120 años del nacimiento de Nicolás Olivari

Hoy se cumplen 120 años del nacimiento en Buenos Aires del poeta y escritor Nicolás Olivari. Perteneció al grupo de Boedo, que publicaba su obra, sobre todo, en la editorial Claridad. Sus poemarios más conocidos son La amada infiel (1924), La musa de la mala pata ( 926), y El gato escaldado (1929). Olivari además, publicó tangos, con el seudónimo de Diego Arzeno. Conn ese mismo seudónimo, publicó notas periodísticas en Crítica, Noticias GRáficas, y otros diarios de la época. Hizo adaptaciones para radioteatro de Hormiga negra y El morocho del Abasto.  Por su adscripción al peronismo, fue prohibido y perseguido por la dictadura del '55. Recordamos a Olivari con dos poemas publicados en sus dos primeros libros.



LA COSTURERITA QUE DIO AQUEL MAL PASO 

La costurerita que dió aquel mal paso 
y lo peor de todo sin necesidad”. 
Bueno, lo cierto del caso, 
es que no se la pasa del todo mal. 

Tiene un pisito en un barrio apartado 
un collar de perlas, y un cucurucho
de bombones; la saluda el encargado 
y ese viejo por cierto, no la molesta mucho. 

Pobre la costurerita que dió el paso malvado…! 
Pobre si no lo daba, que aun estaría 
sinó tísica del todo, poco le faltaría. 

Ríete de los sermones de las solteras viejas,
 en la vida muchacha, no sirven esas consejas
 porque… piensa!… si te hubieras quedado…!


LA DACTILOGRAFA TUBERCULOSA

Esta doncella tísica y asexuada, 
esta mujer de senos inapetentes,
 —rosicler en los huesos de su cara granulada 
y ganchuna su israelita nariz ya transparente…

Esta pobre yegua flaca y trabajada,
 con los dedos espatulas de tanto teclear, 
esta pobre mujer invertebrada, 
tiene que trabajar…

Esta pobre nena descuajeringada, 
con sus ancas sutiles de alfiler, 
tiene el alma tumefacta y rezagada 
¡y se empeña en comer!

Yo la amé cuatro meses con los ojos, 
con mis ojos de perro triste y vagabundo;
 cuando le miraba los pómulos rojos, 
¡qué dolor profundo!

Un día juntamos hombro a hombro nuestra desdicha; 
vivimos dos meses en un cuchitril; 
en su beso salivoso naufragó la dicha 
y el ansia de vivir…

Una tarde sin historia, una tarde cualquiera, 
murió clásicamente en un hospital. 
(Bella burguesita que a mi lado pasas, cambia de acera, 
porque voy a putear…)

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