Boquitas pintadas y la crítica
La obra de Manuel Puig fue una de las más analizadas por la crítica literaria argentina. Compartimos algunos fragmentos críticos importantes, sobre su novela Boquitas Pintadas.
“En Puig la ambivalencia surge precisamente por el hecho de que la figura del narrador tiende a ser invisible. Y es muy difícil establecer una relación entre texto y parodia si no está claro quién enuncia. Y por supuesto, la clave de la renovación que Puig trae a la novelística contemporánea es el modo en que trata a la figura del narrador que está ausente.
¿En qué consiste el efecto Puig? No es un efecto de parodia. Permite acceder a un público amplísimo y resuelve así el problema con el cual empezamos. Boquitas pintadas es una de las novelas que más se ha leído y vendido en la literatura argentina. Ahora bien, ¿ofrece otra lectura? ¿Por qué decir que esa otra lectura es paródica? Está pensada con la estrategia de ganar al público que se ha perdido, consigue ser leída por un público no especializado. Al mismo tiempo es una novela que nos plantea esta discusión. Resolverla diciendo que consigue eso con la parodia es, a mi juicio, una conclusión equivocada.
No es esa la estrategia de Puig ni tampoco la de muchos narradores actuales que, aunque trabajan para los géneros y las fórmulas del cómic, del policial, de la novela pornográfica, de la novela de ciencia ficción, de la novela gótica o de las novelas de terror psíquico, no hacen parodia.”
Ricardo Piglia- Las tres vanguardias, Eterna Cadencia Editora (Págs. 135-136).
“Las formas populares elegidas señalan, al mismo tiempo, una decidida preferencia por determinados géneros. Puig privilegia los géneros de consumo femenino – el folletín, el radioteatro, los musicales, comedias y melodramas hollywoodenses- y sus novelas prodigan objetos vedados al consumo masculino: cosméticos, revistas de modas, revistas del corazón, álbumes fotográficos. El comienzo de La traición…es, en este sentido, una indicación inequívoca de la consagración al ámbito doméstico femenino” (…)
También en el programa Puig, la elección genérica quiere combinarse estratégicamente con espacios de circulación masiva. Se sabe que Puig intentó publicar su folletín Boquitas Pintadas por entregas en revistas femeninas, pero el proyecto no prosperó en los medios porteños. “Yo quería publicar Boquitas pintadas en una revista por entregas semanales”, le confiesa a Rodríguez Monegal, “pero aquí en Buenos Aires no fue posible (…) Yo lo ofrecí a revistas de información primero, después a revistas femeninas, nada. Parece que mi texto los obligaba a modificar el formato y eso traía complicaciones”. La voluntad de reeditar la forma folletinesca puede leerse como un intento de recuperar un circuito de circulación alternativo al libro que en sus orígenes consiguió en algunos casos unificar la oferta ampliada de una literatura popular en las demandas de un público “culto”. Y aunque finalmente la novela se publicó en la forma convencional de libro – con el subtítulo “Folletín”, el deseo de Puig de conciliar una literatura experimental con un público ampliado puede recuperarse en el programa sintético ya citado, consignado en la contratapa de Boquitas Pintadas. “Es un folletín con el cual, sin renunciar a los experimentos estilísticos iniciados en mi primera novela, intento una nueva forma de literatura popular”.
Graciela Speranza- Manuel Puig- Después del fin de la literatura, Grupo Editorial Norma (Págs.96, 98, 99).
“Releí primero Boquitas pintadas. El libro estaba en reposo desde hacía exactamente veintisiete años, mucho tiempo si se tiene en cuenta los estremecimientos de nuestras vidas, la de Manuel, la mía, la de todos nosotros, sus amigos. Pero estar en reposo para un libro como Boquitas no significa ciertamente que hubiera permanecido en un letargo estático e improductivo: bastó tomarlo entre las manos y empezar a desgranar los primeros párrafos para que las llamadas entregas se pusieran a desatar sus cintas rosas, las ataduras que las mantenían en letargo y desenvolvieran su atuendo. Las pieles de Boquitas, sus ropas, sus labios, los estratos de su interior desplegado en diferentes conciencias e inconscientes, sus continentes multiformes: sobres alacenas, armarios, roperos, habitaciones, casas, cartas, pueblo, hospital, pensión, radio-como caja- tumba-como nicho- hábitos que recubren y al mismo tiempo desnudan todas esas vestimentas que se superponen en el cuerpo pródigo del relato, volvían a incitar a la exploración. No podía imaginarme hasta qué punto ese objeto había generado para mi relectura tanto poder material, tanta materia, tanto libro al mismo tiempo entrecerrado y abierto, como si Boquitas pintadas fuera la succión incansable de una bella durmiente en cautiverio y en silencio, pero ansiosa por cautivar; un recinto, en definitiva, que paulatinamente derrumbaba sus paredes para hacerme entrar y revelarme sus secretos, que no es otra cosa lo que cuentan los libros a medida que se los lee. “
Tununa Mercado- “Lecturas de escritores” en Encuentro Internacional Manuel Puig, Beatriz Viterbo Editora (pág. 11).
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