Una mirada a la ciencia ficción argentina

Compartimos este magnífico trabajo acerca de la Ciencia Ficción argentina con el plus del análisis de uno de los cuentos de Angélica Gorodischer, "Sensatez del círculo", de su libro Trafalgar, de imperdible lectura.


Por Ana Emilia Silva*


Desde sus comienzos, la Ciencia Ficción, denominación que nombra esa vertiente de la literatura cimentada en el imaginario científico y tecnológico, fluctuó entre el Hardscience  y el Especulativo. El primero privilegia la exposición de conceptos y la trama pasa a un segundo plano. El especulativo, por el contrario, da preponderancia a la fantasía, desprendida de lo científico 
En Argentina, a fin de expandir el género y  aumentar la cantidad de lectores, fueron convocados científicos y escritores interesados en el campo de la ciencia para colaborar con revistas que abordaban esas ficciones.
En un texto de ciencia ficción, los grandes temas de la literatura: el amor, la muerte, el poder pueden estar presentes, pero, para estar dentro de las características de género,  debe haber un componente científico tecnológico que desempeñe un rol preponderante en la trama.
En nuestro país, la ciencia ficción obtiene su consolidación a partir de 1950, a través de revistas y colecciones especializadas en el género.
Los trabajos realizados por Pablo Capanna son insoslayables para trazar un recorrido de la expansión y desarrollo del género, difundido a través de diversas publicaciones. Señala que entre 1953 y 1957, la revista “Más Allá” alcanzó gran difusión en  América Latina y además de difundir a los narradores norteamericanos, introduce textos de escritores argentinos. 
En 1955, Francisco Porrúa, fundador de la Editorial Minotauro, realizó  una gran tarea expansiva con textos de primer nivel y hacia 1966, también nuestros autores son publicados: Bajarlía, Goligorsky, Gorodisher, Rodrigué y Vanasco. En la misma editorial, en 1967, Capanna publica su ensayo: El sentido de la ciencia ficción, en el que sostiene que a la ciencia ficción argentina “le interesan más los conflictos que el hombre como especie pueda tener (…) Los personajes son factores dentro del mundo posible que se describe y reaccionan de la manera que se espera que hagan, de acuerdo con las leyes que rigen ese mundo.”
En 1957, aparece “El Eternauta”, de H G Oesterheld, historieta que sigue teniendo vigencia, y se la puede leer en distintas claves interpretativas.
Posteriormente hubo otras tentativas, pero las circunstancias económicas hicieron que las publicaciones no prosperaran.
En 1979, la revista “El Péndulo”, abrirá las puertas a nuevos autores del género: Axpe, Gandolfo, Gardini, Moledo, Carletti, Bajarlía, Gorordisher y Gardini  premiados en diversos concursos. Otros nombres aparecen en nuestro firmamento: Ana María Shua y Marcelo Cohen. Seguidamente, abordaremos uno de estos autores para explorar temáticas y procedimientos narrativos.
Pablo Capanna, en su libro El sentido de la Ciencia Ficción, al hablar del desarrollo del género en nuestro país afirma que “interesan más los conflictos que el hombre como especie pueda tener (…) Los personajes son factores dentro del mundo posible que se describe y reaccionan de la manera que se espera que hagan, de acuerdo con las leyes que rigen ese mundo. (…) los autores cultivan una literatura fantástica no tradicional, que –con la ciencia ficción -, la atraviesa y sale libremente de su ámbito, con escasa presencia de elementos científicos y tecnológicos.”
En nuestro país actualmente, la distopía funciona como eje central y según Mariana Enríquez, es el género de la época. En muchos relatos aparecen visiones apocalípticas de un mundo deshumanizado, la presencia de dictaduras feroces y desastres ambientales. Este planteo de sociedades distópicas  sirve para llamar la atención sobre el medio, la economía, la política, la religión, la ética, la ciencia y la tecnología. Estas sociedades imaginarias están sustancialmente más agudizadas que la sociedad  desde la que escribe el autor y se abordan tendencias actuales que desencadenan en  situaciones críticas. Son obras de advertencia con finales apocalípticos, no predicciones políticas.
Laura Ponce, en la revista “Sonámbula”, al reflexionar sobre el género en nuestro país, sostiene que “… se vincula con el fantástico rioplatense y que está más vinculada a la ciencia ficción moderna, con problemáticas ligadas al viaje interior, desconectada al viaje exterior como lo hace la ciencia ficción dura. Es más cercana a la distopía y al cíberpunk, dedicada a pensar la tecnología que usamos en relación a internet y al espacio virtual, como tecnología basura o de segunda.” 
Marcelo Cohen, acuerda con lo planteado por Laura Ponce y al citar a Ballard, reafirma su postura: “La ciencia ficción tiene que dejar de ocuparse del espacio exterior y el futuro lejano y ocuparse del futuro cercano y del espacio interior” y agrega que “es el género mejor equipado para indagar lo que nos sucede hoy con lo que nos espera muy inmediatamente (…) La ciencia ficción, aún la más crítica, la más preventiva, tiene un intento de apropiación del afuera. Aún cuando es dolorosa, escépticas, pesimista, alarmista e incluso apocalíptica, contiene una celebración del mundo. Hay una mirada sobre la prodigiosa diversidad de lo real, de cuyas mezclas y combinaciones siempre salen cosas nuevas.” En la entrevista menciona una serie de nuevos escritores: Oliverio Coelho, Leonardo Oyola, Luciano Lamberti, o Germán Maggiori, que mezclan el pop, la televisión, los espectáculos populares, los mitos, los personajes ficticios de la cultura popular, el policial barrial, la comedia negra y muchas cosas con detalle de prospectiva, con elementos futuristas, una ampliación de la ciencia ficción.”
“El espacio interior en la literatura argentina contemporánea acompañado por tecnologías acordes: la computadora personal. Hoy lo digital es lo real y la ciencia ficción encuentra en internet un modo de construir la intimidad y la transmisión de la experiencia.” (Cohen).

A continuación de este breve panorama, comentaremos un cuento de Angélica Gorodischer: Sensatez del círculo, de su libro Trafalgar, constituido por diez relatos, en los que la ciencia ficción reflexiona sobre la realidad socio cultural. Estos cuentos tienen por protagonista a  Trafalgar Medrano, argentino, de Rosario, clase media alta y comerciante muy afortunado.
Es interesante señalar los procedimientos utilizados por Gorodischer en este relato: el extrañamiento que invade a los científicos, al encontrarse con un pueblo que a pesar de su miseria, hacen del baile el centro de sus vidas.
La utilización del humor, la parodia y la ironía a lo largo de la trama, mediante el lenguaje coloquial, alcanza el efecto deseado para presentar la otredad de ese mundo, aparentemente hundido en la indiferencia por la muerte del sol y logra producir un fuerte contraste con la seriedad del tema.
El lector se introduce en las aventuras de Trafalgar Medrano por mundos distantes a través del encuentro del protagonista con sus amigos, en una  reunión informal, que tiene por escenario la casa de Ciro Vázquez Leiva, situada en el Boulevard Oroño de la ciudad de Rosario.
La narradora es la propia autora, que se enterará de lo ocurrido a través del relato que uno de los asistentes le hace a su marido, Goro: “No es que yo haya estado allí, pero como les digo las mujeres sobran, pero Goro suele encontrarse en lo de Raúl con el Payo Gamen que sí estaba.”
En este cuento, en el primer nivel de la narración, el protagonista se encuentra en un escenario cotidiano: la casa de su amigo Ciro. El segundo nivel, Trafalgar, a modo de los narradores tradicionales y en forma de diálogo directo, contará su experiencia en  Anandaha- A, lugar atrasado con relación al mundo de donde proviene el narrador testigo. Situación que tratará de aprovechar y así, vender lámparas y linternas para vencer la oscuridad del planeta sin luna: “Cuando es de día parece que es de noche y cuando es de noche uno prende la luz más potente que tiene y apenas alcanza a verse las manos porque la oscuridad se lo traga todo. “ 
El grupo de investigadores de distintas disciplinas, fiel representante de la ciencia y  se hallan en el planeta para decodificar las ruinas de una civilización muy avanzada. Los científicos, al observar, las condiciones de abandono y primitivismo en que vivían los habitantes, deducen que no pueden ser los descendientes de la esa civilización que están estudiando. Los objetos encontrados les hablan de un grado superior de desarrollo: “…Marina empezó a reconstruir una civilización como decía ella, prodigiosa,..”
Entre ellos, la lingüista Veri Halabi trata de descifrar  textos y libros. Desconcertada llega a la conclusión de que son cinco alfabetos, todos de la misma época, pero no puede descifrarlos: … “la única que seguía en banda era Veri Halabi que por muy experta que fuera en lingüística comparada no entendía nada.”
Las noches de Halabi están pobladas de sueños perturbadores. Una de esas noches, en medio de una pesadilla, logra traducir los manuscritos y a partir de ese acontecimiento, en ella se producirá una transformación. Se irá encerrando dentro de sí misma. No abandonará la habitación. Los sones de de la música la alterarán de sobremanera, hasta que un día destruye las traducciones, abandona la investigación y se une a los grupos que bailan, para ser parte del mundo de Anandaha- A . El epígrafe de Montagne con que se abre el texto, cobra su significado: “Sin embargo, no hay camino que no tenga salida”. Y el camino de Veri Halabi la conduce a su puerto. Ella retorna porque descubre el sentido secreto de los habitantes: “…descubre que “los primitivos” ya han conocido la civilización tal como nosotros la entendemos, pero la abandonaron tras descubrir un camino místico que los lleva a experimentar la eternidad y la unidad del cosmos. Son ellos quienes representan la culminación de la civilización.”(Capanna).

*Ana Emilia Silva es profesora (USAL) y licenciada en letras, egresada de la Universidad Nacional de San Martín. Se ha diplomado en Lectura y Escritura por FLACSO y por la Universidad Nacional de San Martín en las Diplomaturas en Literatura Infantil y Juvenil y obtuvo el Postítulo en Literatura Infantil y Juvenil: CEPA.
Es narradora oral, discípula del profesor Juan Moreno.
Integra la Comisión Directiva de ALIJA y es miembro de la Academia Argentina de Literatura Infantil y de la Academia Alas.
Escribe poesía y narrativa, varios de sus textos integran diversas antologías.
Coautora de libros de texto en Lengua y Literatura para Editorial SM y Editorial Kapelusz y autora de Prácticas de Lengua y Literatura. Pasar la Posta. Lugar Editorial. Buenos     Aires, 2017.



Trafalgar
Angélica Gorodischer
Emecé, 2006.

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