Martropía. Conversaciones con Spinetta

Para cerrar el homenaje a Luis Alberto Spinetta y su disco Artaud, compartimos un fragmento de Martropía, el libro de charlas con Juan Carlos Diez, recientemente reeditado. Se habla, desde luego acerca del cruce entre la música y la literatura, y se hace referencia a las discusiones que se produjeron por la forma irregular de la tapa, imagen que estamos utilizando como portada durante este mes.



-¿Antonin Artaud fue un kamizaze?

-Sí, se supo jugar por sus ideas y su poesía, aun a costa de unos dolores tremendos. Después, con tipos como John Lennon, surgió un antídoto intelectual para ese sufrimiento. Lennon es el símbolo de una intensidad muy heavy de creación, pero en aras de algo más liviano de sobrellevar, que no acarrea el peso de ese dolor.

-¿En algún sentido tu disco, Artaud fue hecho, paradójicamente, para liberarte de Artaud?

-El disco tiene algo de antídoto. Una vez más, creo que yo traté de asirme a las formas poéticas y al impulso que guiaba al autor, más que al acontecimiento que él describe. No me interesa mucho el dolor, sino la forma en que uno puede llegar tan profundamente dentro de sí mismo, como para encontrarlo de esa manera, que es lo que hizo Artaud. Por lo tanto, no me gusta tanto el producto de todo eso, que es el sufrimiento, y cómo verlo dentro de uno. Pero sí el hecho de haber corrido el riesgo de escribir increíblemente eso.
El disco Artaud de alguna manera refleja cosas de la vida de Artaud e inclusive de la vida de Van Gogh, también por el paralelo con el libro Van Gogh el suicidado por la sociedad, escrito por Artaud. Pero, obviamente, tratando de suplir la curiosidad por hallar el dolor, suplirla por la posibilidad de encontrar la belleza o la felicidad.

-¿Vos sos consciente de que mucha gente conoció a Antonin Artaud por tu disco y después se volcó a leerlo?

-No sé, alguna vez se me cruzó, y mucha gente me lo ha dicho. Me alegro por la gente que lo leyó, sobre todo por la gente a la que le gustó. Es mucho más lindo que Bukowski, ¿no? Y lo seguirá siendo, independientemente de que sus teorías del dolor no sirven. Las de Bukowski menos.

(…)

-¿Cómo conseguiste sacar Artaud con esa forma irregular que rompía con el diseño estándar de las tapas de los discos?

-¡Tuve unas luchas! Me pedían de rodillas: “Te la hago de oro, pero cuadrada!”. Y yo les contestaba:”Nooo, ahora que me la aceptaste no te vuelvas atrás. Pensá que estás sacando un disco muy original y chau”. Las disquerías devolvían los discos porque las tapas se doblaban en las bateas.

-No, directamente no entraban.

-Se les doblaban las puntas en el transporte y la gente los devolvía. Y, a la vez, el que tiene hoy ese disco tiene algo del rock nacional. Al sobre interno que decía “Informe frío” yo lo quise diseñar como si fuese el prospecto de un remedio escrito con letras verdes.

-¿Vos tenés ese disco?

-No, no lo tengo.

-¿Por qué pensás que es un álbum clave para tus seguidores?

-No tengo la menor idea. En parte es por el mito de la tapa.

-Tu álbum Privè, de 1986, igual que Artaud, ¿también tiene ese sentido catártico para salir del dolor?

-Está cargado de eso, sí. Buscando un punto de luz en esa maroma. Ya el hecho de que uno pretenda reemplazar un ítem como el dolor por la felicidad implica que uno está sufriendo. Pero no es el sufrimiento de Artaud, ni el de Van Gogh, y espero que nunca lo sea. NO me gustaría ser un gran artista porque haya sufrido semejantes cosas en mi vida. Aparte, ha pasado casi un siglo. No es bueno, no es justo, no me parece tan coherente, si bien hay mil razones para estar mal, pero no es cuestión. Sobre todo no impregnar la obra de tristeza, o con un drama tan jorobado. 


Martropía. Conversaciones con Spinetta
Juan Carlos Diez
Aguilar, 2018.



Comentarios

  1. Amigos de Bibliotecas para armar, muchísimas gracias por citar este fragmento de Martr
    opía. !!! y poner la tapa. Tienen un espacio muy en serio que miraré a fondo. gracias!!!!.

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