Para escucharte mejor

En esta reseña se reúnen dos novelas uruguayas, de dos autores que comparten el amor por el fútbol, y lo transforman en excusa para narrar, para contar cosas que exceden por mucho los límites del campo de juego. 



Por Laura Inés Gutman*

“Vamos a ver cómo es, el reino del revés”
María Elena Walsh.

Mucho ha cambiado en la literatura infantil y Juvenil de un tiempo a esta parte. Por lo pronto la infancia ya no es solamente una categoría etárea, sino también histórica y social. Todo esto se refleja en una producción que intenta derribar algunos supuestos, hacerse algunas preguntas, y permitirse pensar y escribir por y para las infancias aquí y allá.
Nosotros, en el laboratorio de análisis y producción de LIJ durante el mes de septiembre intentamos recorrer algo de la producción de nuestro vecino país del Uruguay, leer y releer algunos clásicos, y otros no tanto. Escuchar y compartir con escritores dedicados a explorar el lenguaje y sus vericuetos apostando a una LIJ inclusiva y comprometida.
Sin embargo, como en la literatura toda, algunos tópicos permanecen generando nuevas versiones alrededor de temas recurrentes.
En El muro de Daniel Baldi, un niño, el mayor de tres hermanos de una “familia tipo”, aburrido de su vida en un barrio cerrado y siguiendo el camino que deja una rata, cava un túnel por debajo del muro que rodea toda la propiedad para poder “pasar al otro lado”, cuando escucha a través de la pared lo que parecería ser un buen partido de fútbol. 
Para poder culminar la hazaña sin ser descubierto, le encarga a su hermanito menor entrar en la “madriguera”, la cual está cubierta por pastos altos al borde del muro, para descubrir que hay del otro lado. A través de ese pasaje se encuentran con otra realidad muy diferente. Otra dimensión social, otros códigos, otros problemas. 
El partido por fin se arma y el juego lentamente va limando las asperezas, ayuda a emparejar las fuerzas, a construir lazos afectivos y nuevos liderazgos para derribar el muro que los separaba. 
Daniel Baldi construye la trama con habilidad futbolera y va pasando con destreza la acción de uno a otro lado del muro. A medida que se avanza en la lectura se va descubriendo su experiencia tanto como delantero profesional de fútbol como su sensibilidad social. 
En la novela Lo que aprendí acerca de novias y fútbol, de Federico Ivanier, nos adentramos en el pasaje de la pubertad a la adolescencia. 
“Espejito, espejito…”, pareciera que se pregunta el protagonista cada vez que se descubre un grano purulento, o como se le mete la comida entre los dientes y los aparatos. Cada vez que se mide con su rival, o sus compañeros, o cada vez que está frente a la chica que le gusta tanto…y que le parece imposible.
Pero resulta ser que en esta historia es la chica en cuestión la que lo “despierta” con un beso que parece durar unas cuántas páginas (¡lo recomiendo!). 
Es que a ella también le gusta el fútbol, y por supuesto lee Asterix y Lucky Luke. 
A partir de ese descubrimiento las cosas cambian para Sebastián, que decide entrar en acción y ya va dejando el banco de suplentes para terminar jugándose la gloria en un tiro libre que se convierte en el gol del triunfo. Porque en la cancha se ven los pingos, y esa es la lección que aprendió junto a quien creía que era su rival pero que ahora lo abraza porque la victoria es del equipo.
El gol del triunfo también dura varias páginas, y es que cuando Federico Ivanier despliega en la novela sus habilidades como guionista cinematográfico los besos y los goles parecen suceder en cámara lenta, con música de fondo y con un gran travelling de cámara de fondo.
Esto y mucho más. En fin, un recorrido imperdible para recuperar la valentía, esa que nos inspira a derribar los muros de la ignorancia y el miedo. 

* Laura Inés Gutman, Intérprete titiritera y de música popular. Licenciada por la UNA en Artes del Movimiento. Egresada del Teatro Colón en Regiè y de la Escuela de titiriteros del Teatro San Martín. Docente universitaria en la Licenciatura en Musicoterapia UBA. 

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