Homenaje a Liliana Bodoc en La noche de los museos

El lluvioso sábado de la Noche de los Museos tuvo un momento de gran emoción en la Biblioteca del Congreso. Allí, junto a Márgara Averbach, Verónica Carrera y Juan Guinot, Mario Méndez participó del homenaje a Liliana Bodoc. Estas fueron sus palabras.



Buenas noches, ¿cómo están? Muchas gracias a todas y todos por estar acá, homenajeando a esa escritora tan genial que fue Liliana Bodoc, a esa mujer tan genial también. Yo elegí para homenajearla centrarme en su dimensión de ciudadana comprometida: Liliana sostenía con hechos lo que decía en charlas, conferencias o entrevistas: que la literatura es, siempre, política.

Esta mañana, mientras terminaba de delinear mi participación en este momento escuché una vez más (la había presenciado en el teatro Auditorium de Mar del Plata) su charla de apertura de las XVII Jornadas de Jitanjáfora, que se puede encontrar publicada en Youtube con el título “La literatura en tiempos de oprobio”.

Además de emocionarme, porque me fue inevitable recordar que estuve allí con ella, que también en ese mismo teatro yo mismo la entrevisté, que luego cenamos juntos y charlamos como amigos (ella, es sabido, tenía la cualidad de hacerte sentir amigo e importante a poco de conocerte, de escuchar y de abrirse maravillosamente), además de la emoción, decía, las palabras de Lili me hicieron, una vez más, reflexionar.

A poco de empezar la charla dijo esto, que transcribí para compartirlo ahora: “Creo que en las palabras suelen replicarse los mismos debates, tensiones y enfrentamientos que en las sociedades que las pronuncian. Política es una palabra donde esa pugna se hace evidente porque han proliferado quienes procuran reducir el concepto política a partidismo, ser persona política, a ser militante, afiliado, candidato… Pensar políticamente a pensar maquiavélicamente. Esto persigue un objetivo, y convengamos que lo consigue muchas veces, que es empequeñecer la discusión que toda sociedad debe darse acerca de su presente, de su pasado y de su destino. Arte, educación y política son conceptos entramados y dependientes. Si la educación es vapuleada, es vapuleada la palabra de nuestros niños y nuestros jóvenes y con la palabra sus capacidades, sus sueños y sus derechos. Entonces, la pregunta que todos nos hacemos, pero muy especialmente los escritores es: ¿debe la literatura erguirse en defensa de la palabra atropellada? ¿Y quién, si no?”.

Esto decía Liliana, y era consecuente, en su literatura y en sus acciones, con lo que pensaba y decía. Por eso, en esta Noche de los Museos, noche política, noche de cultura y educación, yo elegí para leerles un poema que Liliana escribió especialmente para el libro que publicó el ECuNHi, y que surgió de la respuesta de escritores e ilustradores ante el horror de una represión contra una murga poblada de niños, "Los auténticos reyes del ritmo", en enero de 2016. El libro, dicho sea de paso, se puede conseguir en el ECuNHi y entre algunas otras librerías, en El libro de arena, la librería de la editorial Calibroscopio, que mencionó porque los amigos de Calibroscopio aportaron silenciosamente para que el libro se publicara, como hicimos todos los artistas que participamos: todo para denunciar el atropello, primero, y para colaborar con la desfinanciada casa de Cultura de las Madres de Plaza de Mayo, también.

"Los auténticos reyes de la historia"

Me voy de carnaval
A murguear, a construir la fiesta.
¿Va a venir a escucharme? Yo soy de las que cantan.
“Vamos rojo al ritmo de la murga”.
Me contaron que esto de la murga es viejo como usted.
¡No se me enoje!
Eso me hace feliz porque me da un pasado,
no un día sino muchos.
Un pasado, ¿me entiende?
Un barrio como un mundo.
“Todos los domingos siempre voy a estar
recordando siempre al que ya no está”.
Me voy de carnaval, de redoblantes.
Burla para el infierno.
Me voy de mascarada a celebrar que somos los que fuimos.
Después pase un ratito y me saluda.

“Vamos rojo al ritmo de la murga”
y de repente se rompió la risa.
Se deshizo la gracia.
¿Qué pasa?
¿Por qué duelen los cantos?
¿Quién golpea? ¿Quién corre?
Mi máscara chorrea por la frente.
¿Por qué, si estoy bailando?

Mañana, cuando ya no tenga miedo
voy a pensar despacio.
Mañana voy a entenderlo todo
y que ¡Oh, dale oh!
No hay paliza más grande que una fiesta del pueblo.
¡Dale, oh! ¡Dale, oh!
Ellos van a pasar
y la murga
va a seguir calle arriba.
Dale oh, dale oh.
Hasta la vida.

Para finalizar, les quiero contar que entrevisté a Liliana tres veces, dos en Mar del Plata, y una en La Nube, en diciembre de 2015, a poco de la primera elección presidencial, antes del balotaje. Esa entrevista está publicada en nuestra publicación El libro de arena, del Programa Bibliotecas para armar. 

Liliana terminó la entrevista con estas palabras:
“Quiero agradecerles muy especialmente. La Nube es un lugar maravilloso que habrá que defender más que nunca. Y agradecerles las lecturas y la escucha y el cariño y los aplausos por supuesto y las sonrisas. Yo digo que más allá de cualquier cosa, y de cualquier pensamiento, y de cualquier esperanza o desesperanza que nos generen los días que nos toca vivir, más allá de eso tenemos que empecinarnos como una tribu. Yo estoy con eso, estoy jodiendo mucho con eso porque me parece que por ahí pasa la cosa; la debilidad o la fortaleza. Recordarnos aldea, recordarnos tribu. Para todo. Para lo que venga para bien y para mal. Gracias. Gracias de verdad”.


N. del E.: Se puede acceder a las entrevista completa a través de los siguientes enlaces: 

"Todos sabemos lo que nos pasa cuando un libro nos enamora."
"Cuando los ilustradores son buenos, muchas veces proponen contenido."


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