¡A viajar! Mariposa del Aire en el CPI “La hormiguita viajera”


Compartimos la entrevista que María Laura Migliarino le hizo a Yolanda "Tati" Gatica, referente del Centro de Primera Infancia "La hormiguita viajera", de Barrio Illia.



Por María Laura Migliarino 

Una de las actividades que venimos realizando en el marco del Programa junto con Belén Leuzzi, es el proyecto “Mariposa del aire”. Esta iniciativa combina una serie de encuentros de capacitación con los equipos técnicos de los CPI* -donde nos empapamos de mucha literatura concebida para la primera infancia- y donde establecemos un espacio de intercambio junto a las familias de les niñes -que forman parte de cada institución- para trabajar en el diseño y la confección de un libro de tela hecho por sus propias manos, y que circulará por las salas del Jardín.

Hace quince días presentamos el libro “¡A viajar!” a toda la comunidad que asiste diariamente al Centro de Primera Infancia “La hormiguita viajera”*, un espacio de contención social que funciona en el Barrio Illia de Bajo Flores hace más de veinte años.

Durante el invierno trabajamos con las familias en la manera de resignificar el cuento de Constancio C. Vigil que le da nombre al CPI. De esas conversaciones surgió la posibilidad de pensar en una hormiga -ya no tan perdida- viajando por el mundo entero. Gracias a la voz de Diana Tarnofky, les adultes y niñes participantes cayeron bajo los hechizos de la buena literatura de la mano de Benjamino, de María Teresa Andruetto/Cynthia Orensztajn, y los versos de La hormiga que canta, de Laura Devetach/Juan Lima.

Cuando les pequeñes volvieron a las salas y sus padres y madres retomaron su rutina nos quedamos conversando con Yolanda Gatica, una de las principales referentes del CPI a la que todes conocen como “Tati”. Queríamos que nos contara brevemente  la historia de La hormiguita y el valor que tiene la lectura en la institución. Esto fue lo que nos dijo Tati.


Mi contacto con “La hormiguita viajera” comenzó allá por el año 1992, cuando me fui a vivir al Bajo Flores. En ese momento, “La hormiguita” tenía unos pocos años en el barrio y era una guardería comunitaria que funcionaba en la mayor precariedad; sin dinero, sin sueldos, atendiendo a unos treinta niños/as hasta cinco años. Los alimentos los proveía el gobierno, eran escasos y de mala calidad. No se contaba con equipo de profesionales, salvo las personas que con buena voluntad se acercaban a colaborar. Estoy hablando de otro tiempo donde la villa también era otra: con zanjas, lodazales, casas de chapas -todas de planta baja- con solo dos Centros de Salud -el Nº 19 y el Nº 20- que tenían instalaciones pequeñas y que desbordaban de pacientes.

En junio de 2011, luego de largos veinte años -muchas vidas transcurridas allí-, La hormiguita se transformó en un CPI y visibilizamos en las redes sociales nuestra labor vinculada a la atención, alimentación, contención y sostén.

Hoy la realidad es distinta con respecto al funcionamiento. Cada sala cuenta con una docente recibida y una auxiliar que acompaña y que conoce cómo se desarrolla la vida en el barrio. Contamos también con un equipo técnico conformado por una psicomotricista, una psicopedagoga, una trabajadora social, un profesor de Educación Física y una coordinadora pedagógica. Además, desde este año nos acompaña el Ministerio  de Educación con capacitaciones sobre planificación y secuencia didáctica que resultan muy útiles y enriquecedoras porque el rol del docente, en estos espacios de alta vulnerabilidad, debe ser de excelencia. Su formación, su disposición, su disponibilidad física y psíquica, su manejo de la otredad, se encuentra en constante relación con variables culturales, etnocentrismos, creencias. Se trabaja con una población que proviene de países limítrofes -en su mayoría de  Bolivia y Paraguay- con otras costumbres, otras lenguas, otras historias y otras maneras de proceder frente a diversas cuestiones. Una de las mayores dificultades es  poder pensar al niño o a la niña como sujetos de derecho;  a menudo, un concepto difícil de compartir intra y extra muros.

- ¿Cuál es para vos el rol que cumple el docente a cargo de las salas a la hora de fomentar el encuentro entre el libro y les niñes?

El docente es un valioso mediador para la lectura, un habilitador de la palabra en sus distintas manifestaciones. Y aquí, con familias muy ocupadas en sobrevivir, tratamos de incentivar y estimular los lenguajes, con cuentos, canciones, nanas, rimas. Esto mismo lo trabajamos en los talleres con las familias para que el trabajo se multiplique.

- Nos gustaría que nos cuentes cómo fue tu primer acercamiento a los libros y la literatura. Alguna escena lectora de infancia que recuerdes, algo de tu recorrido en este encuentro con los libros y la narración oral.

Mis lecturas empezaron a mis seis años; mi primer libro fue Heidi, de la colección Robin Hood, aunque mi autora favorita era Louisa May Alcott. Ya a los diez me fascinaba Julio Verne, Alejandro Dumas; libros en ediciones de adultos, versiones completas que sacaba de la biblioteca de mi papá. A los catorce me encontré con Voltaire, con su diccionario filosófico que me sirvió como argumento para discutir las religiones. A los dieciocho, ya en la facultad, en la ciudad de La Plata y en plena dictadura militar, me dejé fascinar por toda su movida cultural y sus mil y una bibliotecas.


Yolanda Gatica es gerontóloga y en el ámbito de la CABA ha trabajado con adultes mayores en contexto de encierro (Penal de Devoto), en situación de calle, en Institutos de Menores y en las villas de la Ciudad (31, 1-11-14, Oculta, Piletones, Carrillo, 21-24).
Al igual que la protagonista del cuento, Tati es una hormiga exploradora que a diario trabaja en busca de recursos y oportunidades que suavicen la vida de todes les habitantes de su hormiguero.


* Los Centros de Primera Infancia (CPI) son espacios creados para garantizar el crecimiento y desarrollo saludable de los niños de cuarenta y cinco días a tres años de edad en situación de vulnerabilidad social.

* CPI “LA HORMIGUITA VIAJERA” - Pres. Camilo Torres y Tenorio 2302-2500, Barrio Illia.

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