20 años de la muerte de Francisco Madariaga

Hoy se cumplen 20 años de la muerte del poeta correntino Francisco Madariaga. Formó parte del grupo surrealista vinculado a la revista A partir de cero, fundada por Aldo Pellegrini y Enrique Molina. Participó también en la revista Letra y Línea. En la poesía de Madariaga hay una presencia fuerte del paisaje litoraleño asociado a la memoria de su infancia. Fue traducido a varias lenguas y publicado en el exterior. Lo recordamos compartiendo tres de sus poemas. 






Su ataúd es la alborada

El tiempo arrasará todas las rosas:
las florecidas,
las heridas,

las que tienen los labios del verano
como cortaderas carmesíes,
pero volverá el amor de las recolectoras de las rosas,
y la caridad encendida del color del horizonte,
donde se prenden las lámparas de las palmeras al paso del ferrocarril,
oloroso de ciudades y de esteros.
Pasa el entierro del cuerpo de un sueño,
pero su ataúd es la alborada.



Lluvia en Las Pirquitas

a Leonardo Martínez

Va a seguir siendo mía la lluvia cuando yo muera,
todo va a seguir siendo mío,
el trueno conservará intacto su sonido casi negro
y el árbol a orillas del corral gozará con ese trueno,
mientras el olor a presencia de la tierra en la lluvia
será el mismo olor de mi ausencia.
Así le sucede y le sucederá a todo lo que es pertenencia del planeta.
Entonces, a no gemir, mi lejano palmar cuando yo muera,
porque somos un pormenor de presencia de lo inmortal.


De Un palmar sin orillas. Antología poética, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2009



Escritorio criollo y niño ahogado

a Guillermo Parodi
I
¡Poncho criollo!…

Viejo Narciso,
¿Por qué me entregaste a Corrientes?
al color de los mogotes de palmerales,
al espeso palmar,
al palmeral del aire,
al agua levantándolo al palmar,
al huevo de ñandú en el palmeral,
al potro yaguané al borde del palmar,
al novillo enredado en el bajofondo del palmeral,
al ciego del arpa y el mandolín
que oyó un vuelo en el palmar
y tocó una sinfonía amarilla de frutas del palmeral.

¡Olor a tigre y a zorzal,
olor a lazo que se tira,
-de a caballo-
sobre el yegual!

¿Para qué me entregaste a Corrientes,
gaucho de transparencia liberal?

¿Me entiendes,
cuando cantan los cabellos de oro de tu ahogado Miguelito,

en la laguna secreta del cantar?

Canoa errante mi alma,
halló el cadáver del cantar,
cantó el cantar,
hundiendo vivo al agua al palmeral.
¡Tu niño ahogado!

Un gateado oliendo al tigre del palmar
busca tu alero
Estancia Caimán,
parado está el rodeo
y sangra al aire
el largo catalejo de cristal:
…………………………….

Vuelan los lazos,
canta el pial,
y un chifle en llamas
para incendiar
la volteada en el palmeral…

“¡Guarde esa caña
que hay que atajar!”

Mezcla de potros
y de teral.

Y un turco viejo
viene a lo lejos
con carromato
para mercar.

Agua en la arena:
Camino real.

De Llegada de un jaguar a la tranquera, Botella al mar, 1980.

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