30 años de la muerte de Georges Simenon
A treinta años de la
muerte de Georges Simenon, le pedimos a Álvar Torales, compañero de Bibliotecas
para armar, que escribiera sobre este belga, el padre de Maigret, uno de sus
escritores favoritos. Como Simenon en sus novelas, Álvar no nos defraudó con su
homenaje.
Por Álvar Torales
Hoy
se cumplen treinta años de la muerte de Georges Simenon, escritor prolífico si
los hay. Belga, que escribió su obra en lengua francesa, es autor de ciento
noventa y dos novelas publicadas: unas treinta con seudónimo y ochocientas
columnas humorísticas. Se calcula que el tiraje total de su obra publicada
supera los quinientos cincuenta millones de ejemplares. A esta obra monumental,
corresponden ciento tres episodios de su máxima creación: el comisario Maigret.
Simenon
no fue tan solo un autor de novelas policiales; sus novelas sicológicas, de
extraordinaria calidad, nos brindan una apasionante visión de nuestra época:
personajes definidos por su sencillez y vulgaridad, capaces de descubrir (como
los locos de Dostoyevski) su trágico destino. Escritores tan disímiles como
André Gide, Pierre Mac Orlan y Maurice de Vlaminck lo consideran el heredero
màs directo del realismo de Balzac. Desarrolla una intriga simple, con
personajes y argumentos definidos, en los que no hay culpables o inocentes
absolutos, ni héroes humanitarios.
En
lo que respecta a Maigret, en la charla informal que siguió a la entrevista que
Mario Méndez le hizo a Guillermo Martínez en 2017, el escritor manifestó que
ubicaba a Georges Simenon en un punto intermedio entre el policial de enigma y
el policial negro.
Allí
habría que sumar, (y esto corre por mi cuenta), a Andrea Camilleri y quizás
establecer una nueva categoría para el género policial.
La
vida real de Simenon, (sobre todo en su juventud), difiere bastante de la de
Maigret. El escritor era habitué de ambientes nocturnos, en los que se cruzaba
con artistas bohemios y prostitutas. No se parece en nada al comisario pequeño
burgués con su carrera policial encaminada, y su expectativa por llegar a la
jubilación que le permita mudarse a una casita en la campiña francesa.
Este
personaje encontrará su símil, años después, en el comisario Montalbano,
que aunque debe su nombre a Manuel Vázquez Montalbán (en un homenaje explícito
de Camillieri) tiene más afinidades con Maigret que con Pepe Carvalho a quien
sí podemos ubicar en el policial negro.
De
cualquier forma, en este homenaje conmemorativo a Georges Simenon incluyo, para
que lo acompañen a Andrea Camilleri y a Manuel Vázquez Montalbán quienes
integran, a mi entender, una trilogía superlativa de la novela policial que
podemos llamar moderna.
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