¿El mundo cabe en un microrrelato?

Compartimos otra experiencia realizada en la Biblioteca “Silvina Ocampo” del Hogar de día para adultos mayores 20, en donde se leyeron microrrelatos y las asistentes fueron invitadas a que escribieran los propios, contando aquello que definiera su historia.



Por Rosario Proe

Se puede creer que los relatos breves, simples, de pocas palabras, son para niños, porque facilitan el modo de comunicarnos con ellos, pero ¿qué pasa cuando estamos en el otro lado de la vida?, ¿cómo simplificar algo que ya sabe que no lo fue?, ¿cómo reducimos la propia historia a pocos renglones?

El microrrelato fue el desafío que les propusimos a las señoras del Hogar de día 20 de Saavedra, y aunque muchos pensarán que es mas fácil escribir tres renglones a escribir un libro, olvidan una parte fundamental: ¿cómo se escribe un microrrelato a partir de un libro que ya está escrito?

El Hogar 20 es un centro de día al que asisten personas mayores a 60 años, en su mayoría mujeres. Allí realizan actividades recreativas (canto, manualidades, tejido, entre otras), y cuenta con una biblioteca, a la que nombraron “Silvina Ocampo. Todas las estas propuestas, lejos de detenerlas a contemplar el paso del tiempo, les permite a todas ellas, continuar escribiendo.

Iniciamos los encuentros presentándonos con los rasgos culturales aparentemente más definitorios: nombre y edad. Luego de conocernos, leímos el microrrelato “Puntos de vista”. Un texto que habla de como miramos la misma situación de forma distinta, según el lugar donde nos paramos.

A partir de ese texto les propusimos mirarse a ellas mismas bajo preguntas como ¿soy solo mi nombre? ¿Soy solo mi edad? Y según las reflexiones que surgieron, las invitamos a escribir un microrrelato de su vida, con un solo desafío: no decir el nombre ni la edad.

El resultado fue sorprendente amoroso: ¿cómo tres renglones pueden acumular tanta historia? A continuación, compartimos un par de las producciones, en las que definitivamente el amor marcó (y seguirá marcando, seguramente) esas vidas:

Trabajamos juntos en un grupo de parroquia. Nos mirabamos con amor, dependíamos uno del otro, y un día maravillosome dijo que me quería, que estaba enamorado de mí. Yo le contesté que yo también de él.
Esta historia de amor la vivimos 57 años.

Me enamoré a los 15 años, de un joven de 26. El noviazgo duró 3 años y fue hermoso, pero la vida nos separó cuando me enamoré de otro. Aun así,
fue el primer amor hermoso que tuve.


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