Una mirada antropológica sobre lo lúdico


A través de las leyendas, nos acercamos a las diferentes culturas originarias; a su arte y sus prácticas socioculturales. En distintos aspectos de la vida cotidiana, encontramos marcas de identidad que se reflejan en la literatura. Mónica Tacca nos acerca a las prácticas lúdicas que posteriormente se resignifican en las leyendas de los habitantes originarios de nuestro país.

 


Por Mónica Tacca*


Jugar es una práctica que podemos registrar en todas las culturas. Hay juegos grupales, infantiles y de adultos, también existen juegos solitarios o de a dos. Los juegos son muy diferentes: algunos requieren habilidades físicas otros son de ingenio, estrategia o mentales. Es interesante destacar, pese a la diversidad de los modos, que el juego socializa y permite reconocer reglas y pautas (convenciones) en las que los jugadores se ponen de acuerdo. A través del juego también se expresan las tensiones y contradicciones socioculturales, se castigan las trampas, se aprende a perder y a ganar. Cada cultura ha configurado el juego como una práctica social propia.

La mirada sobre nuestros pueblos originarios, en general, se posa más sobre lo político, social, territorial y simbólico-religioso, no obstante, hay estudios sobre los juegos en diferentes culturas originarias.

Existen libros sobre estas prácticas, en los que podemos adentrarnos más en la historia de nuestra cultura. Por ejemplo en la colección Cuadernos de historia popular argentina (editada por el Centro Editor de América Latina), el texto titulado Los juegos indígenas, da cuenta de los orígenes de algunos deportes en América latina, anteriores a la conquista española.

El palin, mapuche, fue denominado chueca por los españoles, ya que encontraron parecidos con ese juego español. El palin consiste en golpear una pelota pequeña con un bastón y tratar de meterla en el arco contrario. Son claras las similitudes con el hockey y algunos señalan también semejanzas con el golf. El juego se desarrolla en una cancha y ambos equipos (entre 5 y 15 jugadores cada uno) se enfrentan con posiciones específicas. En general se lo caracterizó como un juego masculino.

Las pelotas eran de madera o de goma natural. Según varios autores los juegos con pelota de goma son de origen americano, en el sur de nuestro país, existen algas y plantas que son elásticas y con ellas confeccionaban las pelotas, práctica que luego aprendieron los europeos en contacto con aborígenes.

Otro juego con pelota de goma muy extendido, consistía en tirar la pelota a otro jugador que la ataje, si la pelota cae al suelo se pierden puntos. Este juego sí lo jugaban las mujeres y las niñas. Aquí hay autores que señalan las similitudes con el handball. También jugaban a las bolitas y hacían tableros en la tierra para jugar con palitos.
 
Otro texto que aporta al conocimiento de esta faceta cultural es el libro Actividades Juegos Y Deportes Indígenas de José E. A. Machicote. Este libro comparte la búsqueda de los numerosos juegos y deportes de las múltiples culturas aborígenes del territorio americano, donde el juego tuvo una gran importancia cultural y religiosa.
 
En el libro Juegos Y Alegrías Coloniales en Chile, de Pereira Salas, encontramos láminas que ilustran escenas del juego y gráficos explicativos de su funcionamiento.
 
Reconocer la diversidad pero también las semejanzas de las prácticas lúdicas contribuye con una mirada más tolerante y enriquecedora de las prácticas identitarias colectivas de nuestro país y de la región.


Libros para saber más:

Magrassi, Guillermo y otros. Los juegos indígenas, en La vida de nuestro pueblo. Una historia de hombres, cosas, trabajos, lugares, n°15, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982.

José Eduardo A. Machicote. Actividades, juegos y deportes indígenas. Santa fe, Asociación Profesional de la Educación Física de Rosario, 1994.

López von Vriessen, Carlos. La prohibición del palin o chueca en Chile entre los siglos XVII y XVIII, Revista Aloma 2009. Santiago de Chile.

Eugenio Pereira Salas. Juegos y alegrías coloniales en Chile. Chile, Editorial Zig Zag, 1947.



* Mónica Tacca, antropóloga, docente e investigadora de la universidad de Buenos Aires y coordinadora del espacio multidisciplinario “Arqueología, Antropología y Etnografía” en Tecnópolis.

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