Gemelas del sueño
Ursula K Le Guin es conocida fundamentalmente por su obra
narrativa. Hay que mencionar también, su cruce con una de las voces más
importantes de la poesía argentina: Diana Bellessi. En 1996 se publicó Las gemelas del sueño - The twins, the dream; un libro escrito a 4 manos en el que cada una tradujo poemas
de la otra. Compartimos esta nota en la que Diana Tarnofky nos cuenta su
relación particular con éste libro, y en la que además nos acerca a algunos de
los poemas de Úrsula K Le Guin, traducidos por la poeta argentina.
Por Diana Tarnofky
Hace muchos años
coordiné un ciclo de narración oral que se llamó “Alquimia” y se hacía los días
viernes por la noche, en el Virasoro Bar de Palermo.
Era una cita con
los cuentos y la gente que llegaba con hambre de historias, y con sed de la
música de las palabras.
Cada ceremonia
contaba con una narradora invitada. Con ella
compartíamos el entramado de voces, narraciones, lecturas.
En una de esas “Alquimias”
de los viernes del Virasoro, nos dimos cita con Claudia Stella para crear juntas.
Entre mates y conversaciones Claudia compartió conmigo la lectura de algunos
poemas del libro Gemelas del sueño, escrito a cuatro manos por Úrsula K
Le Guin y Diana Bellessi.
Las poetas se
traducen, una a la otra en una bella edición bilingüe.
Pude leer este
magnífico texto que aquí comparto, sobre la escritura de las mujeres chinas (que
tenían prohibida la escritura), y cómo lograron crear entre todas, un modo sororo
de escribir y comunicarse. Ese es apenas uno de los poemas maravillosos que se
encuentran en este libro.
Conocía la
narrativa de Úrsula K Le Guin por mi papá: era su escritora favorita. Él amaba
leer ciencia ficción: La mano izquierda
de la oscuridad, era su libro de cabecera; Un mago de Terramar, Los
desposeídos, El nombre del mundo es bosque (entre otros) eran libros
preciados en la casa familiar.
“Gemelas del
sueño” fue una puerta/puerto de acceso al mundo poético de esta gran
novelista.
Entrar en ese
universo de la mano de Claudia Stella (narradora, poeta, docente) marcó el
inicio de una amistad profunda.
Nos llamamos
entre nosotras “gemelas del sueño poético” porque así nos
sentimos en esa posibilidad de “traducirnos” la una a la otra en nuestro
trabajo cotidiano, en aquello que nos inquieta y moviliza en la narración oral,
las lecturas en voz alta, las acciones poéticas, las puestas en escena de asuntos
teórico- filosóficos que se relacionan nuestro hacer. Ese libro fue el que
tendió el puente de nuestro encuentro. Allí nos encontramos con la poesía de
Diana Bellessi y de Úrsula K Le Guin. También nos encontramos con nosotras
mismas, y celebramos el encuentro y la posibilidad de crecer juntas en la
amistad y en la profesión.
Comparto algunos
de los poemas de este libro imprescindible:
Fragmentos de la
Escritura de Mujeres
Durante los años ochenta, un lingüista chino descubrió a un grupo de mujeres de avanzada edad que usaban una antigua caligrafía, escrita y leída exclusivamente por mujeres; la misma “usa un sistema invertido de gramática y sintaxis muy diferente del chino”. Los caracteres recuerdan al oráculo de hueso labrado de la dinastía Shang (siglo VI- a.C) y a los de la dinastía Chin (siglo III a.C.). Las mujeres del lugar creen que la caligrafía enseñada por las madres a sus hijas en el hogar, fue inventada por una concubina de la dinastía Song, para calmar su soledad, pero el profesor Gong Zhibing piensa que el lenguaje, demasiado complejo para ser la creación de una sola persona, es una reliquia de los sistemas de escritura perdidos cuando Chinsi Huangdi, el Primer Emperador, unió a China en el 221 a.C. Chinshi Huangdi unificó la escritura china mediante la prohibición de todos los lenguajes escritos, excepto su “pequeño sello” oficial de caracteres. Los hombres aprendieron la nueva escritura oficial. Las mujeres apartadas de la escuela, guardaron la antigua escritura en privado.
Durante los años ochenta, un lingüista chino descubrió a un grupo de mujeres de avanzada edad que usaban una antigua caligrafía, escrita y leída exclusivamente por mujeres; la misma “usa un sistema invertido de gramática y sintaxis muy diferente del chino”. Los caracteres recuerdan al oráculo de hueso labrado de la dinastía Shang (siglo VI- a.C) y a los de la dinastía Chin (siglo III a.C.). Las mujeres del lugar creen que la caligrafía enseñada por las madres a sus hijas en el hogar, fue inventada por una concubina de la dinastía Song, para calmar su soledad, pero el profesor Gong Zhibing piensa que el lenguaje, demasiado complejo para ser la creación de una sola persona, es una reliquia de los sistemas de escritura perdidos cuando Chinsi Huangdi, el Primer Emperador, unió a China en el 221 a.C. Chinshi Huangdi unificó la escritura china mediante la prohibición de todos los lenguajes escritos, excepto su “pequeño sello” oficial de caracteres. Los hombres aprendieron la nueva escritura oficial. Las mujeres apartadas de la escuela, guardaron la antigua escritura en privado.
La mayor parte de los textos son poemas,
autobiografías, cartas y canciones. Las muchachas habrían formado sororidades
de juramento, “usando la caligrafía para documentar sus lazos y corresponderse
mutuamente durante muchos años después de crecer y casarse. Pocos textos
habrían sobrevivido porque las mujeres pedían que todos sus escritos fueran
quemados al morir, así podían leer sus trabajos favoritos en la otra vida”. El
profesor Gong se reunió con dos mujeres de alrededor de ochenta años que aún
podían leer y escribir el lenguaje. Únicas sobrevivientes de una “familia” de
siete hermanas de juramento, ambas habían quemado todas las copias de una
tercera hermana en la escritura, después de su muerte.
Leí la información anterior en un recorte de “The
China Daily”, de Beijing,
Y escribí las siguientes traducciones
imaginarias en 1922. Más tarde vi un anuncio editorial de las traducciones
genuinas de esta escritura de mujeres.
Hija: éstos son
los signos
prohibidos por el
Emperador.
Estas son las
palabras de hueso,
Grietas en el
dorso de las conchas.
Esta es la otra
gramática.
Hija: escribe con
leche,
Como yo lo hice.
Acércala al fuego
Para que
aparezcan las palabras.
Hija: aprende el lenguaje
del revés,
Invertido en el
ojo de la tortuga.
Usa los huesos
para la sopa.
Hermana: sus
muslos son de jade
y su vara un
rígido bambú,
pero no hay con
quien hablar aquí.
No quemes tus
canciones madre,
Por mucho que las
ames.
¿cómo cantaré el
humo?
Déjame la del
otoño.
Hermana: esta
forma es la mía.
Vivo en estos
versos
como la tortuga
en su concha,
como la médula en
el hueso.
Nuestros signos
han sido siempre
prohibidos.
¿Desplegarán las
hijas últimas
el secreto oculto
en la seda
a través de todas
las dinastías,
o volverán fuego
nuestras palabras?
Hermana: Me
siento sola. Escribe.
Para
la Casa Nueva
Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de desechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero no los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
La rama y la flor del manzano.
y que podáis estar en esta casa
como la música está en el instrumento.
La
médula
Había en la piedra una palabra.
Quise descifrarla,
mazo y punzón, cincel y pico,
hasta que la piedra sangró,
y aún no supe oír
lo que la piedra dijo.
La arrojé junto al camino
entre cientos de piedras
y al volverme gritó
la palabra en mi oído,
y la médula de mis huesos
escuchó, y respondió.
Mi Gente
En mi país las
lanzan por debajo
para que las
pelotas vuelen como burbujas o pájaros
antes de
descender a quien las recoge.
De huesos delicados, caderas anchas,
llevan a los
niños
por un rato en
sus vientres
antes de
cargarlos en sus brazos.
Es la costumbre
de mi gente.
En años de grandes ceremonias
celebran con la
ofrenda de la leche
y se liberan con
la pérdida de la sangre.
Son expertas en
su generación.
Pocas, ni siquiera las más sabias,
tiene dinero o un
gran nombre,
pero es gente
admirable.
Aún bajo larga servidumbre
en países
extraños,
se reconocen; estrechan
sus manos,
se besan, cantan
sus canciones juntas,
las voces suaves
alzándose más fuertes:
canciones de
amor, canciones de libertad,
canciones que
hablan de lanzar y recoger,
de cargar, criar
y enterrar,
canciones de las
que sólo mi gente
conoce todas las
palabras.
Cántico de iniciación de la logia de los
buscadores
Trae por favor, cosas extrañas.
Vuelve, por favor, con cosas nuevas.
Deja que lleguen a tus manos cosas muy antiguas.
Deja que llegue a tus ojos lo que no conoces.
Deja que la arena del desierto endurezca tus pies.
Deja que el arco de tus pies sea las montañas.
Deja que los surcos de los dedos sean los mapas
y que los caminos que recorres sean las líneas de la palma de tus manos.
Deja que entre nieve profunda al inspirar
y que tu aliento sea el fulgor del hielo.
que tu boca contenga las formas de extrañas palabras.
Que tu olfato huela comidas que nunca has probado.
Que el manantial de un río extraño sea tu ombligo.
Que tu alma esté cómoda donde no hay casas.
Camina con cuidado bienamado,
camina abierto bienamado,
camina con valentía, bienamado.
Vuelve con nosotros, vuelve a nosotros,
sigue el eterno regreso a casa.
Úrsula K Le Guin.
Diana Tarnofky es docente del Taller de narración oral y lectura en voz alta del Programa Bibliotecas para Armar.
Ursula K. Le Guin y Diana Bellessi
Grupo Editorial Norma, 1998.
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