LA IDEA INCREÍBLE
Les acercamos esta nota de Olivia Murphy
que recomienda una recorrida por la obra poética de la gran Idea Vilariño.
Por Olivia Murphy*
*Olivia Murphy es estudiante, le interesan la lectura y el arte.
Empecé
a leer poesía durante la adolescencia. Sin mucho criterio, iba leyendo poemas
sueltos hasta que encontraba alguno que me cautivara y entonces ahondaba más
sobre la obra de ese autor. Recuerdo que un día, en algún rincón de internet,
encontré un poema de Idea Vilariño, tal vez el más conocido: “Ya no”. Es un
texto simple pero desolador, una enumeración de cosas que ya no va a poder
hacer con una persona amada. “Ya no será / ya no / no viviremos juntos / no criaré a tu hijo / no coseré tu
ropa / no te tendré de noche / no te besaré al irme / nunca sabrás quién fui / por qué
me amaron otros […]”.
Así conocí a Idea, y a su forma de mostrarnos
las vivencias más comunes como algo desgarrador y hermoso a la vez. Muchos de
sus escritos hablan sobre el amor, más tarde supe que la gran mayoría, -por no
decir todos-, están dedicados a Onetti. Al haber sido amantes toda su vida, esa
contradicción entre el enamoramiento y el “no- estar” están muy presentes. Hay
versos que, si fuesen dichos por una amiga mía, en mi rol de centennial le diría que está obsesionada
y que eso no es amor; pero los escribe Idea y los convierte (según mi parecer)
en la mejor poesía del siglo. “Sos un extraño / un huésped / que no busca no
quiere / más que una cama / a veces. / Qué puedo hacer / cedértela. / Pero yo
vivo sola.”
Todos sus poemas están llenos de drama,
angustia, muerte y belleza. Y eso es lo increíble de Idea, hace que la vida
parezca oscura y que la muerte esté viva.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el
secreto,
sino darse y tomar perdida,
ingenuamente,
tal vez pude elegir, o
necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar
silenciosa
y despiadadamente al borde de la
angustia
y este terco sentir debajo de su
música
un silencio de muerte, de abismo a
cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores
quietos
que podrían llenar mi vida con un
nombre
en vez de buscar al evadido del
hombre,
despojado, sin alma, ser puro,
esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el
secreto.
sino amarse y amar, perdida,
ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor
ardiente
o tener un profundo destino de
semilla
en vez de esta terrible lucidez
amarilla
y de este estar de estatua con los
ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O
necesariamente...
Tal vez (1942)
Comentarios
Publicar un comentario