática en sí misma, dos ejes atraviesan la CF: la especulación (¿Qué pasaría si?) y la maravilla. 
Entre las muchas definiciones posibles, hay una clásica, que la considera “la literatura de la imaginación disciplinada”. Podemos tomar, también, la de Isaac Asimov, uno de sus más famosos y brillantes cultivadores, “la ciencia ficción es esa rama de la literatura que trata de la respuesta humana a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología”. 

Temas y libros: un panorama con el eje en la LIJ


Los temas de los que el género se ha ocupado, los que podríamos nominar como clásicos del género son:

  • El viaje por el espacio: Crónicas marcianas, 2001 y toda la saga, De la tierra a la luna, y en LIJ Recuerdos de Locosmos y En el último planeta, de Ricardo Mariño, El regreso de los innombrables, de un servidor, El bajaestrellas, de Nicolás Schuff, De la tierra a Kongurt, de Ángeles Durini, Titanis, de Esteban Valentino, La chica astronauta y las ganas de volver, de Cristina Macjus, Josepérez, astronauta, de Norma Huidobro.
  • El viaje por el tiempo: La máquina del tiempo, de Wells, El Eternauta y en LIJ El viajero del tiempo llega al mundo del futuro, de E. A. Gimenez (recurso que, aunque no sea de Ciencia Ficción ha sido usado mucho en la LIJ para la narrativa histórica, por ejemplo en las sagas de María Inés Falconi (el tanque de agua) y de Lucía Laragione / Ana María Shua (la historia de Emanuel y Margarita que va de la actualidad a 1810 para terminar en la actualidad).
  • Las máquinas, los robots, la inteligencia artificial: Yo, robot, de Asimov (creador de las famosas tres leyes de la robótica: no hacer daño a un ser humano  (primera ley), obedecer a un ser humano (segunda ley) e intentar sobrevivir (tercera ley). Pero el “potencial” de esas  leyes era paralelo a su orden: la primera ley tenía prioridad sobre la segunda y ésta sobre la tercera), en cierta manera 2001; ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Blade Runner), de Phillip Dick; en LIJ: Lo único del mundo, de Mariño, El número cinco, de Franco Vaccarini.
  • La exploración del futuro. Muy relacionado, diríase que es casi una variación del tema, con las nuevas sociedades. Fahrenheit 451, de Bradbury, también La tierra permanece, de George R. Stewart, y las llamadas distopías: 1984 de Orwell, Un mundo feliz de Huxley, Nosotros, de Zamiatin, El fin de la infancia, de Clarke. En LIJ hay buenos ejemplos, tales como Todos los soles mienten, de Esteban Valentino y La red del miedo, de Carolina Tosi. Además, los lectores juveniles se han apropiado, por así decir, de sagas modernas como Divergente, Maze Runner o Los juegos del hambre.
  • Los extraterrestres y su encuentro con los hombres: La guerra de los mundos, de Wells, diversas novelas de invasión y de contacto y aquí muchos ejemplos en la LIJ: El hombre que compró un planeta, de Diego Muzzio, La noche del meteorito, de Franco Vaccarini, La maestra, de Victoria Bayona, Como cocinar un plato volador, de Sergio Olguín.
  • La genética: Más que humano, tremenda novela de Theodore Sturgeon, Jurassic Park, de Michael Crichton. En LIJ no he encontrado muchos ejemplos como tema central, pero sí aparece en las ya mencionadas Lo único del mundo y La red del miedo, además de un abordaje muy particular en la excelente novela Titanis (el armario de la luna), de Esteban Valentino.
  • La exploración de mundos diferentes, distantes, paralelos: del ya mencionado Eduardo Abel Gimenez, Quiero escapar de Brigitte y Un paseo por Camarjali, a los que se podría sumar El regreso de los innombrables, La chica astronauta y las ganas de volver y esa joya que es Son Tumikes, de Sebastián Vargas, que aborda temas como la discriminación hacia los inmigrantes, la explotación e incluso el exterminio, en clave de ciencia ficción. 
  • Aunque no sea un tema en sí mismo, el humor en los relatos de Ciencia Ficción, cuyo cultor más importante para adultos es el gran Stanislav Lem, está muy presente en la obra de Diego Muzzio, Ricardo Mariño, Franco Vaccarini, Victoria Bayona, Liliana Cinetto, Sergio Olguín y Cristina Macjus, entre otros autores. 

Para finalizar, como un bonus track en este año del centenario de Bradbury, una mención a su obra en clave LIJ: La bruja de abril y otros cuentos (editado por SM) y La niña que iluminó la noche (De la Flor).

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