Pequeña anécdota sobre la institución

La obra de Luis Alberto Spinetta es inmensa, como la cantidad de anécdotas y recuerdos sobre su vida. Marcelo Iconomidis -musicalizador y realizador audiovisual- nos acerca este relato sobre un encuentro con el músico en una fiesta en la década del 80.


Por Marcelo Iconomidis*

Alguna vez David Bowie dijo: “si recordás la década del ochenta es porque nunca estuviste allí”. Los olvidos y los recuerdos son antitéticos y se sintetizan en la memoria que, aunque resulte complicada, es el caudal emocional que codifica, clarifica e internaliza las vivencias.

Fue en algún momento de la década del ochenta. El lugar, una casona del Belgrano señorial llamado residencial. El evento, el cumpleaños de una conocida cantante, hija díscola y ocurrente por goteo, de una familia patricia con inabarcable cantidad de apellidos de la oligarquía argentina. Allí acudí con un amigo. Llegamos y la anfitriona esputó un largo y acelerado monólogo de recepción que desprendió una única frase interesante: “Me regalaron una Telecaster del año 1958. Igual a la que tiene Keith Richards y está en el cuarto de arriba”. Subimos por una escalera donde los escalones tenían el mismo largo que mi cuarto de adolescente. De la habitación emanaban los acordes enrevesados y silábicos con los que estaba familiarizado desde muy joven.
Abrimos la puerta y el ejecutante dejó de tocar. Nos observó con mayor curiosidad que orden inquisitorial y deslizó “¿quieren tocar?”.

“No” respondimos atónitos, agradeciendo el convite. Sólo pedimos autorización para escuchar sin importarnos lo que ejecutara y sin pedir las “canciones del fan”. Sin embargo lo hizo sin saberlo. Pasó a la guitarra los acordes del piano y la estrella se colgó de la telecaster. Por un instante, Luis Alberto Spinetta hizo posible una quimera: ese instante quedaba allí, en la memoria, donde todo se aclaró, donde todo fue posible…..


La búsqueda de la estrella

Las escaleras bajo, sin mirar,
mi mente entonces quiere quedarse, en las desgracias...
¿Qué hiciste entonces, cuando
todo estaba?
Esta ciudad solo muestra el sol, en las ventanas...
La memoria me resulta complicada...
no me acuerdo ni de las cosas que leí...
por favor tu mano alada...
Toda la música que cuelga suena por tí...
Después de todo tú eres, la única muralla...
si no te saltas, nunca darás un sólo paso...
Después de todo tú eres, la única muralla...
si no te saltas, nunca darás un sólo paso...
La memoria me resulta complicada...
no me acuerdo ni de las cosas que leí...
por favor tu mano alada...
Toda la música que cuelga suena por tí...
¿te parece?




*Marcelo Iconomidis es musicalizador y realizador pero, sobre todo, de Racing.

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