Entre la historia y la ficción
La vida, muerte y eternidad de Eva ostentan dos de las características principales de “mito” que admite la escuela antropológica estructuralista de Levi-Strauss: la existencia de extremos políticos, sociales, económicos o culturales aparentemente irreconciliables por un lado y la existencia del mito como relato de hechos extraordinarios que los explica o justifica, constituyendo el infinito donde las paralelas finalmente se juntan. Allí donde la historia y el mito se bifurcan, aparece la ficción para cerrar la historia, otorgándole un sentido según cada autor.
Ave, Daniel Santoro, 2011. |
Por Horacio Semeraro*
Por tratarse de una etapa de la historia argentina en la que el país se dividió en fracciones antagónicas ferozmente enfrentadas, es imposible conciliar las versiones históricas, no así la literatura tratada desde la licencia que otorga la ficción y midiendo sus valores desapasionadamente, imparcialmente, medidos desde el oficio.
La mayor parte de la literatura que tiene como protagonista a Evita se encuentra dentro del género de novela histórica, recreándola desde la ficción, o contemplando aspectos particulares de su vida. Basta recordar a Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, libro que tiene como protagonista principal al cadáver de Eva. El libro fue definido por Carlos Fuentes como “alucinante novela, perversa historia de amor, impresionante cuento de terror y algo más”. Más allá de las antinomias, su valor literario resultó ampliamente aceptado por la crítica. Por su parte, Vida sentimental de Eva Perón, de María Sucarrat, o Evita, la loca de la casa, de Daniel Herrendorf, profundizan diferentes aspectos amatorios o pasionales.
Otros autores enfocaron el tema desde la faz histórica, ya sea a través de fotos -caso del Evita, de Felipe Pigna- o desde un ángulo biográfico, como Alicia Dujovne Ortiz o Marysa Navarro. La ficción se introduce en lo biográfico en libros como La Pasión según Eva, de Abel Posse.
Un tercer grupo de escritores, entre los que se encuentran Juan José Sebreli (Eva Perón ¿Aventurera o militante?), Nelson Castro (Los últimos días de Eva), Fermín Chávez (Eva Perón sin mitos) y Norberto Galasso (Yo fui el confesor de Eva Perón) abordaron el tema buscando separar el mito de la realidad, desacralizando imágenes establecidas con espíritus críticos desde ensayos y reflexiones personales, al tiempo que Guillermo Saccomanno, en Roberto y Eva. Historia de un amor argentino, relaciona intertextualmente a Eva y Roberto Artl. María Rosa Lojo en su libro Amores insólitos de nuestra historia, escribe un cuento conmovedor sobre Eva y su cuerpo yacente. El libro de Alfredo R. Lanusse, Ave María Eva, profundamente revelador, es un libro testimonial con datos inéditos sobre Eva. Otro tanto ocurre con obras cinematográficas, que aportan abordajes originales, como Evita, quien quiere oír que oiga, de Eduardo Mignona, o Juan y Eva, de Jorge Coscia), además del célebre musical Evita.
Polémica, amada, odiada, vituperada o santificada, más allá de la eternidad de su cuerpo embalsamado, resulta paradójico que Eva fuese finalmente inmortalizada por obra y gracia de la literatura, de donde pasó al teatro, al cine y a los musicales internacionales.
*Horacio Semeraro - Fue escritor, crítico literario y un asiduo colaborador de este suplemento. Murió en 2014. Este artículo publicado originalmente en 2011.
Fuente: La Gaceta
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