Como flores que florecen

María Trombetta nos invita a conocer las distintas experiencias llevadas a cabo en bibliotecas comunitarias por los participantes de última edición de la Capacitación en diseño de proyectos de animación a la lectura, para que las experiencias de lectura sigan floreciendo en cada rincón de la Ciudad.


Por María Trombetta


Hace casi diez años que el Programa Bibliotecas para armar ofrece la Capacitación en diseño de proyectos de animación a la lectura. Desde su concepción, la propuesta busca compartir con los asistentes la mirada que guía las actividades que realiza semana tras semana nuestro equipo de docentes en las bibliotecas comunitarias: cómo los lenguajes artísticos y el juego ofrecen una serie de instrumentos que ayudan a acercar la lectura a lectores y lectoras de todas las edades.

La capacitación se desarrolla en ocho encuentros que proporcionan en un principio el marco teórico para pensar propuestas de animación a la lectura desde este encuadre. Los temas se abordan a partir de textos tanto literarios como teóricos, que luego sirven como punto de partida para ser reformulados en modelos de actividades. A medida que se avanza, los participantes comienzan a pensar proyectos destinados a bibliotecas comunitarias que forman parte de la red de instituciones que trabajan en colaboración con el Programa. Así, las propuestas se orientan a destinatarios y contextos específicos, y permiten volcar la teoría en la práctica concreta, donde el público destinatario tome un rol activo y pueda ser parte de una experiencia en la que lo leído no quede “representado”, si no que adopte una nueva forma, aparezca reformulado en un objeto cultural determinado. 

En la última edición, los grupos trabajaron en dos espacios con características bien diversas: el Centro de día Nº 22 para adultos mayores del barrio de La Boca, y en la salita de 3 años del Centro de Primera Infancia “Años felices”, de Balvanera. El tema propuesto como recorte dentro del vasto universo de la Literatura fue “la flor”, el mismo que guió la planificación del Programa en el inicio de la primavera.



Se pusieron en acción, en primer lugar, buscando los textos más adecuados e interesantes para cada público. Durante los últimos encuentros, las mesas desbordaban de libros e ideas: fue una intensa tarea seleccionar unos y otras hasta definir cuáles formarían parte de la propuesta final. 

Por fin se concretaron las visitas a las bibliotecas: el lunes 5 de noviembre los asistentes al Centro de día recibieron al grupo que había preparado una actividad en torno a la poesía. El tema de “la flor” se puso en consideración a partir de observar imágenes de flores y conversar sobre los distintos significados que les atribuye la cultura popular. Los y las adultas mayores, por supuesto, tenían mucho conocimiento al respecto, por lo que pudieron comentar, debatir y agregar información a la charla. A continuación, se leyeron algunos poemas de Alfonsina Storni que mencionan flores: “Soy esa flor”, “Tú me quieres blanca”, “Lo inacabable”. Luego llegó el momento de la producción: observaron diferentes modelos de caligramas, y pusieron manos a la obra para crear los suyos, a partir de dibujos de flores de gran tamaño. Podían usar los versos de Alfonsina que seleccionaran de los poemas leídos, aunque muchos prefirieron escribir textos que pensaron en el momento u otros que recordaron, fundamentalmente de canciones. Para finalizar, todos compartieron la lectura del libro álbum con texto de José Saramago, “La flor más grande del mundo”.


El martes 6 otro grupo visitó a los nenes y nenas de sala de tres años del Centro de Primera Infancia. Una simpática flor-títere convocó la atención a escuchar la lectura del cuento “Bicho patudo”, de Norberto Rey e ilustrado por Nora Hilb. Los personajes del libro reaparecieron en las fichas de un memo test gigante, para pasar un rato divertido buscando los pares de bichitos. El títere regresó para mostrar a los nenes y nenas una lámina con un gran árbol que aún no había florecido: todos juntos se dedicaron por un rato a colorear flores, hojas e insectos de lo más diversos que pegaron en el árbol, y que quedó en la sala  junto con el juego para que recordaran el cuento y el encuentro.

La primavera floreció en poemas y cuentos, en juegos y actividades, y los participantes de la Capacitación en diseño de proyectos de animación a la lectura seguirán haciendo brotar semillas de lectura por la Ciudad.

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