Escenas de un recuerdo

En esta nota, María Laura Migliarino recupera su experiencia, junto a Pablo R. Medina, en el armado de Relatos de la Patagonia originaria. Mitos y leyendas de los tehuelches y mapuches, una antología de leyendas, que parte de las grandes recopilaciones clásicas.


Por María Laura Migliarino

Las cosas escritas se pierden, la palabra escuchada queda para siempre”, dijo una vez Kinchuala, el centenario narrador mapuche, y agregó que la única forma de hacer perdurar para siempre la tradición de su pueblo era a través de un nütram -narración de sucesos verdaderos- o una epeu -relato de cosas fantásticas-. Los mapuches, y en sentido amplio, los araucanos, tuvieron una gran tradición de narradores orales, que supieron perpetuar y difundir los saberes, las prácticas, y su cosmovisión, de generación en generación. 

Hace muchos años, sin saber lo que la vida nos depararía un poco después, junto a Pablo R. Medina, decidimos armar un libro que recuperara algunos de los textos recopilados por investigadores/as y escritores/as. 

El propósito era conocer cómo veían y explicaban los araucanos ciertos fenómenos del mundo, y cómo se advertía esto a través de sus creencias y religiones. Así fue la “cocina” de Relatos de la Patagonia originaria. Mitos y leyendas de los tehuelches y mapuches, editado por primera vez en el año 2007 por Ediciones Continente. 

La clasificación y selección del material fue bastante ardua, y como en toda selección, algo caprichosa y arbitraria. Cuando empezamos a revisar el material, notamos que en la primera mitad del siglo XX, muchos investigadores e investigadoras se habían dedicado a recoger y transcribir la palabra y el pensamiento de estos antiguos pobladores, que se presentaba en forma de leyendas, anécdotas, oraciones, canciones y adivinanzas. Tal vez, no con el sentido que les damos en la actualidad, sino más bien como preguntas que un adulto le hacía a un joven, para poner a prueba sus conocimientos acerca de su propia cultura. En nuestra búsqueda, nos topamos con las recopilaciones y la destacable labor de Berta Koessler Ilg, Lehman Nitsche, Lorda Pellerón, Ernesto Morales, y Berta Vidal de Battini, entre muchos otros. De todo ese material, elegimos los relatos que nos parecieron más atractivos literariamente, y que además representaban y sintetizaban la cultura de estos pueblos.

Una vez hecha la selección, encontramos cierta dificultad en la lectura de muchos de estos textos. Por el estilo en el que estaban escritos y porque incluían muchas palabras de las que no conocíamos la traducción a nuestra lengua. Por eso, además de una bibliografía general que da cuenta del origen de cada transcripción, el libro cuenta con un glosario alfabetizado.

Cuando llegó la hora de presentar el material tuvimos que tomar nuevas decisiones. Fue así que con mucha controversia, realizamos una reformulación textual que facilitara la lectura.

Para Pablo y para mí, la cuestión de la comprensión lectora siempre había sido un importante  tema de conversación. Nunca nos convencimos del todo de que la lectura fuera solo un proceso de decodificación de signos, o un camino que “abre a la imaginación”, o la relación entre un emisor que escribe y un destinatario que lee.

Siempre pensamos en el acto de leer, como en la posibilidad de acceder a una forma de difusión del pensamiento y de encontrarse con un mundo que nos acerca a otro, al que tal vez no podríamos acceder de otra manera. Desde ese lugar quisimos recuperar la palabra que viaja atravesando generaciones y desde nuestro presente acercarnos a estas culturas originarias, con las que al habitante de las ciudades le cuesta tanto vincularse.
Pusimos el acento en la recuperación de esos relatos, y no en interpretarlos, o darles una explicación. La idea -desde siempre- fue acercar el material al lector y que éste, en el encuentro con el texto, en su lectura, pudiese encontrar el sentido a lo que de allí le resultara significativo.

Organizamos el trabajo a partir de preguntas, porque en definitiva este tipo de relatos fueron intentos de dar respuesta a fenómenos naturales, sociales y culturales que no tenían una explicación científica.

El criterio de selección fue el de elegir historias que dieran respuesta a las grandes preguntas del hombre: ¿Cómo aparecieron las cosas en el mundo?, ¿Cómo aparecieron los hombres y las costumbres?, ¿Dónde van las almas de los grandes?, ¿Cuál fue la última canción de los mapuches? ¿Cómo se enfrenta la muerte?

En pleno siglo XXI contamos con muchas herramientas que responden a estas preguntas sin necesidad de recurrir a la literatura. Luego de doce años de la primera publicación y con varias reediciones, reviso nuestro trabajo y elijo quedarme con la palabra poética de todos estos textos. Además, pienso que Pablo, como lo cuenta un fragmento de la leyenda “El Río de la Lágrimas y su balsa”, habita allí abajo “…donde la vida es mucho más bella que sobre la tierra, que existen prados sin nieve, colinas suaves con arboledas, plantas con frutos maduros y al propio tiempo en flor, ríos y arroyuelos por doquier, con toda clase de peces, animales salvajes para cazar y también leones y avestruces. Les hablé de Mapu, la tierra hermosa, donde nunca falta de comer ni de beber y donde todos los días son de fiestas y descanso.”

Sin su presencia y su compañía este libro no habría sido posible.


Relatos de la Patagonia originaria. Mitos y leyendas de los tehuelches y mapuches
Laura Migliarino y Pablo R. Medina (compiladores)
Ediciones Continente, 2008.

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