100 años de la muerte de Emilia Pardo Bazán

Hoy se conmemoran los cien años de la muerte de la condesa Emilia Pardo Bazán. Supo transgredir como nadie los puntales de una sociedad plagada de eufemismos, depreciaciones y un desprestigio muy exacerbado por todo aquello que no encuadrara en las reglas que debían marcar la vida cotidiana. Con su profundo estudio y su gran intelectualidad, luchó fuertemente para que la mujer fuera considerada mucho más que un objeto familiar y pudiera plantarse ante los cánones elaborados por los hombres de la España de  su tiempo. En esa verdadera guerra, Pardo Bazán abrió un inmenso camino que lamentablemente hoy permanece casi olvidado. En esta nota que nos envió para recordar a la gran escritora gallega, Ernesto Hollmann, pone su grano de arena para alentar su lectura.



Por Ernesto Hollmann*

Hoy es un aniversario sumamente importante para destacar a una de estas grandes féminas de las letras: Emilia Pardo Bazán, escritora, poetisa, narradora eximia de viajes y gran biógrafa de  nombres ilustres. Una poderosa indagadora de la estructura visceral del naturalismo narrado como expiación del inexorable pecado de la moral, aunque fue acusada, (y se la acusa aun hoy) , por su férreo catolicismo. Ella pudo mediante la redención católica lograr una "Santidad"  con la que expiar la lujuria carnal, y la atroz angurria del dinero. Y además fue dueña de un desenfreno descomunal para poder plasmar esto de forma magistral en su obra cumbre, Los pazos de Ulloa y en Madre naturaleza su continuación narrativa: presenta la decadencia moral en que se halla el hombre cuando su único fin existencial es satisfacer la desmesura de sus instintos.

En este siglo convulsionado y complejo, en que nos toca vivir nuestra escasa existencia, podemos vislumbrar a aquellas mujeres ilustres del decimonónico siglo español con su maravilloso y deslumbrante pensamiento. Ellas fueron capaces de vernos como auténticos cavernícolas del razonamiento. Éstas mujeres, esgrimen una razón que puede ser discutible muchas veces, pero son dignas de atención filosófica. Y, sobre todo, dueñas de voces poderosas para entablar con ellas una ardua discusión sobre el feminismo. 

Estos son los nombres de las tres  coetáneas: Gertrudis Gómez de AvellanedaCecilia Fernán Caballero Emilia Pardo Bazán: románticas las dos primeras y una autentica luchadora por el naturalismo la última. Dueña de un estilo que no cae nunca en el realismo exacerbado y positivista al estilo de Emilio Zola, aunque su lucha fuera con el naturalismo francés tan en boga en aquellos días. La propuesta pardobaziana en su naturalismo es la bipolaridad del individuo, la lucha entre la espiritualidad y la carnalidad en la que se presentan dos posibilidades: la  redención o  la caída abismal. El libre albedrio es una elección que no nos es dada en el positivismo zoliano ya que niega la creencia religiosa como estructura de redención.

Pardo Bazán nos dice algo muy claro con respecto a esto: “Conviene saber que el idealismo en olor de santidad, goza de excelente reputación y se cometen infinitos crímenes literarios al amparo de su nombre: es la teoría simpática por excelencia, la que invocan poetas de caramelo y escritores amerengados: el que se ajusta a sus cánones pasa por persona de delicado gusto y alta moralidad”. En el naturalismo el arte no es una pura imitación de la misma naturaleza sino que debe transformarla en puro espíritu;  es la madre del lugar en el que  se unen Dios, el hombre y  la materia.

En el mundo de Pardo Bazán no puede haber naturaleza idílica,  y trata de ubicar al ser humano por encima de sus nefastos pecados, envilecido por la desmesura como único fin de la vida humana. Es aquí donde expone su oposición al idealismo rousseauniano,  en desmedro de José María de Pereda y el Padre Coloma, quienes desmentían que la naturaleza fuera un pacífico holgar del bienestar del hombre. Ella dejaba ver la obtusa necedad que el individuo exponía en su arrogancia del poder físico sobre el mundo que lo circundaba: hombres, mujeres, animales, vida comunal, nada quedaba al azar. Aquí el folclore entra en un análisis profundamente vital: la vida cotidiana, como la plantea este tipo de naturalismo, deviene en una hecatombe genérica. Nada escapa a ella. Por ello Pardo Bazán expone como alternativa a los desvaríos del placer de Ser, una rígida moral católica que hace mella en el final de Madre naturaleza ante el incesto de los hermanos y del propio tío con su sobrina,  en un análisis psicoanalítico deslumbrante. Es este el dilema que desvive a la escritora y lo elabora de manera coyuntural para aclarar este interdicto.

En la obra narrativa de Pardo Bazán sin lugar a ninguna duda,  Los pazos... Madre naturaleza constituyen los dos tomos que definen las elaboraciones psicoanalíticas que más escarban en el alma humana y  con las que se adelantó en  largos años a muchos engendros modernosos. En ambas la búsqueda  se lleva adelante con sutilezas y cuadros narrativos dignos de los grandes pinceles de la escritura contemporánea. Para aquellos que quieran ver una versión maravillosa -sin desmedro de la lectura de ambas novelas que son altamente deleitables- pueden buscar y  gozar de una versión para televisión realizada por Gonzalo Suárez,  con un impecable elenco y que se atiene a la letra, al espíritu y al alma pardobazianas.

Su profundo saber naturista se manifiesta en “La cuestión palpitante”, un escrito publicado por entregas en el periódico “La Época” entre 1882 y 1983, y al que Leopoldo Alas (Clarín), Benito Pérez Galdós y otros grandes escritores,  consideran como un verdadero alegato. Plantea la filosofía de los pros y los contras de un pensamiento enraizado en el alma de seres atormentados en una jaula sin escapatoria. 

Aunque en su época la segunda parte de Los pazos de Ulloa fue considerada una obra muy menor a la anterior, el tiempo y la sapiencia de los lectores han  permitido descubrir una narración impecable y una precisa trascendencia de radical modernidad en las letras actuales. 

La visión que encierran las atormentadas almas de este oscuro laberinto existencial (que comienza en la primera novela), se encarna en el personaje del párroco Julián: hombre profundamente religioso pero que encierra una medrosa vinculación humana. Ésta se pondrá en plenitud vivencial en el inequívoco final. A los ojos de este personaje son desnudadas las miserias de los seres que vamos conociendo en el devenir narrativo. Todos somos víctimas de esta naturaleza, manipulada por nuestras ansias de poder sobre ella. Esto es inútil, ya que nos  hundimos de manera  inexorable,  como piedras arrojadas al agua. En este largo derrumbe moral que encabeza Ulloa,  y en  el mundo de muerte y dolor que produce su accionar vital, podemos como lectores, participar de su acaecer, aunque  nos parezca muy lejano en el tiempo. 

Una "nouvelle" que plantea entre pócimas, aquelarres y posesiones diabólicas; lo insondable entre el alma buena y el alma demoniaca es Belcebú, otra joya de la narrativa de Emilia Pardo Bazán. Dos seres se aman y se odian,  y sus espíritus son uno cuando el mal doblega y obliga a la candorosa doncella a ser su cómplice: "Era de las que sólo pecan con los sentidos y no con el espíritu rebelde". Un lema  intrínseco en la literatura de la escritora gallega.

Finalizamos este recuerdo de Emilia Pardo Bazán, con otro de sus hallazgos artísticos: la poesía, que es de una fuerza sublime. Es capaz de alternar en un poema la duda existencial y la redención en momentos bellísimos. Con éste ejemplo de esa morbidez que trasluce su talento le cedemos la palabra, para recordar los cien años de su nacimiento:

"SONETO"

Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápido momento
la gloria humana y el placer más fuerte.

Tal es del hombre la inmutable suerte:
nunca saciar su ansioso pensamiento,
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.

La muerte triste, pálida y divina,
al fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;
y al rayo de la fe que la ilumina,
cuanto al malvado se parece austera,
al varón justo se presenta hermosa.



*Ernesto Hollmann: nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1947. Hizo crítica de cine para las revistas Siete Días, Biógrafo y El Porteño. Ha publicado Hierofanía de Samael (poemas), editado por Faro en 1992.  Fue integrante del FLH en los años '70, participó en el año 2008 de la película "Rosa Patria", de Santiago Loza, dedicada a la vida y la poesía de Néstor Perlongher. Se han publicado, además 12 poemas suyos en la antología Poesía Gay de Buenos Aires-Homenaje a Miguel Ángel Lens, de Acercándonos Ediciones.

                            

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